domingo, 5 de mayo de 2013

♥ El último pétalo ~ Capítulos 12 y 13 ♥


Narra Rouse

Me desperecé, el Sol ya entraba por mi ventana y me daba de lleno en la cara. Me maldije interiormente por no haber bajado la persiana la noche pasada. Ni siquiera sabía qué hora era. Mi madre me había robado el teléfono móvil y estaba completamente incomunicada con el mundo exterior. Me destapé y me encaminé al baño, para darme cuenta de que iba en ropa interior. Hice una mueca con los labios.

_Bah. -Suspiré con desprecio. Total, estaría sola hasta las dos y media.

Abrí el grifo, observando como el agua caía sobre mis manos formando una pequeña piscina antes de sumergir mi rostro entre ellas, mojandome toda la cara. Sonreí levemente por lo fresquita que estaba. El calor en L.A era cada vez mayor. Repetí esto dos, tres veces. Cepillé mis dientes y me miré en el espejo, sonriendo mostrando toda mi dentadura. Ladeé la cabeza, y mis ojos fueron a parar a mi cuello. Abrí muchísimo los ojos, tanto, que me dolieron.

_No puede ser. -Me pasé la mano por aquella marca en mi cuello y maldije a Justin doscientas treinta y dos veces. -Le mato. -Abrí con rapidez los armarios que habían bajo el lavabo, de cristal translucido, sacando un pequeño neceser de color dorado. Saqué maquillaje, polvos, y pequeñas esponjas. Mojando las esponjas en el maquillaje, lo pasé por encima de aquel chupetón. Mordí mi labio recordando cómo lo hizo. Sacudí mi cabeza, dejando salir un soplo de aire. Pasé por encima algo de polvos del mismo tono que mi piel, y la marca casi desapareció. Bajé al salón, y por fin conseguó ver que eran las 11:45 de la mañana. Había dormido tan solo seis horas y media. Esta noche iba a estar realmente cansada. Decídí desyunar, cuando a mitad de mi tazón de cereales, tocaron frenéticamente a la puerta.

_¡Rouse! ¡Soy yo! -La voz se me hizo familiar. Vacilé antes de acercarme a la puerta. Nuevos golpes me sobresaltaron, encogiendo mi cuerpo. Suspiré y abrí la puerta. Abbigail se tiró encima de mí en un abrazo y un grito que le pedí a Dios que no me dejase sorda. -¡Lo que te tengo que contar, lo que te tengo que contar! -Saltaba una y otra vez. Comencé a reír.
_¿Como sabías donde vivo? -Pregunté confusa.
_Lo vi en tu agenda. -Entró en casa, dejandome allí de pie, mirando, sola, hacia la calle. Sacudí mi cabeza.
_Ah. -Cerré la puerta. Me giré a mirarla y estaba de pie justo detrás de mí. Volví a asustarme. -Joder, Abbi, ¿tienes que ser tan silenciosa? -Asintió con su cabeza, con una mirada que me dio miedo. Entrecerré mis ojos y fruncí el ceño. Ella estalló en carcajadas.
_No, que va. Te tomaba el pelo. -Me volvió a abrazar. Era tan cariñosa.
_¿Y bien? ¿Qué pasó? -Comencé a andar y ella me siguió, sentandose en la silla que estaba al lado mío mientras yo seguía desayunando.
_¿Qué? -Volvió a la realidad. - Ah, sí. -Se ruborizó y sonrió tímida. -Anoche me pasó algo.
_Ahám. -Murmuré, con la boca llena de cereales
_Verás, anoche salí con Liam, Jack y sus amigos. -Tragué de golpe. 
_¿Liam, Jack?
_Sí. -Bajó su mirada, avergonzada.
_¿Tú?
_Sí.
_¿Con Jack y Liam?
_¡Rouse! -Me reprimió.
_¿Por qué? -Pregunté ignorandola, totalmente confusa.
_N-no.. no lo sé. Liam me llamó. -Alcé mis cejas. Ella hizo una mueca y las volví a bajar. -Bueno...- siguió.- El caso es que él me vino a buscar en su coche. Mis padres no estaban en casa, por lo que salí normal, sin preocuparme de que alguien me viese ir con ellos.
_Ni que fuesen criminales. -Rodé mi ojos.
_No, claro que no. Pero aquí todo corre demasiado rápido y es como el juego del teléfono; empiezas una frase y terminas con otra totalmente diferente. -Asentí con mi cabeza.- Además, todos saben que Jack, Liam, Justin, -mi estómago se retorció-, y todos esos chicos, son diferentes al resto.
_¿Justin?
_Justin y Liam, los que más. -Puso su mano en mi hombro, totalmente segura de lo que estaba diciendo. -Solo hace falta verles saltándose las clases, o encendiendose cigarrillos en medio del recreo, o como superan con facilidad el límite de velocidad con sus motos y sus coches. -Rodó sus ojos. -O las numerosas fiestas en las que se meten y salen con dos y tres tías de los brazos. -Click. Eso llegó adentro de mí como una aguja en vena.
_¿Y tú como lo sabes? No sueles relacionarte demasiado con ellos. -Bajé mi mirada al cuenco de leche, y comencé a beberla a sorbos.
_Pero lo hacía.

