miércoles, 24 de abril de 2013

♥ "El último pétalo" ~ Capítulo 6 ♥

Me despertó el sonido de mi alarma a las 16:45, y un escalofrío apretó mi estómago sabiendo que en una hora estaría a su lado. Yo, como belieber, como nueva conocida. Él, como la jodida razón de mi vida.

Me desperecé haciendo un gran ruido y reí por lo bajo. Mama todavía no había llegado. Lo sabía porque de lo contrario, me habría tirado alguna zapatilla a la cabeza. Odia que haga eso como un oso. Me dirigí a mi habitación y cogí un pantalón corto y una camiseta de manga caída con unas sencillas zapatillas negras, a juego con la camiseta. Ropa interior, y a la ducha. Una ducha de unos quince minutos, rápida para mí, que solía dormirme en los laureles y darme cuenta una hora después con mamá aporreando la puerta. Coloqué mi ropa en el cesto y dejé que el agua cayese sobre mí durante unos dos minutos, sonriendo como una tonta ante todo lo que estaba sucediendo en mi vida tan poco tiempo. Justin, Jack, Abbigail, esas niñas de mamá, ese nuevo instituto, esa ventana, esa guitarra, Jota. Esos nervios constantes en mi estomago y esa lengua mojándose sus propios labios antes de hablar que me producía un escalofrío incontrolable que erizaba todas y cada una de las partes de mi piel. Su voz, ese olor a perfección y a hombre que irradiaba su abrazo y su calor. Siempre soñé con decirle tantas cosas, que ahora no tengo el valor de decir. Tantas veces preparé toda esa retahila de cosas por decirle, que ahora no me salen. Se chocan unas con otras queriendo salir todas a la vez. Mi mente está en blanco, pero mis labios susurran un “gracias por existir, y gracias por todo lo que me has hecho sentir en estos años”.

Salgo de la ducha con el aroma de mi champú favorito y mi cabello comienza a ondularse levemente. Seca, me visto, doy unas cuantas vueltas, me peino y demás detalles, y bajo al jardín a respirar el aire puro que rodea nuestra bella zona con una bolsita llena de palomitas. Doy unos cuantos pasos y miro la hora. 17:50. Faltaban diez eternos minutos para volver a engancharme de sus ojos., y no podía aguantar más.

_Chss, chss. -Escucho detrás de mí. Me giro, más no veo a nadie. Una risa. -Más arriba. -Levanto la vista. Sigo sin verle. Se que es él y me impaciento. -A la izquierda tonta.

BOOM. Tonta. Estúpida palabra que suena jodidamente dulce en sus labios.

Y le veo. Con su pelo hecho un lío, con un camiseta negra en pico, de manga corta, y hasta ahí me lo permite la vista. Sonrío como una completa estúpida, y no se cuanto tiempo paso así, pero sus manos comienzan a moverse en símbolo de atención. ¿El tomate? Pues yo estaba más sonrojada todavía.

_Ah, eh. Joder. -Susurro, inaudible.- ¡Hola! -Él se queda callado, mirándome fijamente con tres pestañeos por segundo antes de estallar en risas. Yo también me he dado cuenta de lo estúpida que acabo de parecer.
_¿Qué haces ahí sola? -Se rasca la nuca y bosteza. Hace poco que se ha despertado. Y no sé exactamente si de la siesta, o que todavía no había ni comido.

-Esperar a que el tiempo pase, y volver a tenerte cerca- Pienso.

_Tomando el aire, es precioso aquello. -Con una sonrisa señalo allí a lo lejos, el sol reflejado en el mar. -Parece tan débil allí. Un solo golpe puede tambalear aquello que nos mantiene vivos. Como una piedra en medio del océano. Si la tiras justo allí en medio, el Sol desaparecerá por unos segundos, a pesar de ser él el causante de que ahora mismo estemos vivos. -Bajo mi mirada en un suspiro, y vuelvo a mirarle. Tiene la cabeza ladeada y los labios curvados hacia la izquierda. Me observa con dulzura.

