domingo, 26 de mayo de 2013

♥ El último pétalo ~ Capítulos 17 & 18 ♥

Capítulo 17
Siguiente clase; historia.
El sitio de Justin, vacío.
Siguiente clase; latín.
¿Justin?
Siguiente clase; biología.
Recreo.
Y nada de él.

Suspiro tras supiro, mirada tras mirada. En segundos, ya estaba fuera del instituto. Que los alumnos de bachillerato pudiesen salir a la hora del recreo era genial. Gail encendió un cigarro con el mechero de uno de los chicos que pasaba por alli, y la miré de reojo.

_¿Desde cuando fumas?-Le pregunté extrañada. Ella se encogió de hombros y sonrió.
_Me apetece.
_Pues trae. -Le quité un cigarrillo del paquete que volvió a guardar en segundos. Palpé mis bolsillos en busca de fuego y gruñí. -Joder. -El sonido de un mechero encendiendose en mil chispas llamó mi atención justo delante de mis ojos. Él. Mi cigarrillo encendiendose de un color rojizo, al igual que mis mejillas. Su mirada se clavó en lo más profundo de mis ojos. Tanto, que me produjo escalofrios. Una mirada que aguantó diez segundos antes de marchar, con su camiseta de mangas cortas azul oscuro y sus pantalones ceñidos. Diez segundos que me bastaron para colarme dentro de él y saber que Abbigail había tenido razón desde el principio. Que sus ojos color miel ya no eran dulces. Que ahora se tornaron oscuros y tan profundos, que el abismo asustaba. Su mano tensa, ante mí, y ese iris que brillaba, expresivo. Tensa y temblorosa al mismo tiempo. Sujetando algo más que un simple favor. Sujetando en sus manos un sentimiento que estaba a punto de romper contra el suelo en mil pedazos, y que no volvería. Por mucho que te disculpes ante un espejo roto e intentes reconstruirlo, nunca volverá a mostrarte la misma imagen. Perfecta, exacta, inconfundible. Los sentimientos no son más que frágiles figuras de cristal, y si las quiebras, poco a poco irá iniciando su descenso, hasta que la realidad recoja su forma en pedacitos irreconstruibles. Le tendí el cigarro a Gail, que ahora tenía dos. Me miró confusa.

_Justin... -Susurré, apenas inaudible. Pero suficiente para que su cuerpo quedáse esático ante mí. Ladeó su cabeza, observandome desde el rabillo del ojo. Abbigail miraba inexpresiva un punto fijo entre ambos. Tres pasos y ya estaba a su lado. Él cerró sus ojos ante el tacto de mis dedos en su brazo. -¿Adónde vas?
_No lo sé. - Contestó, con una voz ronca.
_Tienes que saberlo. -Giré mi cabeza hacia la de Gail, que me hizo un gesto antes de volver a entrar en el instituto.
_Pues no lo sé, ¿vale?
_¿Qué te pasa?
_¿Que te pasó a ti ayer, Rouse? -Su voz tajante casi cortó mi frase. -Pasamos la noche juntos, te lo doy todo, te defiendo delante del que era uno de mis mejores amigos... ¿Sabes lo que él podría haberte hecho? -Mi estomago se encogió. -Jack no es buena gente. Puede que yo nunca haya disparado un arma -miró a su alrededor, y bajó la voz-, pero él sí. Y ha estado más veces en comisaria que en su propia casa -apretó su mandíbula-. Y te tenía en el suelo como un jodido trapo. Y siempre la lleva con él. -Hizo el gesto de apretar un gatillo, y mi piel se erizó. -Te defendí, y le dejé inservible para unos cuantos días. Te llevé al lugar más importante para mí desde que estoy aquí tan solo para decirte una jodida mierda. Y tú me dices que eres “una más”. Es decir, ¿realmente te consideras una de esas guarras a las que tengo comiendo de mi mano? ¿De verdad? Pensaba que te valorabas más. Yo jamás trataría como a una princesa a alguien de usar y tirar.

Como una princesa.
Princesa...

_¿Una mierda? ¿Es que el hecho de querer a alguien para ti es una mierda? -Le repliqué, con el estómago en un nudo irresoluble.
_No. -Cortó. -Es una mierda querer a alguien y que no valore todo lo que haces. -Me miró fijamente a los ojos, y bajé mi mirada avergonzada. ¿Qué podía contestarle? Sabía perfectamente quien llevaba la razón.

Silencio.

_Y todo simplemente por qué ella me vio en calzoncillos.-Rió. Realmente parecía chistoso.
_No.
_¿No? ¿Entonces por qué? ¿Acaso Gail me miró? -Lanzó, con ironía.
_Es que no quiero que nadie más que yo te conozca de esa manera. -Su expresión se relajó y sus ojos se entrecerraron. Suspiró y sus brazos se aferraron a mi espalda. Mi corazón se aceleró ante su abrazo.
_Tonta... -Besó mi pelo, y pude notar que había sonreído. Sonreí con él y tomó mi mano. Tiró de mí.
_¿Adónde vas? -Repetí.
_Adónde vamos. -Corrigió. Sonrió. Morí. -Ven conmigo.

En pocos segundos estabamos encima de Baffy, rumbo a una dirección desconocida. Mis brazos se aferraban a su abdomen firmemente, mientras él sujetaba los mangos de su moto con seguridad y una sonrisa oculta tras su casco. Aceleraba, aflojaba, aceleraba, y mi vida con él. Nervios que recorrían mi cuerpo de cabeza a pies y ese nudo en la garganta que aparece cuando estas a punto de llorar. ¿Se podía llorar de amor? ¿Por qué no? Este sentimiento apretaba tanto mi corazón que ni siquiera lo dudé.

El motor de Baffy se relajó, y el viento cesó. Justin plantó sus pies en el suelo a la espera de que yo bajase. Y realmente no entendía nada; un montón de hierba y de árboles era lo único que veía. Él guardó los cascos con una sonrisa pícara.

_¿Qué es...-Me interrumpió con un 'Shhht' y su dedo índice en los labios.
_Te van a oír. -Susurró, entre risas.
_¿Qué? ¿Quién? Si aquí solo hay árboles.
_No... Hay muchas cosas. -Volvió a susurrar. - Ven aquí. -Me cogió de la mano, colocandose a hurtadillas delante de mí, cosa que me hizo reír, a lo que él volvió a mandarme a callar. Fruncí el ceño. -Este es un lugar... mágico. -Abrió mucho los ojos y asintió, y por el temblor de sus labios supe que estaba aguantando la risa.
_¿Qué? -Levanté una ceja. -¿Por qué mágico? -Sonreí.
_¿Tú crees en las hadas? -Preguntó, imitando a Peter Pan, con su perfecta sonrisa en la boca.
_Eh...
_Yo sí. ¿Y tú?
_Pues... está bien.También creo en las... hadas. -Fruncí el ceño, confusa. Él rió, haciendo pequeños sus profundos ojos, que volvían a ser de un miel muy dulce.
_Este es un lugar donde las cosas se hacen realidad. Como en las películas. -Dió dos pasos, colocandose cual ninja. Tapé mi boca, para no reír.
_¿Y tú quieres ser un ninja?
_Nena, por favor. Ya lo soy. -Se indignó, moviendo el cuello rapidamente. Sonreí, dejando escapar una silenciosa risa. -Ven. -Me tomó de la mano y andamos unos minutos. Unos dos minutos después, un claro de bosque se presentó ante nosotros.Y más allá, un acantilado. Agua. ¿Agua?

_Ahora cierra los ojos. -Le hice caso, con una sonrisa en los labios. El Sol se coló entre rama y rama, calentando mi rostro con sus rayos. Mi piel se erizó ante el calor.
Él en mi espalda.Sus manos sobre las mías, alargandolas a los extremos, de modo que mi cuerpo quedó en forma de “ T ”. Él besó mi cuello y sonrió. -¿Quieres ver como realmente es mágico? -Seguía susurrando. Asentí con mi cabeza.

_Sí. -Me ruboricé. Acababa de entrar en su juego.

_Pide un deseo, en voz alta. Yo también lo haré. A la de tres.

Uno.
Dos.
Y...

_¡Quiero pasar el resto de mi vida a tu lado! -Gritamos a coro. Mis ojos se abrieron de golpe. ¿Qué coño..?

_¿Pero como has sabido...?

_Yo no fuí, fueron ellas. Pero todavía no nos han escuchado. Acercate más allí. -Me señaló justo donde el Sol se posaba, cerca del borde del acantilado, a unos cuatro o cinco pasos. Sentí el vértigo por mi interior. -Ahora. A la de tres. No me falles.

