sábado, 27 de abril de 2013

♥ El último pétalo ~ Capítulo 7 ♥

Narra Rouse.

Entre miradas cómplices, roces de manos, su cintura pegada a la mía, sus brazos aferrados a mi espalda y esa sonrisa que me daba la vida, los minutos pasaron, y pasaron, hasta que se escuchó de nuevo la puerta y el silencio volvió a adueñarse de la casa. Lo cierto es que no me hubiese importado lo más mínimo pasar así el resto de mis días, con su respiración compaginada con la mía, con sus labios aferrados a mi cuello cada vez que reía y él me reprimía a base de mordiscos. Perdí la cuenta de cuantas veces, sus labios estuvieron a milímetros de los míos causando chispas visibles en mi corazón.
Y lo único que quería en ese momento era romper distancias.

_Justin... -Susurré.
_¿Sí?
_¿Cuando piensas salir de aquí abajo? -Acto seguido solté una carcajada larga, que contagió su perfecta risa a un perfecto compás compaginado con la mía.
_Vamos. -Y salió él primero, tendiéndome la mano para ayudarme a salir.

Nos volvimos a quedar a centímetros. El posó su mirada sobre la mía, una sonrisa comenzaba a formarse en sus labios. Su mano, acariciando mi rostro. Sus dedos, acariciando mi pelo.

_Eres preciosa Rouse.

Y sentí mi corazón pararse en ese justo momento. Sentí como se rompía en dos mil pedazos y volvía a reconstruirse una y otra vez. Mis ojos luchaban por no humedecerse de nuevo. Mis labios luchaban por no besar los suyos. Mis manos luchaban por no enredarse en las suyas. Mi corazón luchaba por parar lo que sentía en ese mismo momento. En esa milésima de segundo.

_Y tú eres increíble. -Susurré. Se acercó a mí de nuevo, y me abrazó con fuerza. Con un sentimiento desconocido hasta ahora. El reloj de la pared de Justin me alarmó en cuanto a la hora. Las 9:46 P.M. -Joder, qué tarde es. -Cogí mi móvil y él se giró a mirar la hora en el reloj.
_El tiempo pasa volando cuando estás agusto, ¿eh?
_Demasiado Justin, demasiado. Tengo que irme... -Dije, con una auténtica pesadez.
_Voy contigo.
_No voy a perderme -Reí.- Nos separan treinta segundos.
_Demasiado. -Me sonrojé notablemente y acepté con una tímida sonrisa en mis labios.

Cruzamos el umbral de la puerta, y él miró varias veces hacia la izquierda y la derecha. Cerró la puerta de un golpe seco que me asustó, para gracia suya.
Su brazo pasó por encima de mi hombro, y mi corazón no podía ya latir con más fuerza. Le miré de reojo, y justo su lengua mojaba sus labios. Cerré los ojos y reprimí un suspiro. Es totalmente irresistible. Llegamos a la puerta de mi casa, y se escuchaba a mamá cantar alegremente a casi las diez de la noche. Me miró y comenzó a reír, al igual que yo.

_Que descanses tonta.
_Buenas noches idiota.
Volvió a quedarse enganchado a mis ojos. Pero esta vez su mirada bajó a mis labios. Un escalofrío. Él acortando distancias. Dos escalofríos. Su mano en mi mejilla, y la otra en mi cintura. Respiraciones aceleradas y entrecortadas. Nervios a flor de piel. Centímetros entre nosotros.
La puerta se abrió, y deseé que la tierra me tragase.

_¡Cucu! -Intervino mamá. La que miró a Justin. Me miró a mí. Miró a Justin. Miró a Justin. Abrió la boca. Me miró a mí. Se tapó con las manos. Miró a Justin. -¿¡Pero tú!?
-Él se limitó a sonreír.

_Encantado señorita. -Y soltó mi cintura.

_Rouse. -Me dijo seriamente. Tragué saliva. -¡ME TIENES QUE CONTAR MUCHAS COSAS! -Se emocionó cual adolescente, causando una gran carcajada por parte de los tres.

_Sí mamá. -Reí avergonzada.

_Me encantaría quedarme aquí, pero tengo que irme. Jeremy llegará pronto.

_¿Pero tú y Jeremy...? ¿Osea que Jeremy es...? ¿Entonces tú eres...? ¿Y tú y Jeremy sois...? Me estoy agobiando. -Y con el gesto de abanicarse, entró en casa, dejando la puerta abierta.