Silencio.

_¿Tú? ¿Con ellos?¿Por qu... -Retomé.
_Rouse, ya. -Me interrumpió, riendo.
_Perdón.
_Sí, solía ir con ellos. Cuando nuestro instituto estaba en la otra zona de L.A. Hasta que Liam me hizo daño. -Su mirada se tornó gris. Le miré a los ojos, para que continuase. -Liam y yo teníamos algo extraño entre nosotros dos. La fiesta de fin de curso, antes de pasar a este odioso y cruel bachillerato -sonreí, y ella correspondió-, ¿la conoces?
_Nunca he ido a una. -Abbigail abrió sus ojos.
_¿En serio?
_En serio. No tenía con quien ir. -Bajé mi mirada tristemente.
_Pero si eres preciosa, ¿como...? -Se calló al notar mi rubor en sus mejillas.
_Venga, Abbi, no lo soy. -Me levanté, recogiendo mi bol y llevandolo a la encimera de la cocina.
_Sí, sí lo eres. Solo hace falta mirar tus oj.. -Le interrumpí.
_No estamos aquí para discutir mi nivel de belleza. -Me senté en la silla de nuevo. Ella no se había movido. -Estamos aquí porque me estabas contando algo de Liam. -Abrió la boca para quejarse de nuevo, pero la interrumpí señalandole con el dedo. -Abbigail...
_Bueno. -Se dio por vencida. -En la fiesta de fin de curso de hace ya casi un año, como era natural, bebimos... un poco.
_O sea que no veías de la que llevabas encima, sí.
_¡Oye! -Se quejó, pero empezó a reírse. -¿Como lo has adivinado? -Reí.
_El doble significado de “un poco”, supongo. Continúa.
_Y yo solía ir con ellos, en un grupo, a pesar de que era un poco diferente a todas las demás. Ya sabes, Jamie, Keyla, Arianna... -Escupí el zumo que bebía.
_¿¡Arianna!? ¿También ibas con Arianna? -Bajó su mirada.
_Déjame terminar, por favor. Luego, más tarde, me matas si te apetece. -Alcé mis manos en modo de defensa. Miré el zumo encima de la mesa. Giré mi boca hacia un lado. Más me valía recogerlo todo antes de que viniese mamá.

_Como iba diciendo, era un poco diferente por el simple hecho de que cuando ellas llevaban faldas, yo llevaba jeans. Cuando ellas llevaban tacones, yo llevaba converse's. Cuando ellas llevaban un maquillaje perfecto, yo llevaba una raya que delineaba mis ojos y no más. Liam me llamaba la atención y no sabía una razón exacta. Hacía un mes que, bueno... Él me había besado. Simplemente, todo era extraño. Él es unos meses más joven que Justin. Liam todavía no ha cumplido los diecinueve, y él apenas tenía diecisiete años cuando esto pasó. Bien, como había dicho, habíamos bebido, bastante. Él y Justin estaban afuera de la fiesta de graduación, a unos metros más allá. Jack estaba simplemente comiendole los morros a Keyla en el baño. -Su puño se cerró con fuerza. Acaricié su brazo, tranquilizandola. -Decidí salir a buscar a Liam, pero tan solo encontré a Justin.

