+¿Mamá?, ya
estamos en casa.
-Vale cariño, llámame antes de irte a dormir, sabes que estas castigada, no me
falles. -Un escalofrío recorrió mi cuerpo.
+S-sí... Claro
mamá.
-Confío en ti.
Pasadlo bien cielo, un beso
+Te quiero, adiós.
Pip,
pip, pip.
Me giré para
observar a Abbigail, o Gail, como ella quería ser llamada, con ojos
como platos mirándome fijamente.
_¿Qué pasa? ¿Qué
miras?
_¿Qué te ha dicho?
-Juntó sus manos
_Nada, que la llame
antes de dormir. -Reí ante su preocupación. Ella rió traviesa.
-Bueno, “dormir” -Dije riendo, lanzando los brazos arriba y
haciendo movimientos con los dedos simulando unas comillas
_Va a ser la noche
de tu vida Rouse. -Bajó la mirada- Y de la mía. -Se sonrojó.
-¿Vamos?
Prácticamente tiró
de mí, entre empujones y gritos inesperados y nerviosos por su
parte, para dirigirme a su habitación. Me quitó la mochila del
brazo y la volcó entera encima de su cama.
_¡Pero Ga...-me
interrumpió.
_Shhht. -Puso su
dedo índice en mis labios. -Esto se hace así. Mi casa, mis normas.
-Me guiñó un ojo, pícara.
Me tiró la camiseta
escotada y corta roja y esos leggins de cuero que me había obligado
a llevarme justo en la cara, causando un quejido sonoro por mi parte,
que le hizo sacarme la lengua. Como si prisa le corriese, fue a toda
mecha a su armario para sacar unos enormes, pero he de admitir
preciosos, tacones de plataforma rojos. Abrí mucho los ojos.
_Pero Abbi yo no sé
andar con eso. -Lo miré horrorizada. -Parecen andamios, voy a ir
imitando a los patos o algo así.
_Gail.
_¿Qué?
_Que me llames Gail.
_Bueno, pues, Gail
-insistí en marcar ese nombre-, lo que te iba diciendo.
_Anda ya, tonta. Es
muy facil. Observa. -Se sentó en la cama, y con toda la sencillez,
se subió encima de ese par de torres infrahumanas y comenzó a
desfilar por la habitación poniendo cara de modelo y dando vueltas
sobre si misma, lanzando besos a si misma. -Gracias, gracias. Oh, que
tontos. -Habló sola. Estallé en una carcajada que le contagió.
-Ahora tú. -Me aproximé para coger los tacones, pero ella los
alejó.
_¡Oye!
_Primero vístete,
si no, no te verás estilizada nena. -Alzó las cejas asintiendo, muy
segura de lo que había dicho. Fruncí el ceño y me encogí de
hombros. Agarré la ropa y me dirigí al baño para cambiarme.
A medida que me deshacía de mi ropa y me colocaba esa vestimenta impensable por mi
parte, mil cosas pasaron por mi mente. Justin, mi madre. Esa fiesta,
esos tacones. Esa mentira, y una noche que no sabía exactamente
cuando terminaría. Me senté en el inodoro, pasando mis manos por mi
pelo. Qué bien me sentaría ahora un cigarro de esos que Justin
lleva siempre con él. -Me mordí el labio-. Mi vida está cambiando
demasiado rápido, y yo no encuentro donde agarrarme. Terminé de
colocarme esa camiseta, que dejaba ver mi ombligo y que iba a ras de
mis pechos, y esas mallas de cuero. Sonreí y me dí la vuelta, mirándome al espejo. Joder, realmente me gustaba lo que veía.
Parecía una chica dura y sexy al mismo tiempo. Hice varias caras
delante del espejo hasta que me di cuenta de que mi nivel de
normalidad estaba rozando el menos trece, y decidí salir.
_Creía que te había
tragado el váter o algo. -Abbigail rodó sus ojos con pesadez. Se
giró para mirarme y abrió sus ojos. -Pero Rouse, ¡mírate! Estás
cañón, te queda más que genial. -Cogió mi mano para darme una
vuelta y mirarme desde todas las vistas posibles. -No podrías estar
mejor. -Me sonrió. -Ahora, toma. -Cogió los tacones, que estaban en
el suelo, y me los entregó. Me los puse y me tambaleé al
levantarme, estabilizándome ante la risa bajita de Gail.