_Qué profundo eso que has dicho, ¿no? Es la primera vez que lo escucho. -Mira allí donde segundos antes, yo le había señalado. -Es realmente bonito, sí. ¿Quieres pasar? No voy a dejarte aquí fuera cinco miseros minutos. -Y suelta una carcajada de un segundo para volver a mirarme fijamente. Si fuese otra persona, eso me incomodaría. Viniendo de él, tan solo produce que mi corazón vaya a más de 300 pulsaciones por minuto.

Le sonrío y sin contestar, me levanto de un saltito y me dirijo a su puerta, tocando el timbre con felicidad. Le escucho reír y momentos después un “¡Voooy!” seguido de unos pasos rapidos y algo parecido a un golpe.

Me preocupo.
Abre la puerta.

_¿Justin? -Me mira, con la mano en la espalda y los labios tensos. No contesta. La expresión de su cara es demasiado graciosa y no puedo aguantar la risa más de tres segundos. ¿Te acabas de caer? -Afirma, igual de tenso, ahora aguantando la risa. Rompo a reír de una forma que pocas personas conocían, pues pocas personas realmente me habían escuchado reír de corazón. Pero era totalmente inevitable que él me sacase una sonrisa.

_Au. -Dice, por fin. Se une a mis risas. - Anda, pasa. -Me abre la puerta del todo, indicándome el paso con su mano, abierta. Me paro a unos cuantos pasos, cerrando los ojos y suspirando profundamente. Le necesito. Quiero volver a abrazarle. Pero esta vez no quiero separarme hasta que mi corazón deje de latir.

_¿Qué ocurre? -Su cabeza se asoma por detrás de mi hombro. Me giro rápidamente. Le miro a los ojos y él se da cuenta de lo que pasa. Suspiro temblorosa, y siento como se humedecen los ojos. _Oh... -Alza las cejas, con dulzura. -Oye, no. No llores. Tranquila Rouse. -Abre sus brazos y me abraza con fuerza. En ese momento, no escucho absolutamente nada más. Cierro los ojos y le aprieto contra mí, cogiendo una gran bocanada de aire. Mis lágrimas mojan su camiseta, y yo me siento culpable. Levanto la cabeza, queriendo quitarlas, pero él no me deja. -Eso no importa... - Segundos después, él levanta su cabeza y me mira tiernamente.
_¿Mejor?
_Yo..., lo siento, de verdad. -Me sonrojo y me deshago del resto de lágrimas que no habían desaparecido.
_Para nada. No es la primera vez que me pasa. -Acaricia mi brazo. -No tienes nada de lo que preocuparte. -Asiento con la cabeza y bajo la mirada. - Él sonríe y, cómo si del aire cogiese fuerzas, alza la voz con entusiasmo. -¿¡He oído palomitas!?

Ambos reímos al mismo tiempo.
Miro a mi alrededor, observando su casa. Es realmente bonita.

_Vaya, es preciosa Justin. -Digo sin parar de mirarla, asombrada. No me había fijado con detenimiento. Ayer digamos que no tenía ojos para nada más que él y sus palabras. Nada me parecía más importante que hacerle saber cuan importante era en mi vida.
_No solemos venir mucho, la verdad. Vamos de aquí para allá. Pero esta vez, parece que la estancia dará para mucho tiempo. Hay cosas que ni mi padre ni yo habíamos previsto que pasaran. -Me mira fijamente. No supe qué contestar.- Llevamos aquí unos meses, pero a cada vecino nuevo le decimos que vinimos hace poco, para no levantar sospechas, ya sabes.
_Vaya... -Bajo la mirada, nerviosa. Él ríe.
_¿Siempre eres así? -Pregunta, con una tonta sonrisa en los labios.
_¿Así...como? -Río.
_Tan tímida. Tan callada. Tan.. tierna. No sé, tan...
_¿Rara? -Elevo las cejas. Él sigue con la boca entreabierta.
_Oh no, no. No quiero decir eso. Es solo qué, bueno. -Tuerce la boca y me mira. -Solo es que... -Le interrumpo.
_Mírate Justin. Mírame a mí. ¿Notas eso? -Llevo la mano a mi corazón y le hago referencia- Lleva apoyándote más de cuatro años. He soñado tantas veces con el momento que viví ayer que ni siquiera encuentro las palabras, ¿sabes?
_Cuando te miro a ti, ¿sabes realmente qué es lo que veo? -Dice serio. Me asusto, y mi rostro lo refleja. Él calma su expresión, y continua. -Lucha. Eso es lo que veo. Y que si yo ahora mismo estoy en este momento a tu lado es porque un día tú quisiste que lo estuviese. El mérito es vuestro por entregarme el mundo entero día tras día.