*[“ _Ey, ¿dónde está Liam? -Dije, apoyandome sobre mis caderas, intentando abrir del todo los ojos.
_No está allí. -Me cogió de mi brazo, llevandome de nuevo a la fiesta.
_Sí está allí, le he visto salir contigo.
_Tú que vas a ver. Estás borracha Gail. -Así me llamaban los chicos entonces- -Me solté de su agarre.
_Justin, he bebido pero no estoy loca. -Escuché la risa de una chica a poca distancia de donde nos encontrabamos. Le miré a los ojos.
_Abbigail ven conmigo, por favor. -Ignoré su petición, andando en busca de Liam. -Él no está ahí, yo se donde está. Ven conmigo. -Me paré en seco y me giré. -No te estoy jodiendo Gail, ven conmigo anda. -Justin parecía seguro, así que le hice caso. Me fijé en sus ojos. Oscuros, vacíos, con unas ojeras notables y un enrojecimiento que no era natural.
_¿Qué te pasa en los ojos?
_Me pican. -Mintió,
_Si me dices la verdad mejor. Soy tu amiga Justin. Estoy curada de espanto. -Me miró a los ojos mientra seguíamos caminando. Volvió a mirar al frente.
_Marihuana. -Susurró apenas inaudible. Rodé mis ojos.
_¿Te parece bien juntar el alcohol con los porros? ¿Y si te pasara algo? Qué diría Jeremy... Agarró mi brazo.
_Nada que no haya visto ya, ¿vale? -Su voz parecía amenazadora. -No te metas en esas cosas Abbigail. -Justin estaba realmente nervioso.
_Vale, ya está bien. -Me solté por segunda vez de su fuerte agarre. Él me miró fijamente a los ojos.
_¿Qué? -Y en ese mismo instante escuché la risa de Liam justo donde antes había escuchado la risa de esa chica. -Justin cerró sus ojos con fuerza, dejando escapar un suspiro. Negué con mi cabeza, con lágrimas en los ojos. Corrí en la dirección en la que había escuchado a Liam, y Justin simplemente me dejó ir, sin poder hacer nada ya por seguir mintiendome. En cuestión de segundos llegué allí. Mi alma se partió en dos, llevándose mi corazón con ella. Arianna, Liam. El coche de Liam. Más risas. Mi cabeza asomandose, y ella sobre él a horcajadas, solamente con un sujetador. Mis ojos desbordando las lágrimas que habían estado conservando, y él avistando mi rostro fuera de mi coche.
_¡Mierda, Abbigail! -Él intentó deshacerse de ella, al mismo tiempo que yo corría lejos, donde él no pudiese encontrarme. Volví a encontrarme a Justin, sentado cabizbajo en una piedra de aquel camping donde se celebró la fiesta.
_Eres un cabrón. -Le reproché. Él levantó su mirada, bajandola de nuevo al ver que era yo. -Le estabas cubriendo.

Silencio.

_¡Justin! -Comencé a sollozar.
_¿¡Qué!? -Grito. -
_Como pudiste cubrir algo así. -Las lágrimas no paraban de brotar de mi rostro. Él tragó saliva y se acercó a mí con los brazos abiertos. -¡No! -Rechacé su abrazo. -¡No me toques!
_Gail...
_¡No quiero volver a veros en mi puta vida! -Le grité. Él cerró sus ojos ante mi voz taladrando su cabeza por la culpa. Caminé rapido, lo más rapido posible, hasta estar lo suficientemente lejos de esa fiesta y todo lo que tenía que ver con ella.”]*

Mi rostro se heló al escuchar la historia que Abbigail acababa de contarme con detalles. Las lágrimas se hacian presentes en sus ojos. La abracé con fuerza. Ella me devolvió el abrazo, mojando mi brazo desnudo por llevar una camiseta de tirantes con sus lágrimas. Tras un largo minuto que pareció una eternidad, ella se echó hacia atrás, tomando una gran bocanada de aire.

_Vale, ya está. -Respiró profundo.
_No puedo imaginar lo mal que debiste pasarlo. Desde luego, ahora entiendo ese odio hacia Arianna y esa repulsión cada vez que veías a alguien de ellos. -Acaricíe su brazo. Ella asintió con su cabeza, secandose las lágrimas. Recordé lo que al principio de la conversacion me había dicho. -Abbigail.
_¿Sí?
_¿Y como es que saliste anoche con ellos después de todo eso?
_¡Oh, claro! Lo que venía a contarte. Lo siento, me fui por la ramas. -Sonrió y la expresión de su rostro cambió por completo. -Resulta que anoche estaba yo en casa, aburrida como siempre en mi habitación cuando a eso de las diez, un número desconocido me llamó. Era él.
_¿Liam?
_Sí, Liam. Estuvimos hablando una media hora. Él se disculpó por primera vez en casi un año. Y la verdad es que habían veces en que le echaba de menos.-Su voz se quebró. -Y decidimos salir a hablar las cosas. A las once menos cuarto me recogió y me llevó allí donde hacía un año me besó por primera vez. -Ella volvió a ruborizarse. -Y... bueno, pasó. -Me miró a los ojos.

Yo conservaba la misma expresión desde que había empezado a hablar hasta ahora. Completamente asombrada, como si hubiese visto un fantasma. Sus ojos suplicaban una respuesta por mi parte, pero las palabras no querían salir de mi boca.