Uno.
Dos.
Tres.

_¡Quiero pasar el resto de mi vida a tu lado! -Volvimos a gritar, más fuerte.

Nuestro eco resonó por cada rincón de aquel paisaje, y segundos después, un sonido comenzó a hacerse más y más grande. ¿Alguna vez habeis escuchado a un buho? Pues algo parecido inundó el lugar, y con él, el viento, que zarandeó los árboles, súmandose al sonido. Justin imitó el sonido de los buhos, y estos le contestaron más fuerte. Los pequeños pájaros que dormían en los árboles alzaron su vuelo por encima de nosotros. Tan cerca, que Justin agachó mi cabeza entre risas. El viento removió las olas, haciendo que rompiesen justo debajo nuestro, saltando sus pequeñas gotas casi a nuestros pies.

_Ahora sí que están aquí. -Susurró en mi oído. Mi boca, entreabierta. Mi mente, viajaba. Observaba ese momento mágico, guardando en ella cada detalle. Mis ojos se humedecieron mientras el viento zarandeaba mi pelo, haciendome cerrar los ojos. -Piensa que puedes volar. -Sostuvo mis brazos.

_¿Cómo? -Reí, con los ojos cerrados.

_Piensalo. Piensa para ti misma que estás volando, que tus brazos son tus alas, que los míos son el impulso que te ayudará a despegar. Piensalo, cuando el viento azote tu cara. -Él acarició mis brazos, colocando sus manos en mis muñecas

Y no pude evitar recordar el final de esa nota que papá me dejó.

Recuérdame tal y como yo te recordaré a ti; lo más importante de mi vida, y cuida de mamá. Aunque siempre estéis peleando, te quiere con toda su alma.
Jamás olvides que estaré eternamente en tu corazón, y que si alguna vez me echas de menos, abre la ventana y cierra los ojos. Pon tu mano en tu corazón. Si una brisa de aire azota tus mejillas, seré yo en ese mismo instante.
Nunca te des por vencida, y si hay algo que desees en la vida, lucha por ello hasta que el cuerpo aguante. Nunca me falles. Persigue tus sueños, y hazlos realidad. Esté donde esté, estaré orgulloso de ti.
Te quiere, papá.”

Si una brisa de aire azota tus mejillas, seré yo en ese mismo instante.

Seré yo en ese mismo instante...

Y juro que lo hice. Despegué hacia un estado desconocido para mí. Amor, que dió vida a mis alas. Papá, que despegó mis pies del suelo como cada vez que mis piernas flaqueaban antes de marchar. Justin, que impulsó mi vuelo hacia el país de nunca jamás. De nunca jamás separarme de su lado. Miles de flashes comenzaron a inundar mi mente desde que llegué a Los Angeles hasta este justo momento, iniciando el vuelo de mi vida. Abriendo mi mente y mi corazón. Sonriendo como nunca. Lágrimas de felicidad.

Quien dijo que las cosas sucedían por algo, tenía demasiada razón.
Gracias papá, por dar tu vida por la mía.

_Princesa..-Susurró, a mi lado. Quédate siempre conmigo. Quiéreme. Amáme como si la vida se te fuese en ello. Yo recogeré día tras día los pedacitos de tu corazón. Y los guardaré en el mío, antes de tirar la llave al mar ante tus ojos.

_Lo haré siempre. Desde este momento, hasta el final del mundo.

Capítulo 18

Mientras tanto en el instituto...

_Abbigail. -Llamó una voz grave y ronca, firme. El jefe de estudios. Ella se giró y confusa, se acercó.
_¿Sí?
_¿Dónde está la señorita Risbourn? -Miró una extraña lista. -Rouse Risbourn. -Abbigail tragó saliva y intentó parecer lo más formal posible.
_No lo sé. -El jefe de estudios le miró por encima de sus gafas, enganchadas a su cuello por una pequeña cuerda roja. Suspiró y volvió su vista hacia la lista.
_Las he visto salir juntas a la hora del recreo. Usted volvió pero Risbourn no. No se lo preguntaré de nuevo. Dónde. Está. Rouse.
_No lo sé. -Insistió, firme.
_Bien, venga conmigo. -Él cogió su brazo con fuerza y tiró de ella. Abbigail se quejó; le había hecho daño.
_¿Adónde?
_Adónde yo diga.
_Suélteme. -Ella tiró de su brazo, alzando la voz. Lo que llamó la atención de Marshall: aquel nuevo profesor de filosofía, que miró de reojo la escena.
_Abbigail Lawrence. Usted va a venir a dirección conmigo. Llamaremos a su casa, está cubriendo la escapada de su amiga, y eso es una falta demasiado grave como para dejarla pasar.
_Perdone, señor. -La sexy voz de Marshall inundó los oídos de Abbigail. -Disculpe, he escuchado su conversacion. Yo me encargaré de hacer el parte de la señorita, vaya usted a seguir con sus asuntos, meramente importantes, estoy seguro. Estoy de guardia ahora, no tengo nada especial que hacer. -El jefe de estudios le miró durante unos segundos.
_Buenos días. -Se despidió.

Abbigail apretaba su brazo con fuerza; realmente le dolía. Miró a Marshall de arriba a abajo, mordiendose inconscientemente el labio. Marshall le miró a los ojos.

_Así que tu eres Abbigail. -Ella asintió. -He leído tu cuestionario. -Abbigail tragó saliva, nerviosa. Marshall le sonrió. -Pareces buena chica. -Marshall miró a su alrededor. -¿Dónde está Rouse realmente?
_Ha salido... Ha salido con un chico. -Gail bajó su vista.
_Es algo grave escaparse del instituto, ¿lo sabiais? -Ella asintió con su cabeza. -Mira, Abbigail, esta vez voy a cubriros, porque no me gusta nada ese jefe de estudios vuestro. Pero si me pillan a mí, me caerá toda la mierda. -Profundizó en el “toda”, abriendo las manos. - Os pido porfavor, y si ella estuviese aquí se lo pediría a ella, que no volváis a hacer este tipo de cosas. Yo también he sido joven y lo he hecho, claro que sí. -Rió, una corta carcajada. - Pero la experiencia es sabia. -Apoyó su mano en el hombro de Abbigail y se despidió. -Ahora ves a clase, que llegas tarde. Nos vemos mañana. -Y desapareció escaleras abajo. Abbigail sacó su teléfono móvil y comenzó a teclear algo a Rouse.

-Tía, vas a flipar. Vuelve al insti.
Abbigail.

Enviado.



Narra Rouse

Mi móvil vibró en el momento en que sus labios estaban a punto de rozar los míos de nuevo, pero con el mismo deseo que el primero.

Mensaje de Abbigail.
Tía, vas a flipar. Vuelve al insti.

Mi estomago se revolvió. Los nervios volvieron a inundarme.
_¿Rouse? -Justin se dió cuenta.

Para Abbigail.
¿Qué ha pasado?

Mensaje de Abbigail.
El jefe de estudios te ha pillado, pero Marshall nos ha cubrido.
Vuelve antes de que se de cuenta el jefe.

_Mierda, Justin. Mierda, mierda. -Toqué mi frente, cerrando los ojos. -Eddy me ha pillado.
_¿El jefe de estudios? -Él me miró, con una interrogación en sus ojos. Él me conducía de nuevo a la salida del bosque.
_Sí, pero el profesor de filosofía nuevo nos ha cubrido. -Me mordí el labio. -Justin, me van a pillar. Como se entere mi madre estoy muerta. -La preocupación se mostró en mi rostro.
_Tranquila, tranquila. Te sacaré de aquí.

Y pasaron diez minutos. Y no había salida.

_Joder. -Murmuró Justin.
_Ya hemos pasado por aquí tres veces. He visto ese asqueroso pajaro muerto dos veces más. -Comencé a morderme las uñas.
_Rouse, no me presiones, ¿quieres? -Él resopló.
_Justin... -Susurré. -¿Te has perdido? -Él me miró a los ojos fijamente. El sonido de una rama se escuchó a nuestras espaldas. Él giró su cabeza a la velocidad de la luz. Le imité.

_Vaya, qué bonito. La parejita en su nidito de amor.

Jack. Un gatillo. Mi corazón a punto de desbocarse.

Justin apretó su mandíbula, y sus puños, colocandome detrás suya.