Silencio.
Cabezas cabizbajas.
Sonrisas estúpidas. 
Unas escaleras, su habitación.

 Una guitarra, un impresionante MAC, una cama con las sábanas de un color negro que resaltaba en el blanco de su madera, una puerta que no sabía adónde llevaba, un pequeño sofá de color blanco al lado de una pequeña y mona estantería con bastantes libros, que me llamó la atención.
_¿Te gusta leer? -Le pregunté, pasando los dedos por encima. Él caminaba derecho a su MAC, a lo que se giró para observar qué decía.
_Me gusta cualquier cosa que pueda evadirme del mundo que me rodea por unos instantes. A todos nos gusta esa sensación de estar dentro de una historia que no es la tuya, por muy increíble que sea la vida que tengas. -Entendí. -Siéntate aquí si quieres. -Me señaló su cama y le hice caso. Era blandita y suave. Reí, pero me callé al instante, tímida. Él también reía; se había dado cuenta de mi “interesante” reacción.

_¿Cómo es tu Twitter, Rouse? -Me llamó.
_¿Eh?
_Tu Twitter, dímelo.
_Oh... Ehm... -Me avergoncé. Estaba dedicado a él. - Es @xMrsBelieve.
_-Levantó una ceja y me miró de reojo, sonriendo dulcemente. - Listo.

Comenzó a escribir un par de cosas. Siempre sacaba tiempo para sus beliebers. Era adorable. Cerró la página y se dispuso a poner una película, que según él, era de comedia y le encantaba. Se sentó a mi lado y me miró de reojo. Miró las palomitas que llevaba en las manos. Volvió a mirarme. Silbó distrayéndome y en una décima de segundo, su mano ya hurgaba la bolsa. Él comenzó a reír y se metió unas cuantas en la boca, haciendo un gesto de ninja que me hizo reír con la boca llena, para desgracia mía.

_Nadie gana la rapidez de Bieber. -Rió y volvió a robarme palomitas. La película ya había empezando, pero lo cierto es que ninguno de los dos le estaba haciendo caso.
_¡Oye! ¡Déjame tragar! -Le reñí. Me miró fijamente y elevó sus cejas varias veces. Lo pillé. Abrí al máximo mis ojos- ¡¡Oh!! ¡Pero serás guarro! -Le dí un golpe en el hombro.
_Oye, a Bieber no se le pega. -Me cogió las manos con una de las suyas y intentó hacerme cosquillas. -Pídeme perdón.
_¡No! -Comencé a patalear y a reír como una niña, y él disfrutaba viéndome sufrir, pues tenía la sonrisa más grande que hasta ahora le había visto.
_¡Disculpate! Di; lo siento mucho ilustradísimo príncipe Bieber.
_¡No! -Reía todavía con más fuerza.
_¿No? -Me soltó las manos y volvió a la cara esta vez con las dos manos a la vez. -¿Segura? -Se contagió de mi risa.
_¡Para!
_¡Disculpate!
_¡Perdón!
_¿Perdón qué? -Seguía riendo con fuerza viendo como me revolvía ante sus cosquillas. La película seguía a su royo paralelo.
_¡Perdón Bieber!
_¡Príncipe! Perdón príncipe Bieber. ¡Dilo!
_¡¡JUSTIN!! -Me levanté de golpe, quedando a centímetros de su rostro. Me agarró de la cintura fuerte. Le había asustado. Cuando me di cuenta de lo jodidamente cerca que estaban sus labios de los míos, a apenas diez centímetros, mi respiración se agitó. Él mojó sus labios y me miró a los ojos.
_¿Decías? -Susurró serio. Podía notar su aliento rozar mi cara.
_Lo siento.
_Príncipe Bieber.
_Lo siento, príncipe Bieber. -Le repetí, en el mismo tono.
_Swaggy. -Susurró. Morí. Volví a nacer. Volví a morir otra vez. Cerré los ojos y suspiré. Los volví a abrir y el seguía a la misma distancia. Mis piernas se habían enredado en las suyas como método de defensa ante las cosquillas. Sonrió.
_Eh, sí, bueno. -Me separé de él, a pesar de que sus ojos seguían fijos en los míos de una manera demasiado sexy. -Gracias por atacarme. -Volvió a reaccionar.
_Gracias por obedecerme. -Le miré, incrédula. Él rió. -Es broma, es broma. No te enfades.