Un paso.
Dos.
Cuatro.
Y al suelo.
Abbigail estalló en
carcajadas.
_Mierda... -Me
levanté, sacudiendo mis rodillas. -Esto es más difícil de lo que
pensaba. -Reí con ella.
Segundo intento.
Un tambaleo.
Cuatro pasos, diez.
Una sonrisa.
Segundo tambaleo.
Tras varios
intentos, conseguí pillarle el truco. Mis piernas lucían sexys y
largas. Era la primera vez que probaba un estilo de este tipo. Sonreí
de lado, guiñándole un ojo a Gail, que ya había comenzado a
vestirse, desnudándose delante de mí sin ningún tipo de tapujo. Me
giré, avergonzada.
_¡Si no pasa nada,
tenemos todas lo mismo! -Y tenía razón. Ambas reímos.
Finalmente, una hora
y media después, Gail ya había terminado de revestirme de cabeza a
pies; cabello, liso pero con las puntas hacia fuera, un maquillaje
oscuro y provocador, mi top y mallas, y sus preciosos tacones rojos
que ya dominaba por completo. Ella, en cambio, llevaba unos
pantalones cortos vaqueros que enganchaban una cadena de metal, unas
tacones del mismo tipo, negros, y una camiseta escotada y con el
hombro caído de color negra, a juego con sus tacones. Su maquillaje,
a base de lápiz de ojos con grandes sombras oscuras con destellos
azules que resaltaban el color de sus ojos claros, y su melena
ondulada y oscura. Estaba realmente impresionante. Terminamos pintándonos las uñas de un color negro intenso la una a la otra, y
bajamos al salón.
Tras unos minutos,
dieron las ocho y media de la tarde, y en esta zona ya comenzaba a
anochecer. Diez minutos después, tocaron a la puerta y unas risas
masculinas se escucharon al otro lado del umbral. Mi estomago se
retorció, mostrando en mis mejillas un perfecto rubor del que Gail
se dio cuenta.
_Ahí están. -Me
miró, sonriendo por mi rubor. -Ven conmigo. -Me tendió su mano, y
dudé unos momentos antes de engancharla con la mía y dirigirnos
hacia la puerta. -¿Quien es? -Canturreó entre risas Abbigail.
_Dos chicos muy
potentes. -Se escuchó una voz. No era Justin, así que supuse que
era Liam. La risa de Justin se fundió con la de él en cuestión de
segundos. Gail también rió y abrió la puerta. Liam se dirigió sin
pensarlo hacia Abbigail, agarrando su cintura y entrando en su casa,
retorciendo sus labios contra los suyos con deseo. En cambio Justin,
se quedó perplejo en el marco de la puerta. Sus ojos viajaban una y
otra vez por todo mi cuerpo mientras sus labis se entreabrían con
asombro. Bajé la mirada, avergonzada. Cuando la volví a mirar, él
había posado su mirada sobre mis ojos.
Narra
Justin
Impresionante. Es la
única palabra que me venía en esos momentos a la mente, y
sinceramente me costó asimilar que esa chica fuese Rouse. Mis ojos
recorrieron su perfecto cuerpo una y otra vez, mientras mi boca se abría queriendo decir tantas cosas a la vez. Su pelo; exclamando
rebeldía; sus ojos, con una mirada realmente profunda que alteraba
todos mis sentidos; su cuerpo, cubierto por un estilo realmente sexy
que revolucionaba mis pensamientos del 0 al 100; sus piernas, largas,
sexys, debido a esos altos tacones que lucía con un estilo
completamente único. Me relamí los labios mientras alejaba de mi el
deseo de hacerla mía en ese mismo momento. Su mirada se encontró
con la mía, causándome una jodida electricidad que recorrió mi
cuerpo de cabeza a pies, erizando cada vello de mi piel y abriendo
cada poro de ella. Tragué saliva y me acerqué a ella. Coloqué mi
mano en su mejilla, y ella cerró sus ojos ante mi tacto. Me acerqué
a su oído.
