Narra
Rouse
Me desperecé, el
Sol ya entraba por mi ventana y me daba de lleno en la cara. Me
maldije interiormente por no haber bajado la persiana la noche
pasada. Ni siquiera sabía qué hora era. Mi madre me había robado
el teléfono móvil y estaba completamente incomunicada con el mundo
exterior. Me destapé y me encaminé al baño, para darme cuenta de
que iba en ropa interior. Hice una mueca con los labios.
_Bah. -Suspiré con
desprecio. Total, estaría sola hasta las dos y media.
Abrí el grifo,
observando como el agua caía sobre mis manos formando una pequeña
piscina antes de sumergir mi rostro entre ellas, mojandome toda la
cara. Sonreí levemente por lo fresquita que estaba. El calor en L.A
era cada vez mayor. Repetí esto dos, tres veces. Cepillé mis
dientes y me miré en el espejo, sonriendo mostrando toda mi
dentadura. Ladeé la cabeza, y mis ojos fueron a parar a mi cuello.
Abrí muchísimo los ojos, tanto, que me dolieron.
_No puede ser. -Me
pasé la mano por aquella marca en mi cuello y maldije a Justin
doscientas treinta y dos veces. -Le mato. -Abrí con rapidez los
armarios que habían bajo el lavabo, de cristal translucido, sacando
un pequeño neceser de color dorado. Saqué maquillaje, polvos, y
pequeñas esponjas. Mojando las esponjas en el maquillaje, lo pasé
por encima de aquel chupetón. Mordí mi labio recordando cómo lo
hizo. Sacudí mi cabeza, dejando salir un soplo de aire. Pasé por
encima algo de polvos del mismo tono que mi piel, y la marca casi
desapareció. Bajé al salón, y por fin conseguó ver que eran las
11:45 de la mañana. Había dormido tan solo seis horas y media. Esta
noche iba a estar realmente cansada. Decídí desyunar, cuando a
mitad de mi tazón de cereales, tocaron frenéticamente a la puerta.
_¡Rouse! ¡Soy yo!
-La voz se me hizo familiar. Vacilé antes de acercarme a la puerta.
Nuevos golpes me sobresaltaron, encogiendo mi cuerpo. Suspiré y abrí
la puerta. Abbigail se tiró encima de mí en un abrazo y un grito
que le pedí a Dios que no me dejase sorda. -¡Lo que te tengo que
contar, lo que te tengo que contar! -Saltaba una y otra vez. Comencé
a reír.
_¿Como sabías
donde vivo? -Pregunté confusa.
_Lo vi en tu agenda.
-Entró en casa, dejandome allí de pie, mirando, sola, hacia la
calle. Sacudí mi cabeza.
_Ah. -Cerré la
puerta. Me giré a mirarla y estaba de pie justo detrás de mí.
Volví a asustarme. -Joder, Abbi, ¿tienes que ser tan silenciosa?
-Asintió con su cabeza, con una mirada que me dio miedo. Entrecerré
mis ojos y fruncí el ceño. Ella estalló en carcajadas.
_No, que va. Te
tomaba el pelo. -Me volvió a abrazar. Era tan cariñosa.
_¿Y bien? ¿Qué
pasó? -Comencé a andar y ella me siguió, sentandose en la silla
que estaba al lado mío mientras yo seguía desayunando.
_¿Qué? -Volvió a
la realidad. - Ah, sí. -Se ruborizó y sonrió tímida. -Anoche me
pasó algo.
_Ahám. -Murmuré,
con la boca llena de cereales
_Verás, anoche salí
con Liam, Jack y sus amigos. -Tragué de golpe.
_¿Liam, Jack?
_¿Liam, Jack?
_Sí. -Bajó su
mirada, avergonzada.
_¿Tú?
_Sí.
_¿Con Jack y Liam?
_¡Rouse! -Me
reprimió.
_¿Por qué?
-Pregunté ignorandola, totalmente confusa.
_N-no.. no lo sé.
Liam me llamó. -Alcé mis cejas. Ella hizo una mueca y las volví a
bajar. -Bueno...- siguió.- El caso es que él me vino a buscar en su
coche. Mis padres no estaban en casa, por lo que salí normal, sin
preocuparme de que alguien me viese ir con ellos.
_Ni que fuesen
criminales. -Rodé mi ojos.
_No, claro que no.
Pero aquí todo corre demasiado rápido y es como el juego del
teléfono; empiezas una frase y terminas con otra totalmente
diferente. -Asentí con mi cabeza.- Además, todos saben que Jack,
Liam, Justin, -mi estómago se retorció-, y todos esos chicos, son
diferentes al resto.
_¿Justin?