_Me hiciste daño, Kevin... Mucho daño. -Masculló Jack.¿Por qué coño siempre aparecía de la nada?
_Suelta la pistola Jack. -Le ordenó Justin.
_Suelta la pistola Jack. -Le imitó, burlandose. -¿Qué pasa Beasley, que ahora tienes miedo? Después de estar a punto de matarme con tus propias y sucias manos, ¿tienes miedo? -Soltó una pequeña carcajada. - Y pensar que eramos amigos. O mejor... y pensar que una zorra nos enemistó. -Justin apretó sus puños, más si se pudiese.
_No me recuerdes a tu madre.
_Yo de ti bajaría esos humos Kevin. Siempre has sido el gallito del grupo. Pero... ¿qué pasa en una pelea de gallos? A veces el fuerte se derrumba. -Rió. Sus ojos estaban hundidos. Llevaba algo en su interior. Sus ojos estaban rojos, e hinchados.
_Vamos, mírate, habla el gallo que no sabe ser valiente sin una pistola en la mano y droga en el cuerpo. Te aplaudo, Jack. -Escupí. Justin giró su cabeza, lanzandome una mirada que no conocía hasta ahora. Mi movil volvió a vibrar. Jack estalló en carcajadas y levantó su arma, apuntando hacia mí. Justin se puso delante.
_Cierra la jodida boca o te vuelo la cabeza, perra. -Escupió al suelo, mostrando su desprecio.
_No creo que sea buena idea, Jacob. - Justin le desafió, llamándole por su nombre, sabiendo lo mucho que le enfurecia.
_¿Ah, no? -Apretó su mandíbula y colocó su pierna derecha un paso atrás, un segundo antes de que Justin se lanzáse sobre él. Llevé mis manos a mi boca, sin saber qué hacer.

Todo sucedió demasiado rápido, y un disparo inundó mis oídos, haciendome gritar. Un segundo atrás, él me había salvado del disparo que Jack propulsó contra mí. Abrí mucho los ojos, observando a donde había llegado ese disparo. Y ví sangre. Y escuché a Jack gritar como nunca había gritado. Y llevarse sus manos a su pierna izquierda. Y comprendí que el hecho de haber evitado su bala, Justin había hecho que fuese hacia él mismo. Justin se alzó rapidamente, marcando con su movil a la vez que apuntaba a la cabeza de Jack con la pistola de éste. Mi corazón latía tan rápido, que mi cuerpo se desvaneció en el suelo, sentandome, sin poder ni siquiera abrir los ojos. Había visto mi vida pasar ante mí en cuestión de décimas y no podía creer que él, ese chico sangrando en el suelo y gritando, sujetando su pierna débil y atravesada por su propio veneno, fuese el mismo que me recibió aquel primer día de instituto. Las cosas avanzaban a pasos de gigante, y todo se me empezaba a hacer enorme.

+Tío, ya ha caído.
+No, no está muerto.
+Joder, que no, tan solo tiene un disparo en la pierna.
+Sí.
+Sí joder, sí, la tiraré. -Justin posó su pie sobre el pecho de Jack, que intentó levantarse, y volvió a apuntarle.

Por favor, oxígeno.

+Al lado del árbol caído. Justo en frente hay uno, el más grande, y tiene marcas rosas en sus hojas.
+Sí, justo ahí. Exacto.
+Está bien, te lo dejaré aquí. Haz que se pudra en la cárcel de una vez por todas. -Miró con desprecio al que meses atrás, había sido de sus mejores amigos. Y el cual ahora, estaba a punto de emprender una nueva vida. Entre rejas.


Colgó su teléfono móvil y se acercó a mí. Se agachó.

_Rouse... -Le miré fijamente. Mis labios estaban inmóbiles. Sudor caía por mi frente.
_Lo has hecho.
_¿Qué?
_Le has disparado a alguien. -Mi labio inferior temblaba.
_¡Vamos, Rouse! Él iba a matarte, joder. -Alzó la voz, elevando sus manos. Lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos, sollozando. -No, no... Vamos pequeña, tranquila. -Me abrazó. - Tan solo estás asustada. -Dejé caer mi cabeza en su pecho, aferrandome a su camiseta azul oscuro con mis manos, apretandola. Su mano acariciaba mi espalda, susurrandome un leve 'shht', calmando mis nervios, que no cesaban. Pocos segundos después, apareció Liam, junto a un hombre de uniforme. Justin se levantó y tiró de mi mano. Liam me miró y bajó su mirada. Negó con la cabeza.

_Esto iba a pasar Kevin. -Anunció Liam. -Iba a vengarse de la paliza del sábado. -Liam se agachó junto a Jack, el que le miraba con aires de súplica, sin poder mover sus extremidades. La sangre era abundante. El hombre de uniforme intervino, atando un pañuelo a su pierna, cortando la circulación.

_Pues le ha salido mal. -Entrelazó su mano con la mía y comenzó a andar.

_Kevin. -Le llamó Liam. -Deshazte de ella. -Le lanzó la pistola qe él había dejado caer al abrazarme. Justin asintió con la cabeza

Siguiendo los pasos que ellos habían dejado en la tierra, llegando hasta Baffy. Mi cuerpo seguía estático, sin habla. En poco tiempo estabamos de nuevo en el instituto. Jusitn no bajó de la moto. Le miré, inexpresiva, con los ojos hinchados debido a las lágrimas que no querían parar de escapar.

_Ve tú, yo tengo que hacer cosas.
_¿Qué cosas? Dejame ir contigo.
_No, Rouse. No quiero que tu madre se entere de esto. Tan solo tengo que deshacerme del arma, tiene mis huellas. -Cerré los ojos, recordando.
_Pero, si él vive, qué más da.
_Tiene un puto tiro en la pierna, casi se desangra. ¿De verdad da igual? -Bajé mi cabeza, asombrada por la forma en que me hablaba. -Oye.. Lo siento. Siento que haya tenido que terminar así la mañana. Quédate con lo bueno, él no merece que le recuerdes.
_No importa. -Susurré, volviendo a recoger mis lágrimas con el dorso de mi mano.
_No quiero verte llorar Rouse. Recuerda que a partir de ahora, eres mía. Eres mi princesa, y pienso cuidarte y protegerte de todo. Jamás volverá a molestarnos. Te lo prometo nena. -Besó mi frente, con su mano en mi espalda. -Ahora ve, mucha suerte. Estaré aquí para recogerte.
_Te quiero, Justin.
_Yo también te quiero tonta. -Volvió a colocarse el casco, y se marchó. Miré la reja del instituto, y comencé a pensar en como saltaría aquello tan alto. Suspiré.

Narra Justin

Me aferré a Baffy y flashes comenzaron a azotar mi cabeza. Ella, y su cigarrillo, enganchado por mi culpa. Una princesita de diecisiete años, enamorada de quien no debió. Su mano aferrada a mi brazo.

Una cuesta.

Magia. Hadas.

Sonreí.

¡Quiero pasar el resto de mi vida contigo!”

Alas que se alzaban, surcando un cielo que nosotros mismos estabamos dibujando. Escribiendo en un libro que perduraría en el tiempo hasta el último suspiro de mi corazón.

Una curva. Setencientos metros. Y mi cabeza en mil pensamientos.
Justin, afloja...

Un hijo de puta. A punta de pistola. Jack.

Quinientos metros...Camiones

Sangre, sus lágrimas.

Cien metros. 140 km/h... .

Apreté mi mandíbula, apretando así también los mangos de la moto, alzando la vista. Una curva ante mí. Mis ojos se abrieron. Sentí el miedo correr por mis venas. Sentí mi vida tambalearse ante mí. Sentí sus lágrimas en mi corazón. A cincuenta metros del golpe, ya no había nada que hacer. Su voz retumbó en mi cabeza. Justin, ¡salta! Me decía. ¡Deja la moto, Justin! Y mi destino cada vez más cerca. Escuché sus sollozos en mi cabeza.


_Te amo... -Susurré, sintiendo hervir mis lágrimas por mis mejillas, en el momento justo en que mis manos soltaron los mangos de mi moto, intentando sin éxito girar en aquella curva que a punto estuvo de consumir mi vida, deshaciendose contra aquel camión de carril contrario en mil pedazos. Mi cuerpo, tan débil como una simple muñeca de trapo, tendido en el suelo. Sentí el dolor recorrerme de cabeza a pies. Y olí la sangre que por algún lugar de mi ser estaba comenzando a correr. Mis ojos pesados. Y lo único que desee en ese momento fue dormir, antes de que todo se tornase negro ante mí.