_Estas impresionante
nena. -Le susurré, causando un escalofrío en su cuerpo que mis mano
izquierda aferrada a su cintura notó. Sonrío pícara y bajó su
mirada. Deslicé mi mano hasta su nuca, acercándola a mis labios
justo antes de presionar los míos contra los suyos. Su respiración
se entrecortó, haciéndome sonreír. Profundicé el beso a medida que
ella enroscaba sus brazos en mi cuello, yendo sus manos a parar a mi
nuca. Ladeó su cabeza buscando mi lengua, y gustoso la introduje entre sus labios, saboreando cada punto de ella. Tras un minuto así,
nos separamos, ante los ojos abiertos como platos de Gail y Liam.
_¿Qué coño tío?
-Me señaló Liam. -¿Por que yo no estaba enterado de eso? -Señaló
esta vez a Rouse. La miré. Ambos reímos.
_Pues ahora ya lo
sabes. -Pasé un brazo por encima de los hombros de ella, y la apreté
contra mi cuerpo. Vi como Gail le guiñaba un ojo a Rouse y esta se
ruborizaba. Era tan tímida... -Bueno, chicas, -me solté de Rouse, dirigiéndome a ambas-, ¿preparadas?
_¡Sí! -Gritaron a
coro, antes de echarse a reír.
_Genial. -Rió esta
vez Liam. -Pues c'mon babes, la fiesta empezará a las nueve y
tenemos que ir a comprar... -me miró-, cosas.
_¿Qué cosas?
-Preguntó Rouse, curiosa. Gail hizo el gesto de empinar el codo, y
ella calló tras un lento y largo asentimiento de cabeza.
Salimos y Rouse se
colocó una chaqueta de cuero a juego con sus mallas, dándole un aire
todavía más sexy y duro. Gail también llevaba una chaqueta del
mismo estilo, pero evitando el cuero. Le coloqué el casco de la
mano, lo suficientemente suelto para que su pelo no se estropease,
pero lo justamente ajustado para que si algo ocurriese, no fuese lo
primero que saliese volando. Ella me sonrió momentos antes de subir
a la parte trasera de la moto una vez yo ya estaba arriba. Le hice un
gesto a Liam para que fuese primero y lentamente se alineó conmigo,
sonriendo y haciendo rugir su moto. Como contestación, yo rugí dos
veces la mía y le dediqué una pícara sonrisa de complicidad. Sabía
lo que estaba pensando. Ambos miramos hacia detrás, asegurándonos de
que no había nadie. Nos bajamos las viseras del casco al mismo
tiempo y asentimos con la cabeza. Dos segundos después, arrancamos
las motos, poniéndolas al punto máximo que la carretera nos
permitía.
Narra
Rouse
En el momento en que
sus miradas se cruzaron y ambos sonrieron, supe que no tramaban nada
nuevo. Miré a Gail en busca de una respuesta, y ella simplemente
hizo el gesto de acelerar la moto y les señaló a ambos, en señal
de que lo que estaban dispuestos a hacer era competir por quien
llegaría antes. Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Ella notó mi
miedo y me dedicó una sonrisa tranquilizadora y negó con su cabeza
alegando que no ocurriría nada malo. No debía ser la primera vez
que ella hacia una cosa como esta. Miré al frente en el momento en
que prepararon sus cascos y pude escuchar el latido de mi propio
corazón resonar en todas las paredes del casco que llevaba en la
cabeza. Latía con fuerza, pero no estaba segura si sentía miedo o
ansias de libertad y volver a limitar mi corazón en esta carrera una
vez más. Las motos rugieron por última vez antes de arrancar a una
velocidad que hizo gritar a Gail y luego reír nerviosamente, obligándome a agarrarme rápida y fuertemente al cuerpo de Justin. Sus
motos cada vez rugían con más fuerza, alcanzando una velocidad
superior a la que yo había conocido hasta ahora.
Una curva.
Nervios.
Justin tumbando
la moto.
Mis rodillas a
centímetros del suelo.
Mi
corazón a punto de desbocarse.
Liam se quedó atrás
con Gail, alcanzándonos en la siguiente curva. Tras tres minutos de
curvas y latidos frenéticos, una recta que parecía ser infinita se
mostró ante nosotros. Justin puso su moto al punto máximo,
sobrepasando a Liam y a Gail, la cual reía descontrolada, dedicándome cariñosos insultos que me hacían reír junto a ella.
