jueves, 9 de mayo de 2013

♥ El último pétalo ~ Capítulo 14 ♥

+¿Mamá?, ya estamos en casa.
-Vale cariño, llámame antes de irte a dormir, sabes que estas castigada, no me falles. -Un escalofrío recorrió mi cuerpo.
+S-sí... Claro mamá.
-Confío en ti. Pasadlo bien cielo, un beso
+Te quiero, adiós.

Pip, pip, pip.

Me giré para observar a Abbigail, o Gail, como ella quería ser llamada, con ojos como platos mirándome fijamente.

_¿Qué pasa? ¿Qué miras?
_¿Qué te ha dicho? -Juntó sus manos
_Nada, que la llame antes de dormir. -Reí ante su preocupación. Ella rió traviesa. -Bueno, “dormir” -Dije riendo, lanzando los brazos arriba y haciendo movimientos con los dedos simulando unas comillas
_Va a ser la noche de tu vida Rouse. -Bajó la mirada- Y de la mía. -Se sonrojó. -¿Vamos?

Prácticamente tiró de mí, entre empujones y gritos inesperados y nerviosos por su parte, para dirigirme a su habitación. Me quitó la mochila del brazo y la volcó entera encima de su cama.

_¡Pero Ga...-me interrumpió.
_Shhht. -Puso su dedo índice en mis labios. -Esto se hace así. Mi casa, mis normas. -Me guiñó un ojo, pícara.

Me tiró la camiseta escotada y corta roja y esos leggins de cuero que me había obligado a llevarme justo en la cara, causando un quejido sonoro por mi parte, que le hizo sacarme la lengua. Como si prisa le corriese, fue a toda mecha a su armario para sacar unos enormes, pero he de admitir preciosos, tacones de plataforma rojos. Abrí mucho los ojos.

_Pero Abbi yo no sé andar con eso. -Lo miré horrorizada. -Parecen andamios, voy a ir imitando a los patos o algo así.
_Gail.
_¿Qué?
_Que me llames Gail.
_Bueno, pues, Gail -insistí en marcar ese nombre-, lo que te iba diciendo.
_Anda ya, tonta. Es muy facil. Observa. -Se sentó en la cama, y con toda la sencillez, se subió encima de ese par de torres infrahumanas y comenzó a desfilar por la habitación poniendo cara de modelo y dando vueltas sobre si misma, lanzando besos a si misma. -Gracias, gracias. Oh, que tontos. -Habló sola. Estallé en una carcajada que le contagió. -Ahora tú. -Me aproximé para coger los tacones, pero ella los alejó.
_¡Oye!
_Primero vístete, si no, no te verás estilizada nena. -Alzó las cejas asintiendo, muy segura de lo que había dicho. Fruncí el ceño y me encogí de hombros. Agarré la ropa y me dirigí al baño para cambiarme.

A medida que me deshacía de mi ropa y me colocaba esa vestimenta impensable por mi parte, mil cosas pasaron por mi mente. Justin, mi madre. Esa fiesta, esos tacones. Esa mentira, y una noche que no sabía exactamente cuando terminaría. Me senté en el inodoro, pasando mis manos por mi pelo. Qué bien me sentaría ahora un cigarro de esos que Justin lleva siempre con él. -Me mordí el labio-. Mi vida está cambiando demasiado rápido, y yo no encuentro donde agarrarme. Terminé de colocarme esa camiseta, que dejaba ver mi ombligo y que iba a ras de mis pechos, y esas mallas de cuero. Sonreí y me dí la vuelta, mirándome al espejo. Joder, realmente me gustaba lo que veía. Parecía una chica dura y sexy al mismo tiempo. Hice varias caras delante del espejo hasta que me di cuenta de que mi nivel de normalidad estaba rozando el menos trece, y decidí salir.

_Creía que te había tragado el váter o algo. -Abbigail rodó sus ojos con pesadez. Se giró para mirarme y abrió sus ojos. -Pero Rouse, ¡mírate! Estás cañón, te queda más que genial. -Cogió mi mano para darme una vuelta y mirarme desde todas las vistas posibles. -No podrías estar mejor. -Me sonrió. -Ahora, toma. -Cogió los tacones, que estaban en el suelo, y me los entregó. Me los puse y me tambaleé al levantarme, estabilizándome ante la risa bajita de Gail.

Un paso.
Dos.
Cuatro.
Y al suelo.

Abbigail estalló en carcajadas.

_Mierda... -Me levanté, sacudiendo mis rodillas. -Esto es más difícil de lo que pensaba. -Reí con ella.

Segundo intento.
Un tambaleo.
Cuatro pasos, diez.
Una sonrisa.
Segundo tambaleo.