_Justin y Liam, los
que más. -Puso su mano en mi hombro, totalmente segura de lo que
estaba diciendo. -Solo hace falta verles saltándose las clases, o encendiendose cigarrillos en medio del recreo, o como superan con
facilidad el límite de velocidad con sus motos y sus coches. -Rodó
sus ojos. -O las numerosas fiestas en las que se meten y salen con
dos y tres tías de los brazos. -Click. Eso llegó adentro de mí
como una aguja en vena.
_¿Y tú como lo
sabes? No sueles relacionarte demasiado con ellos. -Bajé mi mirada
al cuenco de leche, y comencé a beberla a sorbos.
_Pero lo hacía.
Silencio.
_¿Tú? ¿Con
ellos?¿Por qu... -Retomé.
_Rouse, ya. -Me
interrumpió, riendo.
_Perdón.
_Sí, solía ir con
ellos. Cuando nuestro instituto estaba en la otra zona de L.A. Hasta
que Liam me hizo daño. -Su mirada se tornó gris. Le miré a los
ojos, para que continuase. -Liam y yo teníamos algo extraño entre
nosotros dos. La fiesta de fin de curso, antes de pasar a este odioso
y cruel bachillerato -sonreí, y ella correspondió-, ¿la conoces?
_Nunca he ido a una.
-Abbigail abrió sus ojos.
_¿En serio?
_En serio. No tenía
con quien ir. -Bajé mi mirada tristemente.
_Pero si eres
preciosa, ¿como...? -Se calló al notar mi rubor en sus mejillas.
_Venga, Abbi, no lo
soy. -Me levanté, recogiendo mi bol y llevandolo a la encimera de la
cocina.
_Sí, sí lo eres.
Solo hace falta mirar tus oj.. -Le interrumpí.
_No estamos aquí
para discutir mi nivel de belleza. -Me senté en la silla de nuevo.
Ella no se había movido. -Estamos aquí porque me estabas contando
algo de Liam. -Abrió la boca para quejarse de nuevo, pero la
interrumpí señalandole con el dedo. -Abbigail...
_Bueno. -Se dio por
vencida. -En la fiesta de fin de curso de hace ya casi un año, como
era natural, bebimos... un poco.
_O sea que no veías
de la que llevabas encima, sí.
_¡Oye! -Se quejó,
pero empezó a reírse. -¿Como lo has adivinado? -Reí.
_El doble
significado de “un poco”, supongo. Continúa.
_Y yo solía ir con
ellos, en un grupo, a pesar de que era un poco diferente a todas las
demás. Ya sabes, Jamie, Keyla, Arianna... -Escupí el zumo que
bebía.
_¿¡Arianna!?
¿También ibas con Arianna? -Bajó su mirada.
_Déjame terminar,
por favor. Luego, más tarde, me matas si te apetece. -Alcé mis
manos en modo de defensa. Miré el zumo encima de la mesa. Giré mi
boca hacia un lado. Más me valía recogerlo todo antes de que
viniese mamá.
_Como iba diciendo,
era un poco diferente por el simple hecho de que cuando ellas
llevaban faldas, yo llevaba jeans. Cuando ellas llevaban tacones, yo
llevaba converse's. Cuando ellas llevaban un maquillaje perfecto, yo
llevaba una raya que delineaba mis ojos y no más. Liam me llamaba la
atención y no sabía una razón exacta. Hacía un mes que, bueno...
Él me había besado. Simplemente, todo era extraño. Él es unos
meses más joven que Justin. Liam todavía no ha cumplido los
diecinueve, y él apenas tenía diecisiete años cuando esto pasó.
Bien, como había dicho, habíamos bebido, bastante. Él y Justin
estaban afuera de la fiesta de graduación, a unos metros más allá.
Jack estaba simplemente comiendole los morros a Keyla en el baño.
-Su puño se cerró con fuerza. Acaricié su brazo, tranquilizandola.
-Decidí salir a buscar a Liam, pero tan solo encontré a Justin.
*[“ _Ey, ¿dónde
está Liam? -Dije, apoyandome sobre mis caderas, intentando abrir del
todo los ojos.
_No está allí.
-Me cogió de mi brazo, llevandome de nuevo a la fiesta.
_Sí está allí,
le he visto salir contigo.
_Tú que vas a
ver. Estás borracha Gail. -Así me llamaban los chicos entonces- -Me
solté de su agarre.
_Justin, he
bebido pero no estoy loca. -Escuché la risa de una chica a poca
distancia de donde nos encontrabamos. Le miré a los ojos.
_Abbigail ven
conmigo, por favor. -Ignoré su petición, andando en busca de Liam.
-Él no está ahí, yo se donde está. Ven conmigo. -Me paré en seco
y me giré. -No te estoy jodiendo Gail, ven conmigo anda. -Justin
parecía seguro, así que le hice caso. Me fijé en sus ojos.