Justin desvió su vista atrás, haciendo que la moto se tambalease
por unos segundos, antes de volverse a poner estable, causando una
mueca de horror en mi rostro. Suspiré al ver que todo estaba bien.
Tras comprar bebidas
y demás cosas, nos dirigimos por fin al pueblo del al lado, a apenas
15 minutos en aquellas enormes motos que más que llevarnos a
nosotros, se hacían dueñas de mil sensaciones y mil pulsaciones que
desafiaban lo natural una y otra vez.
Baffy, como llamaba
Justin a su moto, comenzó a descender su velocidad hasta pararse en
una especie de parking, más bien conocido como un descampado. Bajé
de la moto y Gail corrió a mi lado para abrazarme con fuerza.
_¡Ha sido increíble
Rouse! -Estiró sus brazos antes de dejar escapar una carcajada.
-¿Verdad? -Sonreí asintiendo con la cabeza. Justin me robó de los
brazos de ella, al mismo tiempo que Liam hacia lo mismo con Gail,
pasando su brazo por encima de nosotras respectivamente.
Levanté mi mirada
para ver un recinto del cual provenía mucho ruido y gente que salía
y entraba rápidamente Mi estomago se encogió. Mi cuerpo se
estremeció.
_¿Todo bien?
-Susurró Justin en mi oído, antes de posar un dulce beso en mi
mejilla.
_Sí, sí, todo
bien. -Le sonreí. - No te preocupes. -El asintió con su cabeza,
escondiendo una sonrisa que se reflejó en una leve elevación de las
comisuras de sus labios.
Esquivando algunas
personas y otras tantas, entramos en el recinto. Gente bebiendo,
gente fumando, gente acercándose y saludando tanto a Justin como a
Liam. Gail me cogió de la mano y se adentró conmigo, asegurándose de que los chicos nos seguían atrás, en medio de todo ese cúmulo
de gente.
Jack, Keyla, Mike y
Jamie, Arianna. -Mi rostro se tiñó de rabia al verla allí-.
_Mira quien ha
venido. -Anunció Gail a la vez que ambos vasos que sostenía en sus
manos estaban ya llenos de una sustancia que desconocía. La miré
extrañada.
_Lo siento, no me
relaciono con animales. -Rodé mis ojos. Ella rió.
_Te chocaría la
mano, pero no tengo en este momento. Ten. -Me tendió uno de sus
vasos, de cuba-litro lleno hasta el borde.
_¿Qué es? -Lo
sostuve.
_Alcohol. Es vodka.
-Sonrió, dando largos tragos a su cubata hasta dejarlo por la mitad.
Abrí mis ojos ante su facilidad para beber mientras acercaba mi
nariz a mi vaso. Justin fumaba un cigarro al lado de Liam, mientras
hablaba con Mike y con Keyla. Mi estomago se retorció al verle cerca
de ella y de Arianna. Sin pensarlo dos veces y guiada por la
frustración que sentía en ese mismo momento, imité a Gail, dejando
el cubata casi a ras del fondo.
Sentía el fuego
correr por mi garganta.
Sentía mi piel
transformarse en otra; erizada, acalorada, mis poros dejaron ver
algo de sudor.
Mis pupilas se
dilataron y cerré los ojos con fuerza, sacudiendo la cabeza ante la
sensación de alcohol repentino en mi cuerpo.
Gail me miraba con
los ojos como platos.
_Tía, ¿estás
bien? -Le miré fijamente a los ojos, sintiendo como mi mente se
confundía y mi vista se tornaba extraña. A los pocos segundos, todo
volvió a la normalidad.
_Perfectamente.
-Volví a enganchar mis labios al vaso, derribando cualquier gota que
quedaba en el, entregándoselo de nuevo a Abbigail, que seguía
perpleja. -Llénalo. -Ordené.
_¿Cómo coño te lo
has bebido tan rápido?
_Cosas de la vida.
-Le guiñé un ojo. -Discúlpame un segundo. Ella asintió con su
cabeza al mismo tiempo que llenaba de nuevo mi vaso. Me dirigí al
lado de Justin, el cual charlaba animadamente junto con Mike y Keyla,
recibiendo miraditas por parte de Arianna. Esta vez tenía un cubata
casi vacío en su mano derecha. Tiré de su brazo, girandole
completamente hacia mí. Confuso, intentó decirme algo, a lo que le
callé cogiendo su rostro entre mis manos y besándole con pasión,
introduciendo mi lengua hasta el fondo de su garganta. Me separé y
volví junto a Abby, dejando boquiabiertos a todo el resto.
