jueves, 2 de mayo de 2013

♥ El último pétalo ~ Capítulo 11 ♥

No podía creer esto. Realmente, no podía hacerlo. Hace cuestión de un mes era el angelito de mi madre. Ella me solía tener en un pedestal. Tenía problemas, sí es cierto, pero jamás me había metido en una pelea. A mí era a la que solían ponerle la zancadilla por los pasillos y de la que se reían a las espaldas. Yo era la que solía ir al instituto hasta los días de huelga. Y todo, por jamás defraudar a esa mujer que me dio la vida y que luchó por sacarnos adelante a mí y a mi hermana Brittany. Cuando tan sola me encontraba, ella me abrazó. Cuando las lágrimas me impidieron ver el Sol, ella me llevó a ver las estrellas. Cuando él se fue, ella se convirtió en mi heroína. Y ahora, ahora simplemente hay algo que me empuja hacia un camino en el cual no sé si me perderé, o tal vez me encontraré. Un camino que me lleva hacia la locura. Un camino que me produce escalofrios a cada paso, que me supera, que me regala a cada avance un sentimiento nuevo y extrañamente desconocido. Mil destellos en mi interior, nervios en mi vientre, y un extraño deseo por todo lo prohibido que lo hace irresistiblemente tentador.
Hace un mes, me encontraría en mi cama durmiendo como una más, una chica normal y corriente y sin embargo, ahora me encuentro a cien por hora abrazando al chico de mis sueños y desafíando una y otra vez los límites que un día se interpusieron en mi camino.

Bajé de la moto, en la misma posición en la que una hora atrás habíamos arrancado sin un destino fijo más que la adrenalina y la libertad corriendo por nuestras venas. Él me sonreía, cómplice de una noche que jamás olvidaré.
_Sabes..., -me acerqué a él, que terminó de guardar los cascos y se apoyó en la moto. Ladeó la cabeza y colocó sus manos en mi cintura. -Es la primera vez que hago esto.

_¿El qué? -Entrecerró los ojos.

_Escaparme con alguien. -Justin sonrió mostrando completamente su perfecta dentadura.

_¿Ah, sí? -Cogió un mechón de mi pelo, alborotado por el viaje en moto y el casco y lo colocó detrás de mi oreja al mismo tiempo que se acercaba a ella. -¿Y que tal? -Susurró contra mi oído. Otra vez esos jodidos escalofrios. Cerré los ojos y suspiré. Él besó el lóbulo de mi oreja.

_No me puedo quejar. -Me mordí el labio. Él me miró a los ojos y levantó una ceja con ironía, haciendome reír. Él también sonrió. Puso su mano en mi boca.

_Shh. -Comenzó a reír, sin poder evitarlo. Escondió su cabeza entre mi cuello y mi hombro, presionando sus labios contra mi clavícula ahogando su risa floja. Levantó su cabeza y volvió a ponerse serio. -Lo prohibido se hace tentador, ¿no es eso? -Susurró cerca de mis labios.

_Exacto. -Le miré a los ojos, a apenas 5 centimetros de los míos.

_¿Sabes cual es la única forma de deshacerse de esa tentación?

_Sorpréndeme.

_Cayendo en ella. -Presionó sus labios contra los míos. Mi corazón volvió a desbocarse. Enganché mis brazos en su cuello y me dejé llevar. Él lo notó y deslizó sus manos hacia mi trasero, acercandome a él. Ladeamos ambos la cabeza y su lengua pidió paso en mi boca, entrando sin más. Su respiración chocó contra mi rostro, erizando mi piel. La punta de su lengua acarició mi labio inferior antes de morderlo con suavidad, causandome un corte en la respiración que le hizo abrir los ojos, mirandome fijamente.

_No hagas eso Bieber. -Amenacé. Él sonreía pícaro.

_¿Esto? -Volvió a tirar de mi labios, dejando escapar un suspiro que aceleró todo mi cuerpo. Bufé y arremetí contra su cuello. Él posó una de sus manos en la moto, sorprendido.

_No, no, no. -Se mordió el labio inferior. -Rouse eso no, por favor.

_Soy demasiado vengativa, ¿sabes? -Volvió a morderse el labio y apretó con fuerza y deseo mi trasero, aumentando la temperatura. Dibujé un camino de besos mojados en su cuello. Le mordí y él gimió.

_Ven aquí. -Tiró de mí colocandome en su posición; contra la moto. Metió su mano por detrás de mi camiseta, sintiendo el tacto de su piel con mi espalda. Me imitó, pero él no perdía el tiempo. Mordió mi cuello de una forma irresistible. Ahogué un gemido y él lo notó. -No lo escondas nena. -Volvió a la carga a la vez que acariciaba mi espalda. Sentí de nuevo sus dientes clavandose en mi piel, y como su lengua dibujaba algo imposible de descifrar, y esta vez no pude contenerme. Él sonrió contra mi cuello y volvió a enganchar mis labios con mucho más deseo que antes, moviendo su cuello de lado a lado y explorando cada rincón de mi boca. Nuestras lenguas comenzaron una batalla que ojalá nunca terminara. Sabía realmente bien.