Oscuros, vacíos, con unas ojeras notables y un enrojecimiento que no
era natural.
_¿Qué te pasa
en los ojos?
_Me pican.
-Mintió,
_Si me dices la
verdad mejor. Soy tu amiga Justin. Estoy curada de espanto. -Me miró
a los ojos mientra seguíamos caminando. Volvió a mirar al frente.
_Marihuana.
-Susurró apenas inaudible. Rodé mis ojos.
_¿Te parece bien
juntar el alcohol con los porros? ¿Y si te pasara algo? Qué diría
Jeremy... Agarró mi brazo.
_Nada que no haya
visto ya, ¿vale? -Su voz parecía amenazadora. -No te metas en esas
cosas Abbigail. -Justin estaba realmente nervioso.
_Vale, ya está
bien. -Me solté por segunda vez de su fuerte agarre. Él me miró
fijamente a los ojos.
_¿Qué? -Y en
ese mismo instante escuché la risa de Liam justo donde antes había
escuchado la risa de esa chica. -Justin cerró sus ojos con fuerza,
dejando escapar un suspiro. Negué con mi cabeza, con lágrimas en
los ojos. Corrí en la dirección en la que había escuchado a Liam,
y Justin simplemente me dejó ir, sin poder hacer nada ya por seguir
mintiendome. En cuestión de segundos llegué allí. Mi alma se
partió en dos, llevándose mi corazón con ella. Arianna, Liam. El
coche de Liam. Más risas. Mi cabeza asomandose, y ella sobre él a
horcajadas, solamente con un sujetador. Mis ojos desbordando las
lágrimas que habían estado conservando, y él avistando mi rostro
fuera de mi coche.
_¡Mierda,
Abbigail! -Él intentó deshacerse de ella, al mismo tiempo que yo
corría lejos, donde él no pudiese encontrarme. Volví a encontrarme
a Justin, sentado cabizbajo en una piedra de aquel camping donde se
celebró la fiesta.
_Eres un cabrón.
-Le reproché. Él levantó su mirada, bajandola de nuevo al ver que
era yo. -Le estabas cubriendo.
Silencio.
_¡Justin!
-Comencé a sollozar.
_¿¡Qué!?
-Grito. -
_Como pudiste
cubrir algo así. -Las lágrimas no paraban de brotar de mi rostro.
Él tragó saliva y se acercó a mí con los brazos abiertos. -¡No!
-Rechacé su abrazo. -¡No me toques!
_Gail...
_¡No quiero
volver a veros en mi puta vida! -Le grité. Él cerró sus ojos ante
mi voz taladrando su cabeza por la culpa. Caminé rapido, lo más
rapido posible, hasta estar lo suficientemente lejos de esa fiesta y
todo lo que tenía que ver con ella.”]*
Mi rostro se heló
al escuchar la historia que Abbigail acababa de contarme con
detalles. Las lágrimas se hacian presentes en sus ojos. La abracé
con fuerza. Ella me devolvió el abrazo, mojando mi brazo desnudo por
llevar una camiseta de tirantes con sus lágrimas. Tras un largo
minuto que pareció una eternidad, ella se echó hacia atrás,
tomando una gran bocanada de aire.
_Vale, ya está.
-Respiró profundo.
_No puedo imaginar
lo mal que debiste pasarlo. Desde luego, ahora entiendo ese odio
hacia Arianna y esa repulsión cada vez que veías a alguien de
ellos. -Acaricíe su brazo. Ella asintió con su cabeza, secandose
las lágrimas. Recordé lo que al principio de la conversacion me
había dicho. -Abbigail.
_¿Sí?
_¿Y como es que
saliste anoche con ellos después de todo eso?
_¡Oh, claro! Lo que
venía a contarte. Lo siento, me fui por la ramas. -Sonrió y la
expresión de su rostro cambió por completo. -Resulta que anoche
estaba yo en casa, aburrida como siempre en mi habitación cuando a
eso de las diez, un número desconocido me llamó. Era él.
_¿Liam?
_Sí, Liam.
Estuvimos hablando una media hora. Él se disculpó por primera vez
en casi un año. Y la verdad es que habían veces en que le echaba de
menos.-Su voz se quebró. -Y decidimos salir a hablar las cosas. A
las once menos cuarto me recogió y me llevó allí donde hacía un
año me besó por primera vez. -Ella volvió a ruborizarse. -Y...
bueno, pasó. -Me miró a los ojos.
Yo conservaba la
misma expresión desde que había empezado a hablar hasta ahora.
Completamente asombrada, como si hubiese visto un fantasma. Sus ojos
suplicaban una respuesta por mi parte, pero las palabras no querían
salir de mi boca.
_Vaya, eso es...