P.D2:  Justin NO HA MUERTONo sufráis, estará bien. Él no va a morir ♥

Muy importante: Si has leído estos capítulos, da RT a este tweet, significa mucho para mí. Click aquí ♥

P.D: Tardé porque decidí subir más de golpe; estamos a las 100 paginas de la novela chicas... Y parece que fue ayer.


Mi twitter: @xMrsBelieve


Os quiero muchísimo princesas.

martes, 21 de mayo de 2013

♥ El último pétalo ~ Capítulo 16 ♥

Un parpadeo.
Una respiración profunda.
Una mano aferrada a mi cuerpo.
Mi espalda contra su abdomen.
Un bostezo.
Y un despertar que jamás olvidaría. A su lado.

Mi cuerpo se ladeó, para observarle. Dormía, y su mano izquierda reposaba sobre mi cintura. Su brazo derecho apoyaba su rostro, por debajo de su cabeza. Una sonrisa se dibujó en mis labios mientras en mi estómago estallaban a volar millones de mariposas que intenté calmar mordiendo mi labio inferior. Sus piernas se movieron, y su rostro cambió, suspirando antes de abrir lentamente sus ojos. Parpadeó cuatro veces antes de reaccionar ante cualquier cosa. Sonrió. Volví a girarme, avergonzada. Su mano se aferró todavía más a mi cintura, clavando los dedos en ella y me acercó a él si se podía más. Rió bajito cuando yo tiré de la sábana que cubría un corto pijama que Gail me había prestado para dormir. Sentí su respiración en mi cuello cuando depositó dos, tres, cuatro besos en él, llamando mi atención. Escondí mi cara, ocultando mi sonrisa.

_Buenos días pequeña. -Susurró contra mi cuello.
_Buenos días.- Contesté, tímida. Él río y tiró de mí, haciéndome rodar debajo de él. Estaba justo y exactamente encima de mí, entre mis piernas, entrelazando mis manos con las suyas.
_Estás preciosa tonta. -Murmuró segundos antes de posar sus labios contra los míos. Su cálido sabor volvió a inundar mi estómago. Gruñí, queriendo impedir ese sentimiento que nacía y volaba en mí como una paloma a la que le han abierto su jaula, como una ola rompiendo contra la orilla del mar. Como un corazón enganchándose a otro a fuego lento.

Volvió a atacar mis labios, haciéndose notar su “buen despertar” justo donde él se dejaba caer, cosa que alteró mis emociones, elevándome a su nivel. Dejó caer uno de sus brazos en la cama, acercándose más a mí. Mis labios se fundieron con los suyos en uno solo, provocandome sensaciones que ni la primavera. Mis manos buscaron su cintura, levemente levantada, para no apoyar todo su peso en mí. Su cabeza se ladeó, pidiendo la entrada a mi boca, a la que accedió en una milésima de segundo, entrelazando su lengua con la mía con deseo. Una, dos, tres caricias. Su mano apretando la almohada, mis piernas entrelazándose por encima de su espalda, obligandole a caer todavía más contra mí, apretando firmemente su miembro contra mi feminidad, haciéndome coger una bocanada de aire y desear que la ropa desapareciese en ese justo momento. Su mano aferró con todavía más fuerza la almohada, y su respiración agitada se hacía muy presente entre nosotros. Su mano deslizándose hacia mi pierna, acariciándola lo máximo que lo largo de sus brazos le permitía, provocandome escalofríos. Mordí su labio inferior, atrayendolo hacia mí. El atacó mi pecho, desde el cuello hacia el canalillo, dejando suaves y mojados besos que a veces mordían mi piel. Y perdí el control, queriendo deshacerme de toda esa ropa que le sobraba. Tiré de su camiseta, haciendo que se sorprendiera, antes de lanzarla contra el suelo de la habitación.

_¿Nena?
_Bésame. -Agarré su nuca con fuerza, obligandole a callar contra mis labios. Eso pareció terminar de encenderle cuando tiró con fuerza de mí, haciéndome quedar encima suya y gimió ante el contacto de mis manos en su pecho caliente. Resopló y tiró de mi camiseta, dejando ver mi sostén color negro ante sus ojos. Besé su cuello, comenzando a descender por su pecho llegando a su abdomen, provocandole escalofríos y apretones a las sábanas.

_R-Rouse.. -Susurró cuando mis manos se deslizaron a sus boxers. Le miré confusa. -Ven aquí. -Tiró de mi, volviendo a controlar sus emociones y volvimos a dar la vuelta. -No podemos.
_¿Por qué? -Nuestra respiración agitada contradecía sus palabras.
_No aquí. -Le costó decir.
_¿Qué tiene de malo?
_Liam y Abbigail hace rato que están despiertos. -Sonrió dulcemente
_¿Y qué ocurre? -Seguía sin entender nada.
_Que gritarías tanto mi nombre que subirían a ver qué ocurre. -Susurró contra mi oído, erizando absolutamente todos los poros de mi piel.

Y tocaron la puerta.

_¿Ves? -Rió, echándose a un lado. Yo tapé mi cuerpo con la sábana y Gail entró.

_Siento interrumpir, pero... -Observó nuestras camisetas en el suelo. Abrió los ojos. -Eh.. Tu madre. Tu madre está al teléfono. Miré a Justin, que alzó una ceja y se levantó, sin más miramiento, en bóxers solamente delante de Gail, a coger su camiseta y comenzó a vestirse. Gail desvió su vista hacia abajo, avergonzada. Abrí mucho los ojos.

_Sí, ahora bajo. -Ella sonrió y cerró la puerta. -¿Por qué has hecho eso? -Me dirigí hacia Justin, que me dedicó una muestra de confusión. -Levantarte así, semi-desnudo, delante de Gail, o sea... -Él fue a hablar. -Delante de una chica. -Rió.
_¿Y tú qué eres?
_Pero yo soy... -Callé. Nada. No era nada. -Yo soy yo. Y ella es..
_Tú eres tú y ella es ella, ¿no? -Él rió, sarcástico. Bajé mi mirada. Alcancé mi camiseta y me la puse, levantándome rápidamente para bajar abajo.
_Quizás la que cometió el error de creer que yo no era solo una más fui yo. -Cerré la puerta a mis espaldas, dejandole ahí, con mil dudas en su rostro.

Narra Justin.

_No lo eres. -Susurré, a una puerta cerrada que acababa de llevarse a lo más bello que mi ojos habían visto hasta ahora. Me senté en la cama. -Eres más que eso. -Suspiré mirando al techo. Avisté en mi mesita una caja de cigarrillos y sin pensarlo, encendí uno, acercándome a la ventana de Gail y abriéndola de par en par. Llené mis pulmones de humo y volví a expulsarlo, sintiendo alejarse todo, menos ella. Entrecerré los ojos, sin entender lo que pasaba. Sentía deseo hacia ella, eso estaba claro. Pero era un deseo desconocido para mí hasta ahora. Un deseo que me obligaba a ir despacio. Un deseo que consistía en verle sonreír día tras día, y todas las mañanas posibles. Un deseo que marcaba mis ganas de entrelazar nuestras manos. -Un flashback de la noche anterior inundó mi mente-

_Te quiero.
_He estado soñando contigo todo este tiempo.
_Yo también te quiero, ¿sabes? Y más de lo que tú pudieses llegar a imaginar.
_Déjame descubrirlo.
_¿Cómo?
_Quedándote a mi lado.


Toqué mis labios, recordando su sabor y noté como algo dentro de mí explotaba en mil cosas más pequeñas. Llevé una mano a mi barriga, revoltosa de sensaciones. Y caí en la cuenta de que todo llega cuando menos te lo esperas. Incluso el hecho de sentir amor. Y que por mucho que quieras negarlo, y por mucho que sea incomprensible para ti, el corazón tiene razones que la razón no entiende, y que justamente yo, no podía decidir.

Tiré la colilla de mi cigarrillo por la ventana antes de bajar al salón, donde tan solo estaban Gail y Liam, viendo la televisión.

_¿Y Rouse?
_Se ha ido, ¿no te lo ha dicho? -Se dirigó Liam hacia mí. Gail me miró confusa.
_Claro, me ha dicho tantas cosas. -Comenté sarcástico, antes de despedirme con un “nos vemos” y salir a la calle, mientras el aire fresco azotaba mis ideas. Al cabo de unos minutos llegué a casa.

Y Baffy me esperaba para desahogar todos esos sentimientos que rondaban mi cabeza y que me azotaban como flashes a una velocidad mayor a cien corazones por hora.