_Vaya, eso es... Bueno supongo qué... Puede... -Me callé. - ¿Tú eres feliz Abbi?
_¿Después de lo que pasó ayer? -Asentí. -La verdad es que sí.
_Entonces es genial. -La abracé y ella correspondió, con una amplia sonrisa.
_Me alegra tanto tener alguien a mi lado con quien abrirme de esta manera... Desde que pasó aquello, pasé todo este tiempo sola. Y no es nada agradable.
_No volverás a estar sola, te lo prometo. -Ella se separó de mis brazos y me dio un dulce beso en la mejilla. Nos quedamos en silencio.
_¡Oh! -Se sobresaltó. -¿Qué ocurrió con Arianna? Te perdí de vista.
_Y yo a ti... -Ella ladeó su cabeza, en signo de pregunta. Bufé. -Estoy expulsada.
_¿¡Cómo!?
_Estoy expulsada.
_Juramelo.
_Te lo prometo, me han expulsado por culpa de esa zorra. -Bajé mi mirada, apretando el puño con rabia. -Debería haberle roto la boca para que no hubiese podido hablar ni llorar como la perra que es.
_Tranquila Rouse, el tiempo pondrá las cosas en su lugar. -Me tranquilizó Abbigail. -Pero, escucha. -La miré. -¿Por qué?
_¿Por qué, qué?
_¿Por qué arremetiste contra ella así, de repente? -Dejé escapar un suspiro.
_Yo también tengo cosas que contarte. -Reí, nerviosa. -Digamos que yo y Justin...
_¡No!
_Sí.
_¡No!
_Que sí. -Reí.
_No me lo puedo creer. - Pasó su mano por su cabello.
_¿Por qué no me lo dijiste antes? -Me reprochó, sonriendo.
_No somos nada Abbi. -Me levanté, dispuesta a limpiar el estropicio del zumo, pero esta vez ella me siguió.
_¿Como que no sois nada? ¿Entonces por qué te molestaste cuando ella flirteaba con él?
_Nos besamos y ya. -Ella abrió sus ojos.
_¿Y... ya? -Preguntó. Yo asentí. -¿¡Como que y ya!? -Me sobresalté, y reí ante su indignación visible. -Rouse -susurró-, ¿tú sabes cuantas chicas en el instituto sueñan por las noches con tener sexo con él?
_Pero yo no he dicho que hayamos hecho nada.
_¡Pero él te ha besado! ¡Eso todavía lo desean más chicas!

Sí, más de 38 millones. -Pensé. Aveces se me olvidaban quien era realmente él.

_Bueno, no hagamos un drama. Corramos un tupido velo. -Reí.
_Ni velos ni velas. ¡Ven aquí! -Me abrazó feliz por que le hubiese contado nuestro secreto.
_Eh, pero nada a nadie Abbi.
_No, no.
_De verdad.
_De verdad. -Me mostró su dedo meñique, para que entrelazara el mío con el suyo. Reí y encantada correspondí a forjar esa amistad.


Capítulo 13

El aburrimiento me mataba desde que Abbigail había decidido que debía volver a casa. Faltaba todavía una hora para que Lauren volviese del trabajo. Decidí hacer los deberes que el profesor de historia nos había mandado para el fin de semana. Abrí el libro y cogí un montón de hojas en blanco y comencé a hacer resumenes sobre la Guerra Fría y el arte Barroco, por separado, cuando me encontré rayando la hoja haciendo circulitos y corazones.

_Joder. -Gruñí.

No había cosa que más detestase en mi vida, que la historia. A parte de la amada Física y Química, claro estaba. Me era imposible concentrarme en una sola página de historia. Por mucho que me esforzara, siempre llevaba esa pesada asignatura pegada en el culo. Y lo peor de todo es que era de las únicas asignaturas que Justin aprobaba en el instituto con notas superiores a sietes. Suspiré, y me di cuenta de que le extrañaba. ¿Como podía echarle de menos si hacia unas horas que había estado con él? Dejé escapar un suspiro, sin darme cuenta de que había estado dentro de mí todo este tiempo. Dejé el boligrafo a un lado y me fui al baño, dispuesta a darme una ducha. Cogí mi ropa interior y entré en el baño, a unos pasos de mi habitación. Cerré la puerta y encendí el grifo, esperando a que se templase el agua. Escuché ruidos fuera de el baño, pero los ignoré. Metí un pie dentro de la bañera. Metí otro. Y me maldije. No había cogido la ropa de vestir.