Bueno supongo qué... Puede... -Me callé. - ¿Tú eres feliz Abbi?
_¿Después de lo
que pasó ayer? -Asentí. -La verdad es que sí.
_Entonces es genial.
-La abracé y ella correspondió, con una amplia sonrisa.
_Me alegra tanto
tener alguien a mi lado con quien abrirme de esta manera... Desde que
pasó aquello, pasé todo este tiempo sola. Y no es nada agradable.
_No volverás a
estar sola, te lo prometo. -Ella se separó de mis brazos y me dio un
dulce beso en la mejilla. Nos quedamos en silencio.
_¡Oh! -Se
sobresaltó. -¿Qué ocurrió con Arianna? Te perdí de vista.
_Y yo a ti... -Ella
ladeó su cabeza, en signo de pregunta. Bufé. -Estoy expulsada.
_¿¡Cómo!?
_Estoy expulsada.
_Juramelo.
_Te lo prometo, me
han expulsado por culpa de esa zorra. -Bajé mi mirada, apretando el
puño con rabia. -Debería haberle roto la boca para que no hubiese
podido hablar ni llorar como la perra que es.
_Tranquila Rouse, el
tiempo pondrá las cosas en su lugar. -Me tranquilizó Abbigail.
-Pero, escucha. -La miré. -¿Por qué?
_¿Por qué, qué?
_¿Por qué
arremetiste contra ella así, de repente? -Dejé escapar un suspiro.
_Yo también tengo
cosas que contarte. -Reí, nerviosa. -Digamos que yo y Justin...
_¡No!
_Sí.
_¡No!
_Que sí. -Reí.
_No me lo puedo
creer. - Pasó su mano por su cabello.
_¿Por qué no me lo
dijiste antes? -Me reprochó, sonriendo.
_No somos nada Abbi.
-Me levanté, dispuesta a limpiar el estropicio del zumo, pero esta
vez ella me siguió.
_¿Como que no sois
nada? ¿Entonces por qué te molestaste cuando ella flirteaba con él?
_Nos besamos y ya.
-Ella abrió sus ojos.
_¿Y... ya?
-Preguntó. Yo asentí. -¿¡Como que y ya!? -Me sobresalté, y reí
ante su indignación visible. -Rouse -susurró-, ¿tú sabes cuantas
chicas en el instituto sueñan por las noches con tener sexo con él?
_Pero yo no he dicho
que hayamos hecho nada.
_¡Pero él te ha
besado! ¡Eso todavía lo desean más chicas!
Sí, más de
38 millones. -Pensé. Aveces se me olvidaban quien era
realmente él.
_Bueno, no hagamos
un drama. Corramos un tupido velo. -Reí.
_Ni velos ni velas.
¡Ven aquí! -Me abrazó feliz por que le hubiese contado nuestro
secreto.
_Eh, pero nada a
nadie Abbi.
_No, no.
_De verdad.
_De verdad. -Me
mostró su dedo meñique, para que entrelazara el mío con el suyo.
Reí y encantada correspondí a forjar esa amistad.
Capítulo
13
El aburrimiento me
mataba desde que Abbigail había decidido que debía volver a casa.
Faltaba todavía una hora para que Lauren volviese del trabajo.
Decidí hacer los deberes que el profesor de historia nos había
mandado para el fin de semana. Abrí el libro y cogí un montón de
hojas en blanco y comencé a hacer resumenes sobre la Guerra Fría y
el arte Barroco, por separado, cuando me encontré rayando la hoja
haciendo circulitos y corazones.
_Joder. -Gruñí.
No había cosa que
más detestase en mi vida, que la historia. A parte de la amada
Física y Química, claro estaba. Me era imposible concentrarme en
una sola página de historia. Por mucho que me esforzara, siempre
llevaba esa pesada asignatura pegada en el culo. Y lo peor de todo es
que era de las únicas asignaturas que Justin aprobaba en el
instituto con notas superiores a sietes. Suspiré, y me di cuenta de
que le extrañaba. ¿Como podía echarle de menos si hacia unas horas
que había estado con él? Dejé escapar un suspiro, sin darme cuenta
de que había estado dentro de mí todo este tiempo. Dejé el
boligrafo a un lado y me fui al baño, dispuesta a darme una ducha.
Cogí mi ropa interior y entré en el baño, a unos pasos de mi
habitación. Cerré la puerta y encendí el grifo, esperando a que se
templase el agua. Escuché ruidos fuera de el baño, pero los ignoré.
Metí un pie dentro de la bañera. Metí otro. Y me maldije. No había
cogido la ropa de vestir.
_Muy bien, Rouse,
muy bien. -Envolviendome en una toalla y colocandome la ropa interior
de la parte de abajo, salí del baño con el pelo totalmente
revuelto al haber soltado mi moño -Eres genial. -Volví a escuchar
ruidos. Esta vez me asusté y me dirigí hacia donde los escuchaba.