Baffy rugió, y sentí la sensación de velocidad en mis manos al apretar el gatillo, como yo llamaba a los mangos de mi moto. Una bajada, que alcanzó los 150 km/h y puso mi corazón al límite. Y entonces lo supe. Hasta ahora, tan solo el vértigo y la adrenalina habían tambaleado mi cuerpo y me habían hecho subir esa sensación de presión de pies a cabeza.
Ahora, esa sensación no era absolutamente nada respecto al fuego que encendían sus ojos dentro de mí.


Narra Rouse

7:00 AM, y unas ojeras que revelaban la magnífica noche que mi sencilla mente me hizo pasar.

La misma rutina de todo este tiempo.

_Dicen que la Srita. Britte ha enfermado. -Comentaba Abbigail a mi lado, subiendo las escaleras del instituto. Me encogí de hombros.
_Es una pena.
_Venga tía, ¿que te pasa? -Volvió a insistir por tercera vez. Rodé mis ojos. -Y no me digas que nada otra vez o creo que te daré un cate. -Levanté una ceja. Bufé.
_Soy demasiado ilusa Gail. Ju...Kevin, no es más que otro como los demás.
_Te puedo asegurar que nunca había visto a Justin de la forma en la que está cambiando. -Abrí los ojos al escuchar su verdadero nombre.
_¿Tú...? -Ella asintió.
_Me dí cuenta la noche en que Jack..,bueno, ya sabes. Él paró en seco cuando tú pronunciaste su nombre. Y yo simplemente até los cabos, que mis sospechas durante este año habían creado. -Asentí, entendiendo. Ahora todo se me haría más fácil.
_De todos modos, tan solo es uno más. Y yo otra más para él.
_Yo no comparto ese sentimiento. -Miró a su alrededor. -¿Por cierto, donde está? ¿No habéis venido juntos?
_No, ni hace falta. -Insistí. Ella bufó.
_Vamos Rouse..., sabes que tengo razón. Él es diferente a los demás. Liam, todos son diferentes. Pero él sobretodo. Sabes la de gente que hay detrás de una sola persona, y lo mucho que significa para millones más, y sin embargo aquí, en su aislada y desconocida vida en Los Angeles, te ha escogido a ti, teniendo a mil arpías frescas babeandole los pies. -Y en ese momento, recordé sus labios susurrándome un “Te quiero” aquel sábado noche. Mi vista se dirigió al suelo mientras mi estómago tiritaba confuso.

El timbre que anunciaba la clase de filosofía interrumpió nuestra conversación  y nuestros pensamientos. Minutos después, entrabamos en clase. En una clase vacía. Britte no estaba, o no había llegado todavía. Unos cinco minutos después, un hombre desconocido para nosotros abrió la puerta, con libros en la mano y la respiración agitada.

_¡Hola! -Se dirigió a nosotros. Todos callaban. Abbigail entreabrió su boca mirándole fijamente, y me dio un codazo que me hizo gruñir en el silencio de la clase, que inspeccionaba al nuevo profesor. Dejó sus libros en la mesa y se sacudió las manos. Nos miró, callado. Y sonrió, causando murmureos de las arpías de clase -así llamábamos a Keyla, Jamie, Arianna... -, pues tenía una preciosa sonrisa. - Supongo que os habrá llegado la noticia de que vuestra profesora, la señora Britte, está de baja.

_¿Qué le ha pasado? -Preguntó Mike, al fondo, donde a su lado, hoy no estaba Justin. El profesor clavó su mirada en él. Volvió a sonreír, haciendo sonar las risas flojas, pero agudas, de las mismas. Abbigail seguía mirándole embobada.

_Me parece que a partir de ahora serán uno más en la familia  Está embarazada. -Mike fue a hablar, pero él le cortó. -Sí, sí, que morro. Nueve meses tocándose la flor -la clase rió-, pues no. Es un embarazo de riesgo. -Mike asintió.

_Bien, chicos, yo soy Marshall. -Se sentó en el borde de la mesa, apretándole sus pantalones marrones, a conjunto con su camisa negra de mangas cortas y unas zapatillas, negras también. -Y seré vuestro profesor de filosofía hasta que ella vuelva. -Echó un ojo por la clase, contándolos  hasta que sus ojos marrones se clavaron en los grises míos durante tres segundos. Me ruboricé y bajé mi mirada.

_Puta. -Susurró Gail. Le miré de reojo, riendo.

_Vaya, sois bastantes para un primero de bachillerato. ¿Dieciocho, veinte?

_Diecinueve. -Anunció Gail, vergonzosa. Marshall le miró tiernamente.

_Doce años menos que yo. -Él rió, anunciando que tenía 31 años. Toda la clase abrió mucho los ojos ante la incredulidad. Su pelo negro, revuelto, sus ojos marrones, su sonrisa perfecta, de labios gruesos, sus brazos fuertes, su gusto para vestir y su voz, grave y sexy, jamás habrían subido de 26. -Bien, como ahora no os conozco, os agradecería que rellenarais una serie de cuestionarios, que... -comenzó a buscar en su bolsa, de adidas negra, mostrándonos la espalda. Su trasero tampoco diría que tenía 31 años. Reí bajito y me llevé la mano a la frente, ante mis ojos codiciosos.

_Madre mía. -Abbigail no retiraba su vista de allí. Reí, sin poderlo evitar, justo cuando Marshall se giraba, causando un silencio roto por mi risa floja, que debido a eso, no podía parar.

_Que los tengo aquí. -Señaló, alzando los cuestionarios. Dirigió su mirada hacia la risa, procedente de mi rubor. -Señorita. -Me llamó, sonriendo. -Señorita, ¿se encuentra bien? -Alcé una mano, en señal de que “se me pasaría enseguida”, cubriendo mi rostro con mis manos. Él se acercó y puso una mano en mi hombro. -No te preocupes, si reír es bueno. ¡Ríamos todos! -Fingió una risa de película que alargó mi ataque. Poco a poco, mi risa fue calmándose  y retirando unas lágrimas de mis ojos, me serené, mirándole. -¿Mejor? -me guiñó un ojo, causando un “Oghj...” de parte de Gail.

_Sí, sí, lo siento. -Él ya había comenzado a repartir los cuestionarios, hasta llegar a mí.

_¿Cómo se llama, señorita alegre?

_Rouse, Rouse Risbourn.

_Pues no sientas vergüenza, Rouse. Tienes una sonrisa preciosa.




MUY IMPORTANTE PARA MÍ: 
Da RT a este tweet si has leído este capítulo: Click aquí ♥
Mi Twitter: @xMrsBelieve
Mi ask: ask.fm/xMrsBelieve 

P.D: Os he tenido que agrupar porque sois muchos y me daban limit cada vez que os mencionaba, así que cada vez os iré agrupando en grupos, ¿si? ♥

Se que os debo una excusa por estar practicamente una semana sin dar señales de vida, y os juro que me moría sin vosotr@s. Sois mis ganas de vivir, y os echaba tantísimo de menos... Los exámenes me consumían, y no tenía tiempo para nada. Prometo que nada me apetecía más que volve a estar juntas, y juntos, y veros sonreír, y que me hicierais sonreír, porque a pesar de que la vida sea dura, vosotr@s calmais cualquier tormenta a mi alrededor, sois esa calma que llega detrás de la tempestad. Y jamás podréis conocer el amor que siento hacia vosotros. Sois mi jodido sueño cumplido. Espero no volver a pasar tanto tiempo separados, os amo como a nada en la Tierra.

Abby.

domingo, 12 de mayo de 2013

♥ El último pétalo ~ Capítulo 15 ♥

Sus brazos aferrados a mí, su respiración en mi oído, mis mano temblorosa buscando la suya, mis ojos cerrados, sin saber exactamente cuando querían volver a la realidad, pero, ¿qué coño? La realidad en este momento era mejor que un jodido sueño.

_He estado soñando contigo todo este tiempo. -Susurró a mi lado.
_Yo también te quiero, ¿sabes? Y más de lo que tú pudieses llegar a imaginar.
_Déjame descubrirlo.
_¿Cómo?
_Quedandote a mi lado. -Click.
_Jamás me iría ahora que te tengo.

Pasaron unos minutos, en un silencio para nada incómodo, cuando caí en la cuenta de que mi madre seguía esperando mi llamada.

_Mierda. -Murmuré, sacando mi móvil. Él me ayudó a asegurarnos a la tierra llana, y comenzó a sonar.