_Muy bien, Rouse, muy bien. -Envolviendome en una toalla y colocandome la ropa interior de la parte de abajo, salí del baño con el pelo totalmente revuelto al haber soltado mi moño -Eres genial. -Volví a escuchar ruidos. Esta vez me asusté y me dirigí hacia donde los escuchaba. Abrí la puerta de mi habitación.

Nada.

Suspiré. Cogí un pantalón corto del armario y una camiseta de tirantes cómoda, con escote ya desgastado y dado de sí. Me esperaba una temporada en casa, así que, que más da. Volví a dirigirme hacia el baño.

_Bú. -Justin apareció al otro lado de la puerta. Grité con todas mis fuerzas, a lo que él se sobresaltó y abrió los ojos cual hámster.
_¿¡Qué coño!? -Llevé la mano a mi pecho, el cual subía y bajaba con rapidez.
_¿Te asusté?
_No, hombre, solo calentaba mis cuerdas vocales. -Le miré con expresión todavía confusa. -¿Por donde demonios has entrado?
_Por la terraza, escalando por las piedras que tienes justo en la pared. -Sonrió, completamente orgulloso de sí mismo.
_¿Y si llega a estar mi madre?
_Te recuerdo que trabaja con Jeremy. Pero, bueno, dejando eso a un lado... -Me miró de arriba a abajo, lamiendose los labios. Me sonrojé. -¿Dónde ibas tan sexy? -Se acercó a mí, susurrandomelo a centímetros de mis labios.
_Iba a... iba a darme una ducha.
_¿Qué te ocurre? -Sonrió de lado y cogió mi mano, poniendola en la pared.
_N-nada. -Reí nerviosa. -¿P-por qué me ib-iba a pasar algo?
_Porque tartamudeas. -Volvió a susurrar de una forma irresistible. Se acercó a mi oído. Pasó su lengua por el contorno de mi oreja. Mi piel se erizó.
_No lo hago. -Dije de tiró, demasiado rápido para que él me comprendiese. Me miró a los ojos
_¿Qué has dicho? -Rió. -Abrí la boca para repetirlo mas pausadamente, cuando me interrumpió. -Bueno, en verdad no es eso lo que me importa. -Acortó totalmente las distancias entre nosotros y presionó sus labios contra los míos, bajando su mano a mi cintura. Intenté deshacerme de su agarre, pero volvió a coger mi mano y a posicionarla en la pared. -Usa la otra mano si quieres tocarme.
_Se me va a caer la toalla. -Susurré entre risas.
_Qué lástima... -Volvió a atacar mis labios, esta vez devorándolos con los suyos, introduciendo su lengua hasta el fondo, jugando con la mía. Después de casi dos minutos, él se separó, con la respiración agitada. Con los ojos cerrados, mordí mis labios, guardando su sabor en mi boca. Tiró de mi toalla hacia él, sin quitármela, apretándome más contra su cuerpo.
_Justin...
_Hmm- Murmuró él contra mi cuello.
_Mi madre volverá en cualquier momento, y tengo que ducharme. -Dije entre respiraciones cortadas. -Si te ve aquí me encerrará de por vida.
_¿Y no te da morbo eso? -Volvió a mis labios, dando suaves besos sobre ellos, sin lengua, tan solo un toque de labios. Esa frase revolucionó todo dentro de mí. Me deshice de su agarre y también solté mi otra mano. La toalla se movió, quedandose pegada a mi cuerpo. Enganché mis manos en su nuca y tiré de su pelo profundizando en el beso, mordiendo su lengua y arrastrando mis dientes sobre ella. Justin gimió y agarró con deseo mi trasero y notó que llevaba colocada la ropa interior en esa zona. Metió su mano entre los pliegues de la toalla y tiró de mi tanga, dejando que golpease mi espalda, pero eso tan solo subió la temperatura. Me cogió en peso colocandome en su cintura y volvió a ponerme contra la pared. Notaba su entrepierna en la mía. Apretó su cuerpo contra el mío y mordió mi cuello, provocandome un gemido ahogado esta vez a mí.

_Nena... -Gimió.
_Justin... -Contesté entre respiraciones entrecortadas.
_Imaginalo ahora. -Metió de nuevo su mano por mi espalda, haciendo que la arquease al sentir su tacto sobre ella.
_¿El q-qué?
_Tu cuerpo y mi cuerpo, perdiendo el control.

Y sentí como si algo dentro de mí explotase en cuestión de segundos. Bajé de su cintura, empujandole contra mi habitación.