Abrí la puerta de mi habitación.
Nada.
Suspiré. Cogí un
pantalón corto del armario y una camiseta de tirantes cómoda, con
escote ya desgastado y dado de sí. Me esperaba una temporada en
casa, así que, que más da. Volví a dirigirme hacia el baño.
_Bú. -Justin
apareció al otro lado de la puerta. Grité con todas mis fuerzas, a
lo que él se sobresaltó y abrió los ojos cual hámster.
_¿¡Qué coño!?
-Llevé la mano a mi pecho, el cual subía y bajaba con rapidez.
_¿Te asusté?
_No, hombre, solo
calentaba mis cuerdas vocales. -Le miré con expresión todavía
confusa. -¿Por donde demonios has entrado?
_Por la terraza,
escalando por las piedras que tienes justo en la pared. -Sonrió,
completamente orgulloso de sí mismo.
_¿Y si llega a
estar mi madre?
_Te recuerdo que
trabaja con Jeremy. Pero, bueno, dejando eso a un lado... -Me miró
de arriba a abajo, lamiendose los labios. Me sonrojé. -¿Dónde ibas
tan sexy? -Se acercó a mí, susurrandomelo a centímetros de mis
labios.
_Iba a... iba a
darme una ducha.
_¿Qué te ocurre?
-Sonrió de lado y cogió mi mano, poniendola en la pared.
_N-nada. -Reí
nerviosa. -¿P-por qué me ib-iba a pasar algo?
_Porque tartamudeas.
-Volvió a susurrar de una forma irresistible. Se acercó a mi oído.
Pasó su lengua por el contorno de mi oreja. Mi piel se erizó.
_No lo hago. -Dije
de tiró, demasiado rápido para que él me comprendiese. Me miró a
los ojos
_¿Qué has dicho?
-Rió. -Abrí la boca para repetirlo mas pausadamente, cuando me
interrumpió. -Bueno, en verdad no es eso lo que me importa. -Acortó
totalmente las distancias entre nosotros y presionó sus labios
contra los míos, bajando su mano a mi cintura. Intenté deshacerme
de su agarre, pero volvió a coger mi mano y a posicionarla en la
pared. -Usa la otra mano si quieres tocarme.
_Se me va a caer la
toalla. -Susurré entre risas.
_Qué lástima...
-Volvió a atacar mis labios, esta vez devorándolos con los suyos, introduciendo su lengua hasta el fondo, jugando con la mía. Después
de casi dos minutos, él se separó, con la respiración agitada. Con
los ojos cerrados, mordí mis labios, guardando su sabor en mi boca.
Tiró de mi toalla hacia él, sin quitármela, apretándome más contra
su cuerpo.
_Justin...
_Hmm- Murmuró él
contra mi cuello.
_Mi madre volverá
en cualquier momento, y tengo que ducharme. -Dije entre respiraciones
cortadas. -Si te ve aquí me encerrará de por vida.
_¿Y no te da morbo
eso? -Volvió a mis labios, dando suaves besos sobre ellos, sin
lengua, tan solo un toque de labios. Esa frase revolucionó todo
dentro de mí. Me deshice de su agarre y también solté mi otra
mano. La toalla se movió, quedandose pegada a mi cuerpo. Enganché
mis manos en su nuca y tiré de su pelo profundizando en el beso,
mordiendo su lengua y arrastrando mis dientes sobre ella. Justin
gimió y agarró con deseo mi trasero y notó que llevaba colocada la
ropa interior en esa zona. Metió su mano entre los pliegues de la
toalla y tiró de mi tanga, dejando que golpease mi espalda, pero eso
tan solo subió la temperatura. Me cogió en peso colocandome en su
cintura y volvió a ponerme contra la pared. Notaba su entrepierna en
la mía. Apretó su cuerpo contra el mío y mordió mi cuello,
provocandome un gemido ahogado esta vez a mí.
_Nena... -Gimió.
_Justin... -Contesté
entre respiraciones entrecortadas.
_Imaginalo ahora.
-Metió de nuevo su mano por mi espalda, haciendo que la arquease al
sentir su tacto sobre ella.
_¿El q-qué?
_Tu cuerpo y mi
cuerpo, perdiendo el control.
Y sentí como si
algo dentro de mí explotase en cuestión de segundos. Bajé de su
cintura, empujandole contra mi habitación.
_¿Qué pasa? -Él
reaccionó.
_Cállate. -Tiré de
él, haciendo que cayese sobre mi cama. Subí encima de él a
horcajadas, besandole frenéticamente. Él me devolvió el beso,
deshaciendose de su camiseta y me di cuenta de a qué punto habíamos
llegado. Frené en seco y el miedo entró por mi cuerpo. Justin lo
notó. Me miró a los ojos y levantó su cuerpo, quedando en frente
de mí.