Justin me miró, y depositó un mojado y tierno beso en mi mejilla, extremadamente cerca de mis labios.

_Dulces sueños pequeña.

Y con las mismas, se fue, girándose una última vez a punto de entrar en su casa. Entré y allí estaba mi madre. De cuclillas. Encima del sofá. Con las manos como muestra de petición.

_Empieza.

_Oh, mamá...

_Ahora.

_Tengo hambre.

_¡Rouse! ¡Cuéntamelo! Yo te lo cuento todo, eso no vale. -Dijo, como si tuviese quince años. La adoraba.

_Está bien.

_¡Bien! -Y se hizo una bola en el sofá dispuesta a escucharme de principio a fin.

Y así fué. Le conté todo lo que me había ocurrido una semana aquí. Mentiría si dijese que no volvieron a escaparseme unas cuantas lágrimas al recordarlo todo.
No fui sincera del todo. Le oculté lo de Jeremy. Por alguna razón y otra, consideré que no debía contarle nada sobre Shara y él. Simplemente mi mente pensó así.
Lauren lleva ilusionándose con él desde que nos mudamos aquí. Su único amigo, la única persona con la que se relaciona, aquí en L.A. Quizás eso le dañase, y es lo último que querría.

Subí a mi cuarto, con una sencilla ensalada en mi estómago.

Me tiré en mi cama, suspirando enormemente y dando vueltas sobre ella como una niña, riendo porque sí. Ahogué un grito contra mi almohada y volví a reír. La abracé, y no se en que momento me perdí, ni en que instante dejé volar mi mente, pero sé que dormí abrazada a un sentimiento que perdurará en el tiempo, hasta que mi corazón deje de latir.

Narra Justin

Jeremy llegó a casa sobre las once de la noche. Le había dejado la cena preparada en la cocina. Yo, simplemente, me encontraba tirado en mi cama, intentando ordenar cada uno de mis pensamientos.
Rouse era diferente. Y me había bastado una semana para saberlo.
En ese instante en que estaba tan cerca de ella, mi cuerpo deseaba haber acortado tantísimo la distancia que nos separaba, que incluso me asustaba pensarlo. Esas risas bajo mi cama, esa adrenalina a que nos descubriesen, tanto a mí como a ella, sus escalofríos erizando mi piel, ese olor tan propio de ella que ya me encantaba. Sus ojos grises cual gata me mataban cada vez que me miraba o pestañeaba, con sus sexys y largas pestañas que resaltaban todavía más el color de sus ojos, grandes y achinados al mismo tiempo.
Dí otra vuelta más en la cama. Miré hacia el techo, suspirando y cerrando los ojos.
Llevo soñando toda mi vida con una melodía, pensando encontrar en ella la más sincera poesía. Y esa musa que tanto esperaba, llevaba todo este tiempo delante de mis ojos. No estábamos tan lejos. Vivíamos bajo el mismo cielo y eso ya era suficiente.
Jeremy entró, sacándome de todos mis pensamientos. No me gustaba nada haberle visto con Shara. O haberle escuchado, mejor dicho. Ella jodió parte de mi vida, y cariño es lo último que le tengo. Pero debía disimular.

_Ey, marmota. ¿Ya estás en la cama?
_Sí. -Contesté, seco.
_¿Qué ocurre?
_¿Qué has hecho hoy, papá? -Me senté sobre la cama.
_Eh, he salido. Con unos amigos.
_¿Ah sí?
_Sí hijo sí, qué raro estás hoy.
_Pues que bien. -Fue a contestarme, pero le corté. - Mientes. Qué bien mientes.
_¿Perdona? -Entró en mi habitación.
_Papá me importa una mierda si has estado con Shara o no. Pero no me digas que has estado con tus amigos cuando se escuchaban gemidos hasta en casa de Lauren.
_¡JUSTIN! -Gritó. -No vuelvas a hablarme así, ¿¡entendido!?
_¡No me mientas! -Alcé la voz, la cual se quebró. -Volví a tirarme en la cama, hecho una bola. No voy a llorar. No voy a llorar. No voy a llorar. Se sentó a mi lado.
_Vamos Justin, no te pongas así. Siento haberte mentido, ¿vale? No volveré a hacerlo. -Acarició mi pelo. -Pero entiende que lo hago para protegerte. Se que no os lleváis bien. Y no quiero pensar que tú crees que no me importa como te sientas.
_No lo pienso.
_Me alegra saberlo.