_¿Qué pasa? -Él reaccionó.
_Cállate. -Tiré de él, haciendo que cayese sobre mi cama. Subí encima de él a horcajadas, besandole frenéticamente. Él me devolvió el beso, deshaciendose de su camiseta y me di cuenta de a qué punto habíamos llegado. Frené en seco y el miedo entró por mi cuerpo. Justin lo notó. Me miró a los ojos y levantó su cuerpo, quedando en frente de mí.
_Ey... -Me miró tiernamente. -¿Te encuentras bien?
_Sí, solo que yo... No creí que... Bueno, ya sabes. No me dí cuenta de como estaba actuando hasta que bueno, es decir, estamos en mi cama, estoy desnud...-Posó su dedo índice en mi labios, con una sonrisa. Se acercó a mi rostro. -Pequeña, no tienes que hacer esto. Lo siento, soy yo el que acostumbra a ir rápido en todo. -Posó un rapido beso en mis labios. Sonreí entre sus labios y me tiré encima suya riendo. Él rió y me abrazó.

_Que extraño, ¿no? -Le miré, recostada sobre su hombro.
_¿El qué? -Bajó su mirada para fijar sus ojos en los míos.
_Bieber aflojando la velocidad.
_Hay cosas que realmente hay que pararse a mirar cada detalle de ellas. Como por ejemplo esos puntos que tiene tu iris gris cual gata. O el maquillaje que tapa una marca en un cuello. O ese pequeño lunar que tienes en el principio de tus pechos que tu toalla no llega a tapar. -Me sonrojé. -O lo preciosa que eres...

Le miré a los ojos, sintiendo como el rubor calentaba mis mejillas.

_¿Rouse? ¡Ya estoy aquí! -Gritó mi madre, cerrando la puerta tras esta frase. Miré a Justin con los ojos realmente abiertos.
_Mierda, joder. -Me levanté y le di su camiseta. -Escondete por favor, o sal por donde entraste pero...
_¿Rouse? ¿Estás en casa? -Escuché como dejaba sus llaves en el cuenco del salón donde solía depositarlas. Los nervios se apoderaron de mí.
_¡Sí mamá, estoy en el baño! -Grité. Volví a mirar a Justin, colocandose rapidamente su camiseta.
_Tranquila, volveré a saltar, ¿sí?
_Por favor Justin date prisa. -Me besó en los labios rapidamente, antes de salir a hurtadillas de mi habitación. Bajé las escaleras, topandome con mi madre, que las subía.
_¡Oh! Hola mamá.
_¿Rouse? ¿Qué hacías? ¿Con quien hablabas? -Me empujó, subiendo las escaleras. Recé por que Justin ya estuviera abajo. La seguí temblorosa.
_Estaba en el baño, iba a darme una ducha. -Recordé mi marca en el cuello, por lo que coloqué mi pelo e la manera que fuese imposible verla. -Y no hablaba con nadie. Tenía la radio puesta.
_¿Qué radio? Tengo tu movil. -Mi rostro se heló.
_La del aparato de música de mi cuarto. Por eso tardé, lo estaba apagando. -Mentí. Me miró con el ceño fruncido antes de echar un vistazo en la planta de arriba. Ni rastro de Justin.
_Ve a ducharte anda. -Me besó en la frente. -Comeremos dentro de poco. No tardes.
_Claro. -Me dirigí al baño.

Y ahora sí, por fin, dejé caer el agua sobre mí, sintiendo como todos mis nervios y preocupaciones se deshacian antes de irse con ella hasta el fondo de la bañera, yéndose por el desagüe y dejándome una sensación de relajación inmejorable.

Salí de la ducha una media hora después. Mi madre ya estaba abajo, empezando a comer.
_Tu comida está en el microondas, tan solo tienes que calentarla. -Ella continuaba un poco agria conmigo por el hecho de estar expulsada hasta el jueves.
_Gracias.

La comida transcurrió con normalidad, hasta que decidí hablar.
_¿Sigues enfadada? -Ella me miró, levantando la cabeza, sorprendida por la pregunta. Tardó unos segundos en responder.
_No estoy enfadada Rouse. -Suspiré. -Estoy dolida, y decepcionada. Nunca habías hecho una cosa así. ¿Eso fue lo que yo te enseñé durante diecisiete años, en serio?
_Claro que no. Tú me enseñaste lo mejor mamá. -Peloteé.
_Entonces, ¿por qué? ¿Por qué te peleaste con esa chica? -Suspiré.
_Ella... ella es desquiciosa, creeme. -La miré. Me hizo un gesto con la mano en señal de que siguiese hablando. -Y estaba harta de que me mirase de ese modo desde que llegué a este instituto. Harta de que riese a mis espaldas, y hablase lo que quisiera sobre mí porque sabía que no tendría agallas para plantarle cara. -Tragué saliva. -Justin es... -la miré -, tú ya sabes lo que él siempre ha significado para mí mamá. -Ella bajó su mirada, colocando sus manos cruzadas delante de su nariz.- El hecho de haber cumplido mi jodido sueño, le ha convertido en algo demasiado importante para mí, tanto que no puedo alejarme de él demasiado. No es que sienta cosas en el ámbito sentimental -mi corazón me delató, regalandome un pinchazo- pero sí es cierto que se ha convertido en un muy buen y apreciado amigo, ¿entiendes?, y ella no dejaba de meterle mentiras en la cabeza. Incluso llegó a hablar de ti -mentí, añadiendole énfasis al asunto. Ella abrió sus ojos-. Yo simplemente estaba harta y que ella intentase comerle la cabeza a Justin y a todos los demás mamá. -Mis ojos se humedecieron-. No quiero volver a sufrir, ¿por qué no eres capaz de entenderlo?