_Ey... -Me miró
tiernamente. -¿Te encuentras bien?
_Sí, solo que yo...
No creí que... Bueno, ya sabes. No me dí cuenta de como estaba
actuando hasta que bueno, es decir, estamos en mi cama, estoy
desnud...-Posó su dedo índice en mi labios, con una sonrisa. Se
acercó a mi rostro. -Pequeña, no tienes que hacer esto. Lo siento,
soy yo el que acostumbra a ir rápido en todo. -Posó un rapido beso
en mis labios. Sonreí entre sus labios y me tiré encima suya
riendo. Él rió y me abrazó.
_Que extraño, ¿no?
-Le miré, recostada sobre su hombro.
_¿El qué? -Bajó
su mirada para fijar sus ojos en los míos.
_Bieber aflojando la
velocidad.
_Hay cosas que
realmente hay que pararse a mirar cada detalle de ellas. Como por
ejemplo esos puntos que tiene tu iris gris cual gata. O el maquillaje
que tapa una marca en un cuello. O ese pequeño lunar que tienes en
el principio de tus pechos que tu toalla no llega a tapar. -Me
sonrojé. -O lo preciosa que eres...
Le miré a los ojos,
sintiendo como el rubor calentaba mis mejillas.
_¿Rouse? ¡Ya estoy
aquí! -Gritó mi madre, cerrando la puerta tras esta frase. Miré a
Justin con los ojos realmente abiertos.
_Mierda, joder. -Me
levanté y le di su camiseta. -Escondete por favor, o sal por donde
entraste pero...
_¿Rouse? ¿Estás
en casa? -Escuché como dejaba sus llaves en el cuenco del salón
donde solía depositarlas. Los nervios se apoderaron de mí.
_¡Sí mamá, estoy
en el baño! -Grité. Volví a mirar a Justin, colocandose
rapidamente su camiseta.
_Tranquila, volveré
a saltar, ¿sí?
_Por favor Justin
date prisa. -Me besó en los labios rapidamente, antes de salir a
hurtadillas de mi habitación. Bajé las escaleras, topandome con mi
madre, que las subía.
_¡Oh! Hola mamá.
_¿Rouse? ¿Qué
hacías? ¿Con quien hablabas? -Me empujó, subiendo las escaleras.
Recé por que Justin ya estuviera abajo. La seguí temblorosa.
_Estaba en el baño,
iba a darme una ducha. -Recordé mi marca en el cuello, por lo que
coloqué mi pelo e la manera que fuese imposible verla. -Y no hablaba
con nadie. Tenía la radio puesta.
_¿Qué radio? Tengo
tu movil. -Mi rostro se heló.
_La del aparato de
música de mi cuarto. Por eso tardé, lo estaba apagando. -Mentí. Me
miró con el ceño fruncido antes de echar un vistazo en la planta de
arriba. Ni rastro de Justin.
_Ve a ducharte anda.
-Me besó en la frente. -Comeremos dentro de poco. No tardes.
_Claro. -Me dirigí
al baño.
Y ahora sí, por
fin, dejé caer el agua sobre mí, sintiendo como todos mis nervios y
preocupaciones se deshacian antes de irse con ella hasta el fondo de
la bañera, yéndose por el desagüe y dejándome una sensación de
relajación inmejorable.
Salí de la ducha
una media hora después. Mi madre ya estaba abajo, empezando a comer.
_Tu comida está en
el microondas, tan solo tienes que calentarla. -Ella continuaba un
poco agria conmigo por el hecho de estar expulsada hasta el jueves.
_Gracias.
La comida
transcurrió con normalidad, hasta que decidí hablar.
_¿Sigues enfadada?
-Ella me miró, levantando la cabeza, sorprendida por la pregunta.
Tardó unos segundos en responder.
_No estoy enfadada
Rouse. -Suspiré. -Estoy dolida, y decepcionada. Nunca habías hecho
una cosa así. ¿Eso fue lo que yo te enseñé durante diecisiete
años, en serio?
_Claro que no. Tú
me enseñaste lo mejor mamá. -Peloteé.
_Entonces, ¿por
qué? ¿Por qué te peleaste con esa chica? -Suspiré.
_Ella... ella es
desquiciosa, creeme. -La miré. Me hizo un gesto con la mano en señal
de que siguiese hablando. -Y estaba harta de que me mirase de ese
modo desde que llegué a este instituto. Harta de que riese a mis
espaldas, y hablase lo que quisiera sobre mí porque sabía que no
tendría agallas para plantarle cara. -Tragué saliva. -Justin es...