_¿Qué ha sido eso?
-Preguntó entre risas Abbigail, entregándome el segundo cuba-litro de
la noche. Bebí un cuarto a trago seguido. -Rouse, relaja, te va a
sentar mal.
_Eso ha sido mi
'aléjate de él, perra' con dedicación personal. -Gail estalló en
carcajadas, llamando la atención de todas esas estúpidas y pijas
engreídas.
_Eres total. -Su
segundo cubata ya había empezado. -¡Eh, eh! Espera un momento.
_¡Chicos! -Llamó a todo ese grupo de gente y les hizo una seña
para que se acercasen. Justin rodeó mi cintura, mostrando su vaso
vacío, y comenzó a dejar mojados besos sobre mi cuello.
_Justin... -Él rió
contra mi cuello, mordiéndolo y separándose de él, manteniendo sus
manos en mi cintura.
_¿Qué ocurre?
-Preguntó Liam, haciendo un circulo a nuestro alrededor.
_Eh, Rouse, ¿te
apuntas al Hidalgo? -Me animó Abbigail.
_¿Al qué?
-Pregunté totalmente al margen de su significado.
_Hidalgo, Hidalgo,
capullo quien deje algo. -Explicó Jack. Justin lanzó una mirada de
rabia hacia su persona antes de volver a posarla en el resto. -Trata
de beber tu cubata sin respirar hasta que se acabe. El que no lo
consiga, capullo. -Todos rieron ante su clara y directa explicación.
Miré a Justin, que torció su boca colocándose a mi lado, dándome a
entender que iba a participar. Miré a Jack y a Gail.
_¿Por qué no?
-Sonreí, acoplándome a ese círculo. Todos rieron y dieron leves
aplausos.
_Un, dos, tres.
-Contó Keyla. Una chica rubia, bajita, con los ojos color miel, de
apariencia agradable pero de personalidad deplorable.
_Hidalgo, Hidalgo...
-Comenzó Justin.
_¡Capullo quien
deje algo! -Terminó Jamie. Acto seguido, todos comenzamos a beber.
Sentí de nuevo ese fuego en mi interior, que al mismo tiempo
activaba mi cuerpo, haciéndome sentir viva a medida que aquel líquido
agrio se deshacía por mis labios y mi vista se tornaba diferente, mi
ánimo se elevaba y mis ganas de bailar se multiplicaban hacia el
infinito. Justin fue el primero en terminar.
_¡Capullo! -Acusó
a Mike, quien no pudo terminar su bebida. Este escupió todo lo que
llevaba en su boca, provocándole arcadas que causaron la risa entre el
grupo, tirando en un bufido todas sus bebidas, sin poder aguantar la
carcajada. -Joder, tíos, capullos todos. -Todos rieron.
_Menos Rouse y Ari.
-Señaló Jamie. Todos giraron su vista hacia nosotras dos. Su cubata
llevaba ventaja, así que aceleré mi ritmo y en dos segundos más,
mi vaso estaba vacío. Lo tiré al suelo, abriendo la boca cogiendo
aire y sintiendo como mi estomago se retorcía ante la sensación de
tanto líquido ardiente en mi interior. Sacudí mi cabeza dos, tres
veces, antes de que Justin me cogiera en volandas, tambaleándose y
causando de nuevo la risa entre los demás.
_¡Esta es mi chica!
Todo daba vueltas en
ese momento.
_Pues tú y tu chica
os vais a ir al suelo como no dejéis de moveros. -Apuntó Liam.
_Nadie se está
moviendo idiota. -Le reprochó Gail entre risas. -El que lo ve todo
mal eres tú.
_Pues...-calló unos
instantes-, es posible. -Un “hip” marcó su hipo, ahogando al
mismo tiempo una risa y dando lugar a un sonido parecido a un cerdo
que hizo estallar en risas a todo el resto del grupo.