Pasamos unos segundos en silencio, hasta que ella se levantó. Mantuve mi cabeza baja.

_Ven aquí. -Abrió sus brazos, tirando de mi mano. Nos fundimos en un sentimental abrazo, rodeado de la culpa de, en parte, haberle mentido. -No vuelvas a hacerme estas cosas Rouse. -Noté como su voz se quebraba.
_No lo haré. -Ella se separó de mí.
_Te quiero princesita, te quiero tanto...
_Y yo a ti mamá. -Ella me sonrió.
_Ten. -Rebuscó en su bolso y me entregó mi movil, apagado. -Te lo devuelvo. Te diré cuando podrás salir, poco a poco. ¿Vale? -Asentí, algo fastidiada por no poder salir.
_Está bien. Gracias. -Le sonreí. Subí a mi cuarto y encendí mi teléfono movil. A los pocos segundos, me llegaron notificaciones.

Nuevo mensaje de J.
Tres llamadas perdidas.
Justin.
Justin.
Abbigail.

Abrí el mensaje que me envió Justin antes de apagar el móvil.

Mensaje de J.
Eso no me impedirá verte.
Te prometo que haré lo que sea para verte más allá de mis sueños.

Sonreí y me mordí el labio. Mi teléfono sonó. En la pantalla del mismo, brillaba el nombre de “Abbigail”. Descolgué riendo.

+¿Me estás espiando? -Le dije.
-¿Eh?
+Mi madre acaba de devolverme el móvil. -Reí.
-Mi sexto sentido, que es espectacular.
Ambas reímos.
+Bueno, ¿qué ocurre?
-Esta noche estoy sola en casa. Mis padres se han ido de escapada romántica. -La escuché reír por lo bajo.
+¿Debo pensar mal sobre quien va a pasar la noche contigo?
-¡Oh, Rouse! -Ella rió. -Tal vez. -Estalló en carcajadas, contagiándome  -Pero te llamaba, por si sería posible que pasaras la noche conmigo.
+Me encantaría Abbi, de verdad. Pero estoy castigadisima.
-Yo hablaré con tu madre. ¿Me abres?
+¿Qué?
-Que ya sabía que estabas castigada, por eso estoy en la puerta de tu casa para hablar con tu madre, y así no podías decirme que no. -Comenzó a reír.
+Eres tan impredecible... -Reí. -Ahora bajo.

Pip. Pip. Pip.

Bajé las escaleras a toda mecha, sobresaltando a mi madre, que estaba limpiando la pantalla de la televisión.

_¿Adónde vas tan rápido cariño? -Abrí la puerta, ignorándola  cuando Abbi entró de lleno, abrazándome de nuevo, como esta mañana. Mi madre abrió los ojos, levantándose del suelo y dejando a un lado su trapito de limpiar cristales. Se acercó a nosotras. Abbigail la avistó y corrió a sus brazos, causándome una larga carcajada.