Y en ese momento caí en la cuenta de que habíamos salido a las dos y media de la madrugada y que llevabamos casi dos horas fuera.

_Oh. -Me sobresalté. Él también. -Justin, ¿qué hora es?
_Joder. Se me olvidó. Y Jeremy se despierta pronto para ir a trabajar los sábados por la mañana. -Miró su reloj. Abrió los ojos.
_¿Y bien? -Me mordí el labio inferior, intrigada y preocupada al mismo tiempo. No quería ni imaginarme que Lauren se hubiese levantado a beber agua como solía hacer muchas noches y no me hubiese encontrado en mi habitación.
_Son las... las... Falta un cuarto de hora para las cinco.
_¿¡Qué!? Juraría que tan solo había pasado una hora o una hora y media como muchísimo- Mierda Justin, Lauren y Jeremy salen de casa a las séis.
_Cielo...
_Me va a pillar, seguro. Y entonces si que la habré defraudado.
_Hey, Rouse, tranquila. -Cogió mi rostro con sus manos. -Todavía tenemos tiempo. No creo que ellos se levanten antes de las cinco y media. Tranquila tonta. -Click.- No va a pasar nada. ¿Está bien? Vamos, anda. -Me sonrió, de esa manera que tan solo él sabía hacerlo. Todo en mi interior volvió a relajarse. Suspiré y él comenzó a andar a rastras con su moto. En cinco minutos estabamos en su casa. Dejó su moto escondida en la puerta trasera, tan silencioso como la noche. Me sonrió y volvió a mi lado.
_¿Me acompañas? -Reí, lo más flojo que pude.
_La duda ofende. -Pasó su brazo por encima de mi hombro, y bostezó. Debía estar cansado. No creo que él haya dormido tantísimo como yo, y sin embargo aquí sigue, justo a mi lado, viviendo una experiencia que jamás olvidaré. Desde el momento en que me sentí libre encima de esa moto, hasta la sensación de peligro que sentía a cada paso que me acercaba a mi casa. Y que haya sido él, mi ídolo, mi pequeño kidrauhl, eso..., eso era lo más increíble de todo esto.

_Buenas noches Justin. -Me miró a los ojos, quedandose en silencio. -¿Qué pasa? -Dije, confusa.
_¿Buenas? -Ladeé mi cabeza mostrando confusión.
_De momento, las mejores. -Bajé mi mirada, notando como el rubor se apoderaba de mi rostro. -Descansa Rouse. Nos veremos mañana.
_Lo dudo. Me tendrá vigilada a cada hora. -Suspiré, desviando mi mirada.
_Confía en mí. -Posó un dulce beso en mi frente antes de bajar a mis labios, presionandolos con fuerza unos segundos.

Y se marchó, dejandome allí, con la vida en un puño, el corazón en la mano, y el sabor de unos labios que desearía tener para siempre.

Cuidadosamente metí la llave y abrí la puerta sin hacer el más mínimo ruido. Todo estaba en silencio. Cerré la puerta detrás de mí con el máximo cuidado posible. Cerré los ojos y los voví a abrir, suspirando profundamente calmando mis nervios. Tranquila Rouse. -Me dije a mi misma. Subí las escaleras temblorosa y abrí la puerta de mi habitación al mismo tiempo que escuchaba como el interruptor de la habitación de Lauren sonaba. Una luz. Abrí tanto los ojos que estaban a punto de salirseme de las órbitas. Entré en mi habitación en dos zancadas, y me metí en la cama sin dudarlo. Con ropa. Y zapatillas. Me tapé hasta el cuello y cerré los ojos con fuerza. Escuché sus pasos por el pasillo y un sonoro resoplo por su parte cada vez más cerca de mi habitación. Apreté mis manos contra las sabanas, deseando que el temblor cesara. Sus pasos se pararon, y encendió la luz del pasillo. Estaba justo en mi puerta. Entró en mi habitación. Abrí los ojos. Los volví a cerrar. Se acercó a mí y me dió un beso en la mejilla, haciendo que me relajara. Se alejó, pero volvio hacia mí y me olió el pelo. Mierda. -Me maldije. -El tabaco de Justin. Era experta en detectar cualquier olor ajeno al natural.

_En fin. -Susurró mamá, antes de volver a irse, cerrando la puerta a su espalda.

Abrí los ojos y observé la puerta con el rabillo de estos. Se había ido. Resoplé, dejando escapar un suspiro que había mantenido en mi interior desde que vino, casi sin respirar. Me quité las zapatillas, con una oreja dentro y otra fuera de la habitación. Me deshice de mis pantalones y de la chaqueta y me metí de nuevo en la cama, escondiendo la ropa debajo de la cama por si volvía a entrar. Bostecé. Un día demasiado intenso para mí. Y un chico que revolucionaba todo mi cuerpo con cada mirada.