La noche continuó,
el alcohol subió, y el ritmo decidió ir en aumento desde el suelo,
como un rascacielos Perdí la cuenta de las veces en que reí, perdí
la cuenta de las veces en que recibí abrazos por parte de todos
ellos, y perdí la cuenta de las veces en que mi corazón latió tan rápido al sentir su tacto sobre mí. Gente que bailaba
descontroladamente, chicas subidas a los hombros de otros chicos,
alzando sus puños al son de la música, parejas compartiendo besos
pasionales, gente que fumaba, otros que consumían algún tipo de
droga que ignoré de ver, Abbigail bailando sensualmente junto con
Liam,al igual que Jamie y Mike. Arianna con un tipo al que no
conocía, y Jack... ¿Jack?
_Ven conmigo.
-Susurró Justin en mi oído. Negué divertida con mi cabeza.
-¿Seguro? - Volví a negar, tambaleándome y apoyándome en su cuerpo,
el cual al mismo compás, también cambió de posición. Reímos,
cómplices del alcohol, esclavos de la tentación. Él atacó mi
cuello, mordiendo efusivamente cada rincón de él. Sus manos fueron
a parar a mi cintura, acariciando mis caderas y subiendo sus manos
por mi abdomen. Cerré los ojos ante su tacto y mordí mi labio,
ladeando mi cuello, queriendo que sus besos sobre él nunca parasen.
Me giré, quedando justo en frente de él. Le miré a los ojos y
pasé mi lengua por mis labios, provocando le. Su rostro cambió, tragando saliva. -No hagas eso.
_¿Ahá...? ¿Por
qué? -Reí, pícara.
_Por que te voy a
devorar. -Enganchó mis labios con los suyos, haciéndome retroceder
dos pasos debido a la fuerza del beso. Cogió mi rostro con una de
sus manos y la otra fue a parar a mi trasero, apretándome contra su
cuerpo y ahogando un gemido por mi parte. Su respiración a cien por
hora y su pecho bajando y subiendo con fuerza. Su lengua luchando
contra la mía y sus dientes mordiendo mis labios con deseo.
-Rouse...
_Hmm. -Murmuré
continuando con sus besos. Correspondió.
_¿Vienes ahora?
-Reí y asentí. Él tiró de mí y pasó su brazo por encima de mis
hombros. En dos minutos de empujones y pisotones, conseguimos salir
del recinto. La risa se apoderó de mí sin ninguna razón. Él me
miró extrañado, cosa que me hizo reír más.
_¿De que te ríes?
-Encogí mis hombros al mismo tiempo que negaba con la cabeza, haciéndole ver que no sabía de qué exactamente me estaba riendo. Él
frunció su ceño, haciendo un gesto que me pareció gracioso, por lo
que volví a reír con más fuerza, tambaleándome y apoyándome en él.
Justin dejó ver su dentadura tras una sonrisa mientras sostenía mi
brazo. -Tonta. -Rió. Comenzamos a andar, aparentemente sin rumbo.
Silencio.
_¿Adónde vamos?
-Lo rompí. Me miró, lamiendo sus labios.
_Quiero enseñarte
algo.
_¿El qué? -Él
rió.
_Algo. -Me dedicó
una pícara sonrisa. Yo saqué mi labio inferior hacia fuera, haciéndole pucheros. -Oh. -Ladeó su cabeza. -Qué mona.
_¿Me lo vas a
decir? -Él paró en seco y se acercó a mi rostro.
_Nop. -Susurró a centímetros de mis labios. Se separó y volvió a andar. No le seguí.
Él se giró para darse cuenta. -Oh, vamos. -Rió de nuevo, cogiendo
mi mano y entrelazándola con la suya. -Todo estará bien si te
tengo a mi lado.
Y juré que mi
corazón se paró en ese momento.
Su mano entrelazada
con la mía, mi corazón latiendo con fuerza, sus ojos desviándose hacia mí, un segundo antes de volver a mirar al frente ruborizado,
mis sentidos agudizados y mi cabeza retumbando ante cualquier sonido
mínimamente fuerte. Mi vista nublada. Cerré los ojos con fuerza y
los volví a abrir, parpadeando un par de veces. Seguía igual.
Suspiré pesadamente.
_Cierra los ojos.
-Susurró Justin cerca de mi oído. Lo hice, nerviosa. -¿Confías en
mí?