_¡Hola! -La saludó enérgicamente.
_Ho-hola... -Contestó Lauren, sorprendida.
_Mamá, esta es Abbigail. Es mi compañera de clase.
_Soy su mejor amiga. Es que Rouse es un poco tímida sabes. -Le dijo, super segura a mi madre, como si a la que no me conociese fuese a mí. No puede evitar volver a reír.
_¿Sí, verdad? -Le siguió el royo Lauren.
_¡Oye! -Yo seguía riendo, feliz.
_Bueno, Abbigail, pues encantada de conocerte. Yo soy Lauren, pero puedes llamarme Lau si te es más fácil.
_Lau es genial.
_Gracias bonita. Y bueno, ¿qué te trae por aquí? -Abbi me miró, mordiendose el labio inferior.
_El caso es que... yo quería preguntarle algo.
_Tuteame, y dime cariño.
_Está bien. Pues, verás, mis padres se han ido de fin de semana romántico, y yo... estoy sola en casa. -Mi madre levantó una ceja, sabiendo por donde iba. -Y no me dejan salir. -Añadió rapido, a pesar de que seguramente sería mentira-. Y bueno, yo vine aquí, con mi buena fe y mi arito de angel -hizo giros circulares encima de su cabeza, simulando ser un angel-, a preguntarle si podría dejar que Rouse durmiese en mi casa conmigo esta noche. -Mi madre fue a abrir la boca, pero ella le interrumpió-. Mi casa tiene teléfono fijo, puede llamarnos. ¡Y se cocinar! -Mi madre endulzó su expresión.
_Pero cariño, ella está castigada y debe cumplir con l...
_Por favor Lau. -Usó su nombre cariñosamente.
_Yo...
_Porfi. Nos acostaremos pronto, y así mañana por la mañana ella podrá estar aquí sin falta. -Mi madre vaciló unos segundos antes de contestar.
_Está bien...
_¡Sí! -Gritó Abbi, lanzandose a mis brazos y saltando como una niña-. Sí, sí, sí. -Abbigail comenzó a dar vueltas bailando de una forma en la que sus brazos se movían con ganas. Mamá y yo estallamos en carcajadas ante su baile. -Uy... -Paró en seco. -Qué vergüenza.- Juraría que lloraba de la risa en esos momentos.
_Anda, subid y coged una mochila o algo así con la ropa. Os espero aquí abajo. -Ordenó mamá. Hicimos caso, subiendo escaleras arriba.

_Tía, que casa tan bonita.
_Gracias. -Sonreí. Entramos a mi habitación, y Abbigail cerró la puerta detrás de ella. -¿Qué hora es?
_Son las cinco menos veinte.
_Bien. -Me giré, para abrir el armario cuando vi en el espejo del mismo la figura de Abbi reflejada. Tenía una pose extraña. Me giré. -¿Qué pasa? -Reí.
_Dejame hacerte la mochila.
_¿Por qué? -Dije, mientras ella me apartaba del armario.
_Porque vamos a pasarnoslo realmente bien esta noche.
_¿Qué quieres decir con eso?
_Que mentí cuando dije que no me dejaban salir. -Ladeé mi cabeza, entrecerrando los ojos.
_Abbigail, no te sigo.
_Llámame Gail. -Para mi sorpresa, comencé a recordar que así la llamaban Justin,Liam,Mike,Jack y todo ese grupo de gente. Y caí.
_¿Vamos a salir?
_Eres más lista de lo que pensaba. -Sacó de mi armario unas mallas de cuero negras muy ajustadas y una camiseta que enseñaba mi ombligo de color roja. Abrí los ojos
_¿No es un poco...?
_Exacto. Los zapatos te los dejaré yo. Los tuyos no me gustan. -Levanté mi ceja izquierda.
_Vaya hombre, gracias.

Llené la mochila con mi maquillaje y diferentes lacas de uñas y pinta-labios a conjunto con la ropa. Sentí como mi estómago se llenaba de nervios al mismo tiempo que terminaba de meter todo lo necesario y me despedía de mi madre, prometiendo que la llamaría en cuanto llegara allí y antes de irnos a dormir, mintiendo de nuevo. Tras unos minutos en silencio, de camino a la casa de Abbigail, decidí hablar.

_¿Dónde vamos a ir? ¿Por qué tengo que ir tan provocativa?
_Por qué les gusta.
_¿A quién?
_A Liam y a Justin. -Mis ojos se abrieron.
_¿¡Qué!? -Me puse delante de ella. Ella arrugó frente confusa. -¿Ellos vienen?
_Claro que vienen -Ella rió. -No temas Rouse, vamos a pasarlo bien. Nos llevarán en moto.
_¿Adónde nos llevarán?
_Al festival que hay en el pueblo de al lado. -Me mareé.
_¿Vamos a ir hasta el otro pueblo?
_Y va a ser la mejor noche de tu vida. Cállate ya. -Ella se reía.
_¿Que haremos luego?
_¿Dormir? -Preguntó sarcasticamente a modo de respuesta.
_Y que más... -La pinché con pesadez.
_Con ellos. -Ella rió y corrió hacia una casa, que supuse que sería la suya. Gritó un “Woooooho” una vez dentro y comenzó a dar vueltas. -¡Vamos Rouse, ¿qué haces ahí?, tenemos que prepararnos a partir de YA!


_Dios mío, en qué me he metido...



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