En ese momento se escuchó una puerta. Justin me miró. Parecía asustado, y yo me asusté todavía más. Seguramente sería Jeremy, ¿qué problema había?

_Me dijo que no volvería hasta la noche. -Me dijo, bajito.
_¿Pero, qué pasa? ¿No es tu padre?
_Él, sí. La que viene con él no. Si sabe quien soy, todo esto se acabará.
_¿Si lo sabe quién? ¿El qué? - Justin no paraba de moverse arriba y abajo de la habitación. Se dirigió al MAC, y lo apagó de golpe. Miró esa puerta. Fue hacia ella. Volvió. Palomitas, las vio, las escondió.
_Le prometí que saldría. No se fía de mí.
_No entiendo nada.
_No hace falta. -Me miró a los ojos.
_¿Kevin? -Gritó el que parecía ser Jeremy.
_¿Kevin? -Repetí yo.
_Mierda. -Me agarró del brazo con fuerza y me acercó a él. La cama. La miró. -Agachate.
_¿¡Cómo!? -Abrí los ojos, incrédula. -Justin, no entiendo nada. ¿Qué pasa? ¿Por qué te llama Kevin?
_Por que no viene solo. Rouse, si descubren quién soy y dónde estoy, ¿eres consciente de lo que eso puede significar?
_¿Kevin, estás en casa? -Los pasos se hacían más próximos. La risa de una mujer se escuchó. Justin me miró y se puso de rodillas, estirándome del brazo para que hiciera lo mismo.
_Debajo de la cama, vamos. -Me hizo pasar a mi primero. Un estornudo. Polvo. -Shhh. - Me tapó la boca con su mano y se coló debajo de la cama justo detrás mía, un segundo antes de que Jeremy abriese la puerta. Su mano seguía en mi boca.

Su espalda contra la mía.

Su respiración en mi cuello.