Primer toque.
Segundo.
Ter...

+¿Sí?
-Mami, soy yo. -Justin rió. Me mordí el labio aguantando la risa.
+¡Hola cariño! ¿Qué tal todo? ¿Habeis cenado bien?
-Hola. -Volví a reír. Maldito alcohol
+¿Rouse?
-Ui, sí, sí, perdón. Me había despistado. Todo bien, hemos cenado pizzas. -Justin tapaba su boca con su mano, aguantando la risa.
+Qué rara estás. -Ella bufó. -¿Dónde está Abbigail?
-Está arriba en el baño, poniendose el pijama, ibamos a dormir.
+Está bien, pues, descansad cielo. Yo también estaba acostandome ya, que hoy madrugué.
-Lo sé, que descanses mamá.
+Buenas noches princesita, te quiero.
-Te quiero.

Pip, pip, pip.

_Por los pelos. -Reí. Él sonrió, acercandose a mí. Sin decir una palabra, posó sus labios sobre los míos. Sabían a una extraña mezcla de alcohol y humo. Cuando sus manos comenzaron a perderse entre mi espalda, su móvil sonó. Gruñó entre mis labios.

+¿Sí?
+Sí, dime.
+Con Rouse, en el Taumel -Supuse que así llamaban a este sitio.
+Joder colega, ¿ahora?
+Ese tío es gilipollas.
+¿Como está Gail? -Giré mi cabeza de golpe.
+Vale, sí, está bien, enseguida voy.

_Tengo que marcharme. -Él parecía nervioso.
_¿Qué?¿Por qué? Voy contigo.
_No, no. Espera aquí, enseguida te traigo a Gail contigo. Ocurrió algo con Liam
_¿El qué?
_¿Por qué preguntas tanto? -Su humor cambió.
_Justin, ¿qué pasó?
_Peleas. Y a veces las peleas acaban mal.
_Justin por favor, no te metas. -Mi voz se quebró.
_Es Liam, Rouse. -Me miró fijamente a los ojos.
_Pero...
_Nada de peros, ¿está bien? No va a pasar nada. Confía en mí. -Cogió mi rostro entre sus manos.
_No me dejes sola, por favor. -Mis ojos se humedecieron. Él se mordió los labios.
_Tengo que hacerlo. Solo serán unos minutos, voy a traer a Gail contigo.
_¿Qué vas a hacer?
_Rouse, todavía no sabes como somos realmente. Tan solo confía en mí. -Me besó en los labios, y antes de que pudiese formular otra pregunta, se marchó al trote. A los minutos escuché como su moto rugía. Miré a mi alrededor, sintiendo como mi piel se erizaba por el miedo. Suspiré.

_Ay, ay, ay... -Habló una voz conocida. Di un salto y me giré, con el corazón en un puño, pero seguía sin ver a nadie.
_¿Quien eres? -Grité, dando pasos hacia atrás.
_Mira quien tenemos aquí, tan solita. -Un brazo se aferró a mi cintura, indicándome que estaba justo detrás. Reconocí su perfume. Jack. Cerré mis ojos con fuerza. -¿Dónde está tu querido?
_A ti no te importa. -Solté mi cintura de su agarre con fuerza, comenzando a caminar a paso rapido.
_¿Adónde vas bonita? -Rió sarcastico, erizandome la piel y produciendome escalofrios. No contesté, tan solo caminé más y más rápido. Las ramas y las piedras del camino me dañaban los pies desnudos. -Rouse. -Me llamó como si llamase a un perro. -Rouse ven aquí. -Estalló en carcajadas.
_Que te jodan Jack. Estás borracho.
_¿Y tú no? -Su voz sonó más cerca de lo que pensaba. Volvió a agarrar mi brazo, poniendome esta vez de cara a él, apretandome contra su cuerpo. Y me sentí sucia.
_Sueltame Jack. -Le desafié.
_Vaya, la gatita se revela, eh. -Su mano tocó mi pelo, mientras un forcejeo tenía lugar entre mi cuerpo y el suyo, humedeciendo mis ojos tras la impotencia. -Shhh... -Agarró mi espalda con un brazo y tapó mi boca con su mano restante. Las lágrimas desbordaron mis ojos. -No parecías tan perra cuando quisiste besarme en el instituto. -Volvio a reír. Mi cuerpo hervía ante las ganas de cerrarle la boca de un pueñtazo. Mordí su mano y él gritó, separandose de mí. -¡Jodida perra no vuelvas a hacer eso! -Gritó antes de descargar su rabia contra mí tras un guantazo que tambaleó mi frágil cuerpo y me tendió en el suelo. Mis lágrimas no dejaban de brotar insistentemente. Los sollozos comenzaron a inundar el lugar.
_Eres repugnante. -Escupí a sus pies. Su ira aumentó y se agachó, cogiendo mi brazo.
_¿¡Y tú!? ¿Quien te crees para hacer lo que acabas de hacer? -No contesté. Él me zarandeó. -¿¡Eh!? ¿¡Quien!?-Callé, mirandole a los ojos. -Respondeme cuando te hablo.

_La señorita Beasley. Eso se cree. -Justin apareció, con sus manos en un puño, y detrás de él Gail, con las manos en su boca. El mundo se cayó a mis pies. Jack se giró hipsofacto.
_Kevin, tío, yo...
_Kevin tío yo... -Le replicó Justin. Se acercó a él y le agarró por el cuello de la camiseta. -¿Qué coño estás haciendo cabrón? -Jack se dispuso a contestarle, pero le interrumpió. -¿¡Que cojones estás haciendo con ella!?
_Yo...
_¡Me importa una puta mierda lo que tú pienses! ¿¡Qué quieres, eh!?
_Kevin...
_¿¡Quieres que te mate!? ¿¡Quieres que te vuele la puta cabeza y te tire por ese barranco!? ¿¡Eso quieres hijo de puta, eso quieres!? -Acto seguido descargó su rabia en un puñetazo que fue a parar a la cara de Jack, el cual gruñó con dolor y cayó hacia atrás. Justin volvio a arremeter contra él, esta vez tirandose encima y descargando puñetazos sobre él. Jack retomó fuerzas y se lo devolvió, haciendo que él se quitase de encima. Gail me ayudó a levantarme.

_¡Kevin! -Grité, falsamente. -¡Kevin por favor para! -Sollocé con fuerza mientras Gail tiraba de la camiseta de Jack. Este se le cayó encima, tirando a Abbigail al suelo, cuando Justin volvió a cargar contra él, esta vez contra su nariz, la que resonó fuertemente; estaba rota. Jack chilló de dolor.
_¡Abbigail! -Tiré de ella, levantandola. Justin se disponía a descargar de nuevo contra él. -¡Justin para por favor! ¡Ya basta! -Cuando reaccionó ante su verdadero nombre, mirándo fijamente a Jack, el cual se retorcía en el suelo, restregando su rostro contra el suelo de arena, ramas, y piedras. -Justin... -Susurré.
_¿Justin? -Se confundió Gail. Abrió los ojos con fuerza, llevandose las manos a la boca al darse cuenta de lo que pasaba. Él se levantó, con la mirada fija en Jack, que tragaba tierra una y otra vez, retorciendose. Se acercó a mí, desviando su mirada esta vez a Abbigail. Mis ojos derramaban lágrimas constantes. Gail no sabia que hacer, con sus manos en la boca. Justin me abrazó con fuerza. Sentí como su pecho se contraía. Y su respiración se volvió costosa. Me miró a los ojos.

Mi corazón se partió.
En mil.
Dos mil.
Tres mil doscientos pedazos.
Él lloraba.

_¿Estás bien? -Me besó con fuerza. -Lo siento tanto. -Una lágrima ganó la batalla contra su intento de derribarla. -No volveré a dejarte sola, lo prometo. Lo prometo. Lo prometo. Lo prometo. -Volvió a besarme.
_Justin...
_No volverá a tocarte te lo prometo.
_Justin...
_Lo siento Rouse.
_¡Justin! -Grité. Él abrió mucho los ojos. -Estoy bien, tranquilo. -Vovió a cerrar sus ojos, suspirando. Gail se aproximaba a Jack.
_Ni le toques Gail. -Ella se detuvo en seco.
_Pero... no se mueve. -Mis ojos se abrieron de golpe. Fui a su lado. Justin se arrodilló y puso su mano en su pecho, en su nariz y en su muñeca.
_El hijo de puta está vivo. Dejadlo.