Se hizo el silencio durante unos segundos.

_Sabes que te quiero más que a nada. -Susurró. No contesté. -Y se, que aunque esa cabecita loca y orgullosa no sea capaz de decirlo, tú también me aprecias. Soy tu padre. Aunque estemos juntos poco tiempo, es suficiente para saber tan solo con escuchar tu voz, cuando necesitas un abrazo. No se lo que rodea tu cabeza en estos momentos, pero no me importa. -Se agachó y me abrazó. Correspondí y él me dio un beso en la cabeza, tranquilizando todo lo que bombeaba mi cabeza en esos momentos.
_Gracias Jeremy.
_No me llames Jeremy.
_Gracias, papá. -Él sonrió. 
_Será mejor que duermas si mañana quieres ir a clase. Que todavía con diecinueve años sigas en bachillerato...
_Sabes que no he tenido tiempo.
_También se que tus notas no son las mejores.

Si supieras todo de mí, seguramente no volverías a dirigirme la palabra.
Y recordé.

FLASHBACK.

_Kevin, qué moto tan bonita. -Se me acercó Arianna, apoyando su mano en mi hombro, dejándose caer. Llevaba unos ojos guapos. Reí. A saber qué había fumado la loca de ella.
_¿Está guapa, eh? -Me giré, apoyándome sobre la moto y agarrándola de la cintura. -¿Qué es eso que fumas?
_¿Quieres? -Se lamió los labios, mordiéndose el inferior. Me puso muchísimo.
_Depende de como me lo des. -Arianna y su falda tan larga como la palma de mi mano, rió pícara. Le dio una calada y me la pasó a modo de iguana; de boca a boca.
_¿Así? -Su mano fue directa a mi cintura, bajando poco a poco.
_Así mejor. -Me cogió fuertemente de la nuca, agarrando mi pelo. Resoplé y me miró a los ojos. El alcohol comenzaba a darme problemas a la hora de ver bien. Mi nivel de testosterona solía aumentar con facilidad cada vez que bebía, y mi líbido se disparaba a cada roce. En menos de dos segundos, Arianna estaba sobre mí y mis manos sobre su trasero. Un juego de lenguas, a ver quien atrapaba antes la una a la otra. Su mano introduciéndose por debajo de mis pantalones.
_Qué mala eres.
_Me gusta serlo. -Y con las mismas, se fue, moviendo el trasero de lado a lado. Dejándome tan sofocado que juraría que salía humo de mis pantalones. Sonreí de lado.
Dígamos, que no fue la única de la noche.

FIN DEL FLASHBACK.

Recordé aquella noche y sonreí cómplice. No me quejaba de la vida que llevaba. Disfrutaba como un capullo. Y volví a recordar a Rouse. Me hizo sentirme culpable de aquello. Y ese sentimiento me asustaba.

7:20 A.M.

_¡Justin, llegarás tarde a clase! -Me despertó Jeremy desde la otra punta de la casa, así que imaginad el grito que pegó.
_¡Que ya voy! -Contesté pesadamente desde la cama. Tras coger la ropa y darme una ducha de la que salí a las 7:35, bajé a desayunar, dejando que mi pelo revuelto se secase tal y como quisiera hacerlo. Jeremy salía por la puerta a las 7:40, de camino a su trabajo.

_Qué pronto te vas hoy, papá. -Me dí cuenta.
_Debo recoger a Lauren. Hoy no puedo acercarte a clase. Tendrás que ir en moto. Más te vale tener cuidado con ella. No me gustaría volver a tener sustos.
_Soy un Dios de las motos. -Chuleé.
_Lo creía hasta que viniste con la nariz llena de sangre y la moto reventada. -Me vaciló.
_Qué amable. -Giré la cabeza y miré por la ventana, viendo que Rouse salía de su casa con su graciosa mochilita de colegiala y una falda de volantes negra, con una camiseta roja. Levanté una ceja. -Pues parece que Lauren sí va a llevar a Rouse a clase. -Él sacó la cabeza por la puerta y gritó su nombre.

_¡Lauren! -Esta se giró. Saludó enérgicamente con una sonrisa que me hizo escupir el zumo que bebía, haciéndome reír. Jeremy me miró y negó con la cabeza riendo. -¿Vas a llevar a Rouse? -Los labios de Lauren se movían, pero mi padre no estaba entendiendo nada. -Espera, espera. -Volví a reír viendo como corría a su lado.