No contesté.
Su voz se tornó
diferente.
_¿Rouse?
_Sí. -Dije, sin
dudar más. -Confío en ti.
_Pues no los abras
hasta que yo lo diga. ¿Está bien? Te ayudaré a quitarte esos
zapatos. -Asentí con mi cabeza, ante mi respiración entrecortada y
mi lengua patosa que trababa mis palabras debido al alcohol.
Tras un minuto que
pareció una eternidad, tirones de mano, pies que se tropezaban,
risas nerviosas, me hizo subir una especie de escaleras y posó sus
manos en mi cintura, sujetándome firmemente por detrás.
_¿Lista? No puedes
soltarte de mí, y debes tener mucho cuidado. Puede ser peligroso tal
y como estamos debido a la fiesta.
_¿Peligroso? -Dije,
sin todavía abrir los ojos.
_Sí, aunque,
bueno... Estar a solas conmigo puede ser más peligroso. -Susurró
contra mi oído. Un escalofrío recorrió mi cuerpo. -Ahora, abre los
ojos.
Lo hice.
Y el mundo cayó a
mis pies. Llevé las manos a mi boca, soltando un gruñido de
incredulidad.
Su sonrisa, justo al
lado de mi rostro.
Quise hablar, pero
todo se me quedaba corto.
_Es precioso,
¿verdad? -Susurró él. -Mira sobre donde estás. -Bajé mi mirada y
mi cuerpo se estremeció de cabeza a pies.
Mis dos pequeños
pies desnudos sobre el extremo final de un sendero de roca. A mis
lados, vacío. Una garganta oscura que parecía no tener final. Sentí
vértigo,que se sumó a darle más fuerza a mis sentidos. A mi
frente, Los Angeles rendido a mis pies. Casas como luciérnagas
carreteras que se cruzaban, un paraíso iluminado por la luz de una
luna menguante, que segundos después pasó desapercibida. El corazón
de Los Angeles latió, y la ciudad se apagó. Una campana sonó, y
todo volvió a recobrar vida, causando un destello de luz que encogió
mi corazón ante mis ojos.
_Medianoche.
-Susurró él, observándolo todo justo detrás de mí. Abrí la boca
antes de que una lagrima se deslizara por mis ojos hasta morir en mis
labios. Él apretó mi mano con ternura mientras su otra mano
continuaba en mi cadera con fuerza.
_Yo... -Intenté
decir. -Esto es... Quiero decir, es... Oh.
_Es increíble,
¿cierto? -Él terminó mi frase. Yo asentí, tragando saliva, sin
poder separar la vista de aquello.
_Pues, ¿sabes qué?
Si esto te parece bello, imagina como debes ser tú, para que mi
mente piense que no hay nada más bonito que tú y tu reflejo. Nada
se compara a ti.
¿Alguna vez os habéis quedado sin palabras? Ese momento en que tu corazón y tu mente se alinean cual planetas, formando en ti una sensación indescriptible parecida a un sueño en el que puedes volar. Una sensación en la que sientes como si tras tu espalda, nacieran unas enormes y blancas alas y que, al cerrar los ojos, parece que despegues y que el mundo se para a tu alrededor para dejarte ir. Que todo deja de existir, y tan solo existes tú y el motivo de esa sensación. Que solo existís vosotros dos, y que todo lo demás queda bajado a tus pies, como si en ese justo momento, pudieses jurarle al cielo que eres más grande que él. Como si en ese justo momento, incluso el oxígeno se volviese insignificante. En ese justo momento en que te das cuenta de que el amor existe, y que lo has tenido delante de ti todo ese tiempo.
_Justin...
-Susurré, con lágrimas de nuevo en mis ojos.
_Te quiero. -Terminó
mi frase. Y volví a despegar hacia un lugar del que nunca querría
volver.
Siento no haber podido hacer esto antes; estoy de examenes y me es muy dificil tener tiempo incluso para mí. Lo siento, de corazón. No suelo tardar tanto en subir el capñitulo, pero lo hice con todo mi corazón, y espero veros en mi mundo ♥ Cada vez somos más, y ¿sabéis qué? Que os doy mi corazón.
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Os doy mis ojos; vosotros sois quienes me guiáis
en este camino.
Os quiero demasiado.
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