El sonido de una moto sonó. Liam. En unos minutos estaba arriba. Se paró en seco al ver a Jack en el suelo, inmobil, y Justin con los puños llenos de sangre.

_¿Qué coño has hecho tío? -Él corrió a por Jack.
_No, qué coño a hecho él, Liam. -Replicó Abbigail.
_¿Qué? -Liam le tomaba el pulso.
_Ha intentando abusar de Rouse, y le ha pegado, mira su labio. -Me señaló y me escondí en mi pelo, avergonzada. Liam se levantó hasta estar a mi lado y me levantó la cara tirando de mi barbilla.
_¿Estás bien?
_S-sí... Ju...Kevin me ayudó. -Liam dirigió su mirada hacia Justin.
_Eres grande bro. -Él le dedicó una mueca sonriente. Volvió a mirar a Jack. -Tantos años y todavía no le conocía. -Negó con la cabeza. Suspiró y fue al lado de Abbigail, dandole un romantico beso en la frente que me hizo sonreír.

Narra Justin

Bajamos a la llanura de la montaña, un lugar mucho más seguro y cerca de nuestras motos, alejandonos de Jack y de su repulsivo olor a Whisky.

_¿Qué ocurrió con Adam? -Susurró Abbigail. Liam le dio un codazo, dirigiendo hipsofacto su mirada hacia mí.
_¿Adam? -Curioseó Rouse. Liam se llevó una mano a la frente, negando con la cabeza.
_Podrías haber esperado a preguntar eso, ¿no? -Le replicó Liam a Gail.
_¿Quien es Adam? -Insistió Rouse.

*[“_¿Jessi? -La llamé. -¿Jessi, donde estás? -Abrí la puerta que daba a la habitación de Liam, buscandola.

Nada.

_Jessi no tiene gracia, sal ya. -Mi voz se tensó. En el silencio de la casa, se escucharon pasos detrás de mí. Todo mi cuerpo se estremeció. El gatillo de una pistola resonó por todo el pasillo. El sollozo de una niña. Una puerta abriendose. Una silla de ruedas. Jessi. Amordazada, lloraba. Pies, manos, cuerdas.

_¡Jessi! -Corrí hacia ella cuando un disparo atravesó la pared. Mi cuerpo cayó al suelo, con las manos en la cabeza. Jessi gritaba ahogada por esa mordaza. El hombre que la llevaba en silla de ruedas acababa de abandonar el lugar.

_Qué, Beasley, ¿quieres ver como la hermanita de tu mejor amigo muere, o prefieres morir tú por ella? -Un voz familiar llenó mis oídos de su repugnante sonido. Apreté mi mandíbula.

_¿Por qué haces esto Adam? -Escupí.

_Porque es divertido ver como alguien tan bully como tú llora como una nena.

_No vas a ver nunca eso. -Los ojos de Jessi se abrieron como platos y comenzó a moverse. Había alguien más. Miré tras el rabillo de mi ojo. Liam se acercaba a paso lento y silencioso. Jessi calló.

_¿Seguro? -Su voz estaba mucho más cerca de lo que pensaba. -Ay, ay, Kevin... Qué poco conoces lo que le pasa a los que se meten con la gente de Adam. -No contesté. Volvió a preparar su gatillo y presionó su pistola contra mi sien. -Aun estás a tiempo Kevin. Pide perdón y te mataré. Pero sigue creciendote, y tu muerte será lenta y dolorosa. -Jessi lloraba con más fuerza.

_Antes prefiero que me atravieses de cabeza a pies. -Dejé salir, con ira. Adam se agachó hasta quedar cerca de mi oído.

_Nunca debiste haberle hecho eso a Oscar. -Dijo, refiriendose a la paliza que días antes, su hermano Oscar se había ganado tras intentar robarnos y abusar de Jessi, la hermana de Liam.

_Nunca deberías haber secuestrado a Jessi. -Él rió irónico.

_¿De verdad? Si yo te aprecio Beasley, podríamos formar un buen equipo. -Volví a mirar por mi rabillo. Liam sacaba una rara barra de hierro de su espalda.-¿Qué me dices? Tu pides perdón, y ella muere. -Jessi ahogó un grito de nuevo. -Pero podrás estar de nuestro lado. Tu vida por la suya. Es un buen trato Kevin. ¿No crees?

_Tu vida por la nuestra. -Susurró Liam a sus espaldas. Acto seguido levantó la barra de hierro, estampandola contra su sien, dejándole completamente K.O., tendido en el suelo. Me levanté lo más rapidamente posible, asegurandome que vivía y que no iba a levantarse. Su pulso seguía ahí. Él dormía profundamente.

_Eso va a dolerle mañana. -Anuncié. Fui al lado de Liam, que desataba nervioso a Jessi. Le ayudé con los pies, mientras él terminaba de desatarle las manos y le quitaba la mordaza. Jessi se abalanzó sobre su hermano. Lloraba desconsolada en los brazos de Liam. Corrí hacia el arma de Adam, asegurandome que nadie más salía de entre esas puertas. Risas. Se escucharon risas. Liam se giró hipsofacto, con Jessi todavía en brazos.-Detrás de mí. -Liam cogió de la mano a su hermana, haciendome caso, cuando apareció el hombre que había llevado a Jessi al medio de la escena, hablando por teléfono. Su móvil cayó contra el suelo cuando preparé el gatillo entre ceja y ceja de su rostro. -Largate. -Susurré.

Y como una bala, desapareció en cuestión de segundos, escondiendose tras una de las puertas. Le lancé el arma a Liam, el cual la escondió en su espalda, y cubriendonos, salimos de aquel tugurio el cual jamás deberíamos haber pisado.”]*

Rouse apretaba con fuerza a Gail, la cual ya estaba curada de espanto.

_¿Como pudiste hacer eso? -Susurró.
_¿El qué? -Pregunté, confundido.
_Apuntar a alguien con una pistola. -Los ojos de Liam se abrieron.
_Iban a matarles, Rouse. ¡A Kevin y a mi hermana! ¿Qué querías que hiciera?
_¡No debió rebajarse a su nivel!
_Rouse... -Intenté decir.
_No, lo hiciste.
_Rouse, escuchame. -Sus ojos se humedecieron. -Nunca he matado a nadie. Nunca voy a hacerlo. Nunca he disparado una jodida arma. No soy así. -Ella negaba con su cabeza, mientras su labio inferior temblaba. Liam susurraba algo en el oído de Abbigail.
_Chicos, nosotros nos vamos. Os vemos ahora en casa. -Miré a Gail, asintiendo con mi cabeza, segundos antes de que entrelazaran sus manos y desaparecieran entre los arbustos. Dirigí mi mirada hacia sus ojos, los cuales apartaron mi mirada.

_Vamos, Rouse. Creeme, jamás haría algo así. Tan solo quería deshacerme de él. La hermana de Liam estaba a segundos de morir, ¿tan dificil es de entender?
_¿Como sé que un día no se te cruzarán los cables y esa pistola apuntará hacia mí?-Una lágrima bailó sobre su mejilla.
_¿¡Qué!? -Abrí mucho los ojos. -¡No! Nunca haría eso, ¿que te pasa por esa cabeza?
_No conocía a este Justin. -Mi corazón se quebró.
_A veces la realidad choca, Rouse.
_Acabo de conocerte y ya has revolucionado todo mi ser, haciendome hacer cosas que jamás pensé. Provocandome sensaciones que ni la primavera. Y sin embargo, sigo aquí. Acabo de enterarme de que casi le disparas a un tipo entre ceja y ceja, y todavía no me he ido.
_No, no iba a hacerlo. -Insistí. Me acerqué a ella. Dio unos pasos hacia atrás.
_Y no se si estoy haciendo lo correcto.
_No temas. -Ella seguía retrocediendo, hasta aproximarse demasiado a la cuesta de tierra.

Un paso más, y caería.

Dí una zancada, un momento antes de que su pie volviese a ir hacia atrás, tambaleando su cuerpo, el cual agarré por su cintura, acercandolo a mí.