7:48.

O salía ya, o no llegaba. Cogí la mochila, con un estuche, un carpesano y un solo libro, y salí de la casa, dándole una patada al zumo y viendo que caía bastante lejos. Me giré y miré a Rouse, que me sonrió tímida. Le guiñé un ojo y me metí en el garaje, arranqué la moto y le metí gas, para hacerla rugir. Me volvía loco. Se escuchó un “¡¡JUSTIN!!” de parte de Jeremy. Le contesté volviendo a rugir con la moto.

Narra Rouse.

El sonido de una moto se escuchaba en la casa de Justin, cosa que interrumpía a mamá y a Jeremy su charla. Justin salió disparado encima de una moto roja, enorme, con unas ruedas que me encantaron. Se le veía tan potente encima de ese bicho. Un casco negro le cubría la cabeza. Paró justo al lado de Jeremy. Cerró los ojos, achinandolos, gesto que me decía que estaba sonriendo. Me hizo un gesto con la mano, diciendo que me acercase. Lo hice. Se levantó el casco.
_Buenos días tontita. -Me dió un beso en la mejilla y me sonrió.
_¿Donde vas?
_Pues a clase, como tú. -Rió irónico.
_¿Vas a clase? -Abrí los ojos con fuerza. -
_No me conocen, tranquila.
_Ah. -Miré el reloj. Las 7:53. -¡MIERDA! -Grité.
_¡Rouse! -Me regañó mi madre.
_No llego, no llego. Voy a volver a quedarme fuera. Y volverá a venir Jack a reírse de mí.

Justin rugió su moto.

_¿Jack? -Rió con cara de pocos amigos. -No.
_¿Qué pasa? ¿No os lleváis bien?
_Hasta ahora sí. Sube. No vas a ir andando.
_¿Qué? Me voy a caer.
_Sube. -Justin estaba serio.
_No te preocupes, no me importa encontrarme con ese idiota.
_Rouse. Sube. -Me tendió un casco que llevaba enganchado en sus pies, negro.
_Rouse bonita, no tengas miedo. Justin conduce muy bien. -Me dijo Jeremy, que observaba la escenita. Miré a mi madre en señal de aprovación. Se encogió de hombros y se giró, andando con Jeremy hacia su coche. -Cogí el casco. Me paré.
_Justin... -Giró su cabeza. -¿Como se sube? -Él estalló en carcajadas.
_Pon el pie en esa cosa que sobresale y apoyate en mis hombros, al otro lado hay otra pata para que pongas el otro pie. -Lo hice, y me quedé sentada detrás. Me entró vértigo. Era muy alta.
_Justin esto no me gus...
_Agarrate a mí. -Lo hice. -Más fuerte. Más. Muy bien. ¿Preparada?
_Te decía que esto no me gust... -Y un grito cortó mi frase, haciéndome gritar, había arrancado de golpe. -¡JUSTIN! ¡JUSTIN NO VAYAS TAN RAPIDO! ¡JUSTIN POR FAVOR!

Aceleró.

Estaba riendo.

_¡ME VOY A MORIR! -Aflojé mis brazos.
_Rouse no te sueltes. -Era difícil escucharle por encima del motor. Me aferré a él todavía más fuerte. Cerré los ojos y posé mi cabeza sobre su espalda.

El moto se redució hasta pararse. Suspiré y abrí los ojos. Todo el mundo nos miraba. La gente cuchicheaba mirándome. Otros reían. Bajé de la moto, mareada. Justin me quitó el casco y lo metió en el maletín de la moto. Me sonrió y el timbre tocó.

Estúpidas pijas llamaban a 'Kevin' lanzandole besos y risas. Él le guiñó el ojo a una de ellas, con una falsa extremadamente corta.

_Se te va a ver el culo bonita. -Mis celos atacaron. Justin me miró con una expresión extraña que no conseguí descifrar. Le sonreí irónica y avisté a Abbigail, corriendo a su lado.



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Cada vez somos más pequeñas, gracias por estar a mi lado. Os quiero muchísimo.

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Os adoro princesitas.

4 comentarios:

  1. Hola!! Bueno decirte que encontre por casualidad tu blog y como cotilla por naturaleza, le eche un vistazo. Y me ha encantado!!! Siguiente!! Si tienes tuenti, agregame: katrina tomlinson horan.

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  2. ñfkjeñnkgn *-* enserio,tu novela es fantástica,siguiente :D

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