NARRA JUSTIN

Llevaba casi dos meses en esta pequeña zona de L.A., a pesar de que pasaba algunos fin de semana fuera de aquí por cuestiones creo, evidentes. He conocido a todo tipo de personas. Mentiría si dijese que no tuve nada con nadie. Nadie me conoce como Justin, excepto ella. Ella. Rouse. Tan solo llevaba aquí menos de una semana y ya me daba la sensación de haber compartido con ella todo este tiempo. Todos me llaman Kevin. He notado la mirada fija de muchas personas, y el cuchicheo de muchas otras. Si dijese mi nombre real, todo acabaría aquí. Es un regalo el hecho de que aquí no me conozca nadie, la verdad. La única persona con la que tuvimos problemas yo y mi padre fue con Shara, una chica que Jeremy conoció hace tiempo.Shara supo quien era. No hubieron nombres ni D.N.I's falsos que sirvieran. Prometió que no diría nada a nadie. Mintió. Nos jodió totalmente la vida en Los Angeles. En menos de una semana habían más de cien emisoras de radio y televisión alrededor de nuestra casa en la zona oeste de L.A. ¿Que si se pasa mal? Miles de chicas gritando mi nombre y llorando por la emoción de tenerme cerca, y saber que en cuestión de días ya no podría tenerlas junto a mí. No puedo dar mil abrazos en un día. Ni secar dos mil lágrimas en cuestión de horas. Y mi mayor deseo es calmarlas una a una, al igual que una a una, ellas me dedican todo su apoyo cuando más lo necesito. La palabra “duro” se queda corta ante situaciones como esta. Hace poco menos de dos meses vinimos a la zona este. Tan tranquila, bella y soleada. Jeremy y Shara no se olvidaban. Mi padre me estuvo mintiendo durante un tiempo. Notaba en él una extraña sensación que nunca había sentido. Muchos findes fuera. Mucha tensión. Su insistir en que estudiase en casa de algún compañero. Hasta que supe el porqué. Ella estaba aquí de nuevo.
Hace una semana, vino ella. Tan dulce, tan tierna, tan bella. La vi el mismo día que bajaba de aquel taxi. Y desde ese día se mantiene en mi mente momento tras momento. Mentiría si dijese que no siento miedo. Miedo a que me vuelvan a traicionar. Miedo a que tenga que volver a rehacer mi vida en otro sitio lejos de aquí, y lejos de todo lo que me rodea. Por mucho que vean desde fuera, por dentro también soy humano. Tengo sentimientos, y sufro. Cojo cariño a las cosas y a las personas demasiado rápido. Pero se que ella no es como las demás. Lo vi en sus ojos el primer día que la conocí. Me encapriché de su voz el primer día que la escuché.

Jeremy cerró la puerta. Las voces se escuchaban ya lejos.
_Justin... -Susurró Rouse. - ¿Qué ocurre?
_Se llama Shara. Nos traicionó hace tiempo. Ella estaba con Jeremy, pero le dijo al mundo donde estaba yo. El tenerlo todo en sus manos le superó. -Susurré, cerca de su oído. Su pelo olía realmente bien. -Ahora vive engañada. Ella piensa que Jeremy vive con su sobrino, un tal Kevin. No sabe que ese Kevin, soy yo. -Resoplé. Ella tuvo un escalofrío y lo noté en mi abdomen, justo pegado en su espalda. Sonreí culpable de aquello. Bajé mi mano a su cintura.
_Q-qué estúpida. -Se cortó.
_Rouse. -Le llamé.
_¿Hmm?
_Gírate, mírame. Me estoy tragando tu pelo. -Reí bajito y ella me imitó. Se giró. Notaba su respiración golpeando mi cara. -Tienes que prometerme una cosa.
_¿Sí?
_Prometeme que pase lo que pase, vaya donde vaya, nunca me traicionarás. -Ella intentó hablar, pero la callé con el dedo índice en sus labios. -Confié en ti desde el primer día en que te vi. Por favor, no me hagas arrepentirme. Ni de eso, ni de nada de lo que pase.
_Jamás sería capaz de hacer eso Justin. Te lo prometo. -Susurró, muy cerca de mí.

Cerré los ojos, y ruidos comenzaron a escucharse en el silencio de la habitación, provenientes, obviamente, de la habitación de Jeremy.

_Vaya, no pierden el tiempo. -Rouse rió bajito.

_¿Quien dijo que fuese necesario esperar? -Susurré, apenas rozando su nariz con la mía.

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2 comentarios:

  1. ¿No estarán Jeremy y Shara...?jajaja
    Quiero el siguiente yaa tiaa :D

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    Respuestas
    1. JAJAJAJAJAJAJAAJAJ creo que estaban ...
      JAJAJAJAJAJA ♥

      Ya está el séptimo <3

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