_No digas que no cuidaré de ti. No temas nunca, a ti sería a la última persona a la que podría hacer el más mínimo daño. Creeme cuando te digo que jamás he sostenido un arma y he disparado. Jamás. No soy así. -Me acerqué a su rostro. Y sentí, por su respiración, su corazón latir rapidamente. -Acabas de entrar en mi vida y en cuestión de un mes ya te has convertido en todo lo que había deseado. -Dije antes de presionar mis labios contra los suyos. Intentó separarse de mí, pero mi mano envolvió su nuca, apretandola más a mi cuerpo, y cedió. Su cuerpo se relajó y correspondió mis besos. Sus brazos se aferraron a mi cuerpo, pasandolos por debajo de mis hombros, abrazandolo. Mis manos bajaron a su cintura, acercandola.
_No vuelvas a dejarme sola. -Susurró, dando dulces besos sobre mis labios.
_No podría separarme de ti ahora que te tengo.
_Te quiero, Justin. -Sus manos agarraron mi rostro, para besarme con pasión. Mi cuerpo comenzaba a calentarse, y la ropa comenzaba a sobrar.
_Yo también te quiero pequeña. -Susurré, dejando a nuestras lenguas luchar entre ellas, acariciandoe suavemente, haciendo nudos entre ellas, mordiendo mis labios, lamiendo las comisuras. Su respiración se agitó y apreté su trasero contra mi parte baja. Ella lo notó y gimió. Mi cabeza comenzaba a volar y mi cuerpo pedía sed de ella. Mi mano fue a parar a su espalda, desnuda debido al top que llevaba, por debajo de su chaqueta de cuero. Ella tiró de la evilla de mi pantalón, haciendo que mi cadera chocara contra la suya. Y también Jerry. Así llamaba yo a mis partes íntimas. Volvió a devorar mis labios, con más fuerza y deseo esta vez, tirando de mi cabello y haciendo que sintiera como si fuese a explotar en ese mismo momento. Ataqué su cuello con mis labios y dientes.
_Justin... -Susurró, entrecortada. - Justin... -Apretó mis brazos.
_Hmnm...
_Deberíamos ir yendonos a casa de G-Gail... -Abrió su boca, inhalando una gran bocanada de aire, estremeciendose ante mi mano bajo sus pantalones, acariciando su trasero justo cuando mis dientes se clavaron en su cuello, arrastrando su piel hacia mí.
_No quiero ir.
_Se preocuparán.
_Que les jodan.
_¿Y si continuamos esto en la cama? -Mi corazón dio un vuelco. Reí. Me relajé, separando de ella y tomando su mano.
_Nena, ¿sabes algo? -Ella ladeó su cabeza, confusa. -Soy un chico acostumbrado a este tipo de cosas. Alcohol, fiestas, adicción, dinero, sangre e incluso chicas. -Bajó su cabeza, pero tiré de su barbilla, volviendola a levantar. -Y sé que todo esto es nuevo para ti.
_Pero a mí me gusta... -Volví a reír.
_Y también se que es la primera vez que vives este tipo de cosas. -Fue a hablar, pero la interrumpí. -Y que todo es nuevo para ti. Increíble, extraño, impactante, alocado quizás. Pero a veces hasta el mejor, se tambalea. A veces, hasta el más rapido afloja la velocidad. Hasta el más grande, se vuelve pequeño. A veces hasta el más fuerte, se siente derrotado. Pero hay una cosa especial, que solo algunos pueden llegar a sentir. Esto, Rouse. -Puse su mano en mi corazón. -Cuando esto te pide que vayas despacio. Eso es algo que pocas personas pueden alcanzar. Y es la máxima cima que nadie podría llegar a escalar. Ese momento en que tu vida es la velocidad y la adrenalina, y sientes el enorme deseo de parar el mundo. Parar el mundo porque aunque estuviese siete vidas a tu lado, jamás me cansaría de admirar cada uno de tus detalles, y de tus defectos. Parar el mundo para tumbarme a tu lado y contar cada uno de tus lunares. Parar el mundo para saber de memoria cada una de tus sonrisas, y de tus enfados, y conocer cada una de tus lágrimas. Ponerle nombre a cada risa que se escapa de tu boca. Parar el mundo, para demostrarte, que no me importa esperar cien años, si detrás de cada batalla, tú me esperas.

El trayecto a casa fue tranquilo, con sus brazos aferrados a mi abdomen y una sonrisa permanente en sus labios que hacían que el mismo cielo tuviese envidia y el mejor artista quisiera robar la obra de arte que significaba para mí su felicidad.

Tocamos el timbre varias veces, pues nadie contestaba. Al tercer timbrazo, Liam nos recibió, en calzoncillos, sin preocuparse por tapar su erección.

_Hola chicos. -Y con las mismas, se fue de nuevo escaleras arriba, rascandose la espalda. Estallé en carcajadas ante el rostro de horror de Rouse.
_Ni que nunca hubieses visto a un chico en calzoncillos. -Reí. Ella se ruborizó y bajó su cabeza. Mi risa se cortó. -¿Rouse? -Ella escondió su rostro tras su pelo. -¿En serio? -Ella afirmó con su cabeza, asintiendo. -¿Tú nunca...? -Negó. Mis ojos se abrieron. -Vaya... -Rasqué mi nuca.
_¿Es un problema?
_¿Eh? No, no. Para nada. Me parece genial tonta. Pocas chicas como tú en este mundo. -Entré en casa de Abbigail, haciendole pasar a ella y cerrando la puerta detrás de mí. Ella sonrió, y bostezó.

Narra Rouse

Miré mi reloj, las 2:30 marcaban. Juraría que era más pronto. Subimos la escalera, con nuestras manos entrelazadas, y él abrió una puerta dejando ver una habitación, oscura debido a la noche. Justin encendió la lámpara de una de las de mesitas, dandole algo de vida a la habitación. Mis mejillas se encendieron cuando avisté en la mesita una caja de preservativos. Justin rió.

_Oh, Abbigail... -Me ruboricé.
_Es así. -Él la metió en uno de los cajones de la mesita. Se sentó en la cama, dejandose caer hacia atrás, soltando un gemido de satisfacción al estirarse. Yo reí, sentandome a su lado. Él me miró y tiró de mí, tumbandome con él, y pasó uno de sus brazos por mi tripa. Su mano acarició mi rostro y nuestras miradas se encontraron, haciendo saltar chispas que encendieron mi corazón, haciendolo arder.

_Eres tan bella... -Susurró mirándome a los ojos.
_No lo soy.
_Las princesas te envidiarán.
_No lo hacen. -Él rió.
_Y tan vergonzosa... -Se levantó de la cama y se dirigió hacia la puerta.
_¿Adónde vas? -Pregunté, confusa.
_A llamar a Liam, vamos a dormir bien esta noche. -Me lanzó una bolsa con algo dentro. Olía muy fuerte. Y lo reconocí. Abrí los ojos, pero un deseo de curiosidad recorrió mi cuerpo. Me mordí los labios. ¿Pero qué coño, Rouse?

A los pocos segundos, entraron Abbigail, con un pijama muy corto, rojo, y Liam, esta vez vestido con unos pantalones de chandal largos, y Justin, el cual se había deshecho de su camiseta. Abbigail me sonrió y se tiró encima mía, jugando.

_¡Me aplastas! ¡Ouch! -Me quejé, ante su rodilla clavada en mi tripa. Ella reía con fuerza. Se levantó y se sentó en la cama, a mi lado, observando como Justin y Liam hacian su trabajo. Una vez todo estuvo hecho, Liam se sentó al lado de Gail, y Justin cerca mío. Encendieron aquello, desprendiendo un olor que entró por todo mi cuerpo. Momentos después, Liam se lo tendió a Abbigail, la cual lo enganchó entre sus labios con facilidad. Yo abría mucho los ojos, tensa. Justin me miró y ladeó su cabeza.

_Yo.. yo no sé fumar eso. -Susurré. Él rió con ternura. Le dio una calada, larga, extensa, y densa. Agarró mi cara entre sus manos y junto ambos labios, pasandome el humo cargado de aquella sustancia nueva para mí. Mi garganta sintió ardor y mis pulmones se llenaron. Mi cuerpo se relajó y saboreé aquello durante unos segundos. Le sonreí. -Me gusta.
_Esta es mi chica. -Los cuatro rieron ante mi nuevo paso hacia su mundo, del cual sabía, que cada vez me costaría más volver a mi vida normal. Pero, que le jodan a lo demás. Estoy aquí para vivir el presente, y ¿sabéis qué? Que soy feliz. Más feliz de lo que nunca he sido. Y me gusta.


Soy exactamente como quiero ser.






Si has leído este capítulo, haz RT en este tweet, es muy importante para mí: Click aquí.
Muchísimas gracias por estar a mi lado en estos momentos, no demasiado buenos para mí. Pero prometo que todo volverá pronto a la normalidad.
Os quiero más que a mi vida.

Mi Twitter: @xMrsBelieve