-la miré -, tú ya sabes lo que él siempre ha significado para mí
mamá. -Ella bajó su mirada, colocando sus manos cruzadas delante de
su nariz.- El hecho de haber cumplido mi jodido sueño, le ha
convertido en algo demasiado importante para mí, tanto que no puedo
alejarme de él demasiado. No es que sienta cosas en el ámbito
sentimental -mi corazón me delató, regalandome un pinchazo- pero sí
es cierto que se ha convertido en un muy buen y apreciado amigo,
¿entiendes?, y ella no dejaba de meterle mentiras en la cabeza.
Incluso llegó a hablar de ti -mentí, añadiendole énfasis al
asunto. Ella abrió sus ojos-. Yo simplemente estaba harta y que ella
intentase comerle la cabeza a Justin y a todos los demás mamá. -Mis
ojos se humedecieron-. No quiero volver a sufrir, ¿por qué no eres
capaz de entenderlo?
Pasamos unos
segundos en silencio, hasta que ella se levantó. Mantuve mi cabeza
baja.
_Ven aquí. -Abrió
sus brazos, tirando de mi mano. Nos fundimos en un sentimental
abrazo, rodeado de la culpa de, en parte, haberle mentido. -No
vuelvas a hacerme estas cosas Rouse. -Noté como su voz se quebraba.
_No lo haré. -Ella
se separó de mí.
_Te quiero
princesita, te quiero tanto...
_Y yo a ti mamá.
-Ella me sonrió.
_Ten. -Rebuscó en
su bolso y me entregó mi movil, apagado. -Te lo devuelvo. Te diré
cuando podrás salir, poco a poco. ¿Vale? -Asentí, algo fastidiada
por no poder salir.
_Está bien.
Gracias. -Le sonreí. Subí a mi cuarto y encendí mi teléfono
movil. A los pocos segundos, me llegaron notificaciones.
Nuevo mensaje de
J.
Tres llamadas
perdidas.
Justin.
Justin.
Abbigail.
Abrí el mensaje que
me envió Justin antes de apagar el móvil.
Mensaje de J.
Eso no me
impedirá verte.
Te prometo que
haré lo que sea para verte más allá de mis sueños.
Sonreí y me mordí
el labio. Mi teléfono sonó. En la pantalla del mismo, brillaba el
nombre de “Abbigail”. Descolgué riendo.
+¿Me estás
espiando? -Le dije.
-¿Eh?
+Mi madre acaba de
devolverme el móvil. -Reí.
-Mi sexto sentido,
que es espectacular.
Ambas reímos.
+Bueno, ¿qué
ocurre?
-Esta noche estoy
sola en casa. Mis padres se han ido de escapada romántica. -La
escuché reír por lo bajo.
+¿Debo pensar mal
sobre quien va a pasar la noche contigo?
-¡Oh, Rouse! -Ella
rió. -Tal vez. -Estalló en carcajadas, contagiándome -Pero te
llamaba, por si sería posible que pasaras la noche conmigo.
+Me encantaría
Abbi, de verdad. Pero estoy castigadisima.
-Yo hablaré con tu
madre. ¿Me abres?
+¿Qué?
-Que ya sabía que
estabas castigada, por eso estoy en la puerta de tu casa para hablar
con tu madre, y así no podías decirme que no. -Comenzó a reír.
+Eres tan
impredecible... -Reí. -Ahora bajo.
Pip. Pip. Pip.
Bajé las escaleras
a toda mecha, sobresaltando a mi madre, que estaba limpiando la
pantalla de la televisión.
_¿Adónde vas tan rápido cariño? -Abrí la puerta, ignorándola cuando Abbi entró de
lleno, abrazándome de nuevo, como esta mañana. Mi madre abrió los
ojos, levantándose del suelo y dejando a un lado su trapito de
limpiar cristales. Se acercó a nosotras. Abbigail la avistó y
corrió a sus brazos, causándome una larga carcajada.
_¡Hola! -La saludó enérgicamente.
_Ho-hola...
-Contestó Lauren, sorprendida.
_Mamá, esta es
Abbigail. Es mi compañera de clase.
_Soy su mejor amiga.
Es que Rouse es un poco tímida sabes. -Le dijo, super segura a mi
madre, como si a la que no me conociese fuese a mí. No puede evitar
volver a reír.
_¿Sí, verdad? -Le
siguió el royo Lauren.
_¡Oye! -Yo seguía
riendo, feliz.
_Bueno, Abbigail,
pues encantada de conocerte. Yo soy Lauren, pero puedes llamarme Lau
si te es más fácil.
_Lau es genial.
_Gracias bonita. Y
bueno, ¿qué te trae por aquí? -Abbi me miró, mordiendose el labio
inferior.