Narra Justin

Entré en casa sin más miramiento. Dejé las llaves en un cuenco, haciendo algo de ruido. Me desperecé. Estaba realmente cansado. Subí a mi habitación y me deshice de toda mi ropa, dejandola por el suelo. Abrí el armario y cogí unos pantalones cortos de chandal negros y decidí quedar sin camiseta. Saqué de mi chaqueta, la cual estaba en el suelo, el paquete de cigarrillos y recordé a Rouse robandome uno de ellos. Me mordí el labio. Nunca había esperado eso de una chica como ella. Pero mentiria si dijese que no me puso a cien. Saqué uno de ellos y el resto lo dejé en mi escritorio. Abrí el balcón y lo encendí, cerrando los ojos al sentir el humo colandose por mi garganta y llenando mis pulmones. Lo miré y eché el humo por encima del cigarrillo. Mi puerta se abrió. Ni siquiera me giré.

_Justin. -Dijo Jeremy, a mis espaldas, entrando en la habitación.
_¿Qué? -Contesté, seco.
_¿Donde has estado? -Le di otra calada al cigarro. -Sabes que no me gusta que fumes.
_A mí tampoco me gusta esa tía que te traes a casa y no me paso todos los días recordandotelo.
_Justin son casi las cinco y media de la mañana. ¿Donde has estado? -Se puso serio. Me giré, echando el humo que tenía en la boca.
_Por ahí.
_¿Con quien?
_Con Baffy. -Dije, refiriéndome a mi moto. Qué sexy era. Reí y volví a girarme.
_Justin Drew Bieber, mírame cuando te hablo.
_Papá, ¿qué quieres? -Me giré de nuevo para mirarle- He estado por ahí dando una vuelta con la moto y una amiga.
_¿Es Rouse? -Escupió.
_¿Qué coño? ¿Quién ha dicho que sea Rouse? -Volví a darle otra calada al cigarro, y rapidamente, otra.
_¿Por qué te has puesto nervioso, Justin? -Se adentró en mi cuarto. -Me estás mintiendo otra vez.
_¿Cuando te he mentido papá? -Entrecerré los ojos; empezaba a cansarme de esta conversacion. Quería fumarme el cigarro tranquilo e irme a dormir. -Me miró fijamente a los ojos. -Venga, dime. Dime cuando te he mentido yo.
_Cuando me dijiste que tu comportamiento no cambaría por Shar. Mírate Justin.
_Yo no cambié por esa. Es más, nunca he cambiado. Siempre he sido así. -Le dí las tres últimas caladas al cigarro, rapidas, tirandolo por la ventana. Me acerqué a la cama.
_¿Desde cuando fumas? También me vas a decir que siempre has fumado, ¿verdad?
_Desde que me da la gana. Punto. -Me giré para meterme en la cama y me cogió del brazo obligandome a mirarle.
_No me hables de esa manera Justin.
_¡Eres tú quien ha venido a atacarme de esta forma!
_Dime, ¿era ella o no? Y no quiero que me mientas. -Me miró a los ojos fijamente.
_No es Rouse. -Me solté de su agarre con fuerza. -Es otra chica.
_¿Cuantas chicas vas a tirarte en un mes?
_Que yo sepa no me he tirado a ninguna. -Me metí en la cama y le di la espalda. Reí. - Bueno sí, pero no tantas. Solo tuve sexo con Arianna. -Le reí divertido. Pero ella me vino a la cabeza. Rouse. Un pinchazo me atravesó el pecho. Me llevé ahí la mano. -Ah. -Hice una mueca de dolor.
_¿Qué pasa? -En una décima de segundo, papá estaba a mi lado.
_Me duele. -Le miré extrañado.
_¡Te he dicho que no fumes Justin, joder!
_¡No es por eso papá!
_¿Entonces por qué coño te duele el pecho? ¿Por respirar el aire puro? -Cada palabra que decía goteaba sarcasmo.
_Me duele aquí. -Señalé con firmeza mi corazón. Le miré a los ojos y desvié mi mirada hacia el balcón, obligandole a mirar la habitación de Rouse.
_Justin, te lo preguntaré de nuevo, ¿está bien? -Bajé mi mirada. Era imposible mentirle a un padre.
_Sí, papá. Me escapé con Rouse. Lauren no sabe nada. Ella estaba castigada.
_Pero si es un angel, ¿qué le paso? -Se sentó a mi lado.
_La expulsaron del instituto. -Abrió mucho los ojos. -Se peleó con Arianna.
_¿En serio?
_Sí, pero Ari se lo merecía. Es una puta.
_¡Justin!
_Lo es.

Silencio.

_Por favor no le digas nada a Lauren. -Le miré a los ojos. Tardó unos segundos en contestar.
_Está bien Justin. -Resopló y se levantó. -Pero, una cosa te digo. -Le volví a mirar. -Ten cuidado con lo que haces con esa chica.

Acto seguido se levantó y se fue, cerrando la puerta a sus espaldas. Miré la hora. Las 5:40. Mis ojos casi se cerraban solos, así que me dejé caer, y me encontré con ella de nuevo en mis sueños.


Ey, Justin, cuidado. Te vas a quemar.




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