_El caso es que...
yo quería preguntarle algo.
_Tuteame, y dime
cariño.
_Está bien. Pues,
verás, mis padres se han ido de fin de semana romántico, y yo...
estoy sola en casa. -Mi madre levantó una ceja, sabiendo por donde
iba. -Y no me dejan salir. -Añadió rapido, a pesar de que
seguramente sería mentira-. Y bueno, yo vine aquí, con mi buena fe
y mi arito de angel -hizo giros circulares encima de su cabeza,
simulando ser un angel-, a preguntarle si podría dejar que Rouse
durmiese en mi casa conmigo esta noche. -Mi madre fue a abrir la
boca, pero ella le interrumpió-. Mi casa tiene teléfono fijo, puede
llamarnos. ¡Y se cocinar! -Mi madre endulzó su expresión.
_Pero cariño, ella
está castigada y debe cumplir con l...
_Por favor Lau. -Usó
su nombre cariñosamente.
_Yo...
_Porfi. Nos
acostaremos pronto, y así mañana por la mañana ella podrá estar
aquí sin falta. -Mi madre vaciló unos segundos antes de contestar.
_Está bien...
_¡Sí! -Gritó
Abbi, lanzandose a mis brazos y saltando como una niña-. Sí, sí,
sí. -Abbigail comenzó a dar vueltas bailando de una forma en la que
sus brazos se movían con ganas. Mamá y yo estallamos en carcajadas
ante su baile. -Uy... -Paró en seco. -Qué vergüenza.- Juraría que
lloraba de la risa en esos momentos.
_Anda, subid y coged
una mochila o algo así con la ropa. Os espero aquí abajo. -Ordenó
mamá. Hicimos caso, subiendo escaleras arriba.
_Tía, que casa tan
bonita.
_Gracias. -Sonreí.
Entramos a mi habitación, y Abbigail cerró la puerta detrás de
ella. -¿Qué hora es?
_Son las cinco menos
veinte.
_Bien. -Me giré,
para abrir el armario cuando vi en el espejo del mismo la figura de
Abbi reflejada. Tenía una pose extraña. Me giré. -¿Qué pasa?
-Reí.
_Dejame hacerte la
mochila.
_¿Por qué? -Dije,
mientras ella me apartaba del armario.
_Porque vamos a
pasarnoslo realmente bien esta noche.
_¿Qué quieres
decir con eso?
_Que mentí cuando
dije que no me dejaban salir. -Ladeé mi cabeza, entrecerrando los
ojos.
_Abbigail, no te
sigo.
_Llámame Gail.
-Para mi sorpresa, comencé a recordar que así la llamaban
Justin,Liam,Mike,Jack y todo ese grupo de gente. Y caí.
_¿Vamos a salir?
_Eres más lista de
lo que pensaba. -Sacó de mi armario unas mallas de cuero negras muy
ajustadas y una camiseta que enseñaba mi ombligo de color roja. Abrí
los ojos
_¿No es un poco...?
_Exacto. Los zapatos
te los dejaré yo. Los tuyos no me gustan. -Levanté mi ceja
izquierda.
_Vaya hombre,
gracias.
Llené la mochila
con mi maquillaje y diferentes lacas de uñas y pinta-labios a
conjunto con la ropa. Sentí como mi estómago se llenaba de nervios
al mismo tiempo que terminaba de meter todo lo necesario y me
despedía de mi madre, prometiendo que la llamaría en cuanto llegara
allí y antes de irnos a dormir, mintiendo de nuevo. Tras unos
minutos en silencio, de camino a la casa de Abbigail, decidí hablar.
_¿Dónde vamos a
ir? ¿Por qué tengo que ir tan provocativa?
_Por qué les gusta.
_¿A quién?
_A Liam y a Justin.
-Mis ojos se abrieron.
_¿¡Qué!? -Me puse
delante de ella. Ella arrugó frente confusa. -¿Ellos vienen?
_Claro que vienen
-Ella rió. -No temas Rouse, vamos a pasarlo bien. Nos llevarán en
moto.
_¿Adónde nos
llevarán?
_Al festival que hay
en el pueblo de al lado. -Me mareé.
_¿Vamos a ir hasta
el otro pueblo?
_Y va a ser la mejor
noche de tu vida. Cállate ya. -Ella se reía.
_¿Que haremos
luego?
_¿Dormir? -Preguntó
sarcasticamente a modo de respuesta.
_Y que más... -La
pinché con pesadez.
_Con ellos. -Ella
rió y corrió hacia una casa, que supuse que sería la suya. Gritó
un “Woooooho” una vez dentro y comenzó a dar vueltas. -¡Vamos
Rouse, ¿qué haces ahí?, tenemos que prepararnos a partir de YA!
_Dios
mío, en qué me he metido...
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