Tras varios intentos, conseguí pillarle el truco. Mis piernas lucían sexys y largas. Era la primera vez que probaba un estilo de este tipo. Sonreí de lado, guiñándole un ojo a Gail, que ya había comenzado a vestirse, desnudándose delante de mí sin ningún tipo de tapujo. Me giré, avergonzada.

_¡Si no pasa nada, tenemos todas lo mismo! -Y tenía razón. Ambas reímos.

Finalmente, una hora y media después, Gail ya había terminado de revestirme de cabeza a pies; cabello, liso pero con las puntas hacia fuera, un maquillaje oscuro y provocador, mi top y mallas, y sus preciosos tacones rojos que ya dominaba por completo. Ella, en cambio, llevaba unos pantalones cortos vaqueros que enganchaban una cadena de metal, unas tacones del mismo tipo, negros, y una camiseta escotada y con el hombro caído de color negra, a juego con sus tacones. Su maquillaje, a base de lápiz de ojos con grandes sombras oscuras con destellos azules que resaltaban el color de sus ojos claros, y su melena ondulada y oscura. Estaba realmente impresionante. Terminamos pintándonos las uñas de un color negro intenso la una a la otra, y bajamos al salón.

Tras unos minutos, dieron las ocho y media de la tarde, y en esta zona ya comenzaba a anochecer. Diez minutos después, tocaron a la puerta y unas risas masculinas se escucharon al otro lado del umbral. Mi estomago se retorció, mostrando en mis mejillas un perfecto rubor del que Gail se dio cuenta.

_Ahí están. -Me miró, sonriendo por mi rubor. -Ven conmigo. -Me tendió su mano, y dudé unos momentos antes de engancharla con la mía y dirigirnos hacia la puerta. -¿Quien es? -Canturreó entre risas Abbigail.

_Dos chicos muy potentes. -Se escuchó una voz. No era Justin, así que supuse que era Liam. La risa de Justin se fundió con la de él en cuestión de segundos. Gail también rió y abrió la puerta. Liam se dirigió sin pensarlo hacia Abbigail, agarrando su cintura y entrando en su casa, retorciendo sus labios contra los suyos con deseo. En cambio Justin, se quedó perplejo en el marco de la puerta. Sus ojos viajaban una y otra vez por todo mi cuerpo mientras sus labis se entreabrían con asombro. Bajé la mirada, avergonzada. Cuando la volví a mirar, él había posado su mirada sobre mis ojos.

Narra Justin

Impresionante. Es la única palabra que me venía en esos momentos a la mente, y sinceramente me costó asimilar que esa chica fuese Rouse. Mis ojos recorrieron su perfecto cuerpo una y otra vez, mientras mi boca se abría queriendo decir tantas cosas a la vez. Su pelo; exclamando rebeldía; sus ojos, con una mirada realmente profunda que alteraba todos mis sentidos; su cuerpo, cubierto por un estilo realmente sexy que revolucionaba mis pensamientos del 0 al 100; sus piernas, largas, sexys, debido a esos altos tacones que lucía con un estilo completamente único. Me relamí los labios mientras alejaba de mi el deseo de hacerla mía en ese mismo momento. Su mirada se encontró con la mía, causándome una jodida electricidad que recorrió mi cuerpo de cabeza a pies, erizando cada vello de mi piel y abriendo cada poro de ella. Tragué saliva y me acerqué a ella. Coloqué mi mano en su mejilla, y ella cerró sus ojos ante mi tacto. Me acerqué a su oído.

_Estas impresionante nena. -Le susurré, causando un escalofrío en su cuerpo que mis mano izquierda aferrada a su cintura notó. Sonrío pícara y bajó su mirada. Deslicé mi mano hasta su nuca, acercándola a mis labios justo antes de presionar los míos contra los suyos. Su respiración se entrecortó, haciéndome sonreír. Profundicé el beso a medida que ella enroscaba sus brazos en mi cuello, yendo sus manos a parar a mi nuca. Ladeó su cabeza buscando mi lengua, y gustoso la introduje entre sus labios, saboreando cada punto de ella. Tras un minuto así, nos separamos, ante los ojos abiertos como platos de Gail y Liam.

_¿Qué coño tío? -Me señaló Liam. -¿Por que yo no estaba enterado de eso? -Señaló esta vez a Rouse. La miré. Ambos reímos.
_Pues ahora ya lo sabes. -Pasé un brazo por encima de los hombros de ella, y la apreté contra mi cuerpo. Vi como Gail le guiñaba un ojo a Rouse y esta se ruborizaba. Era tan tímida... -Bueno, chicas, -me solté de Rouse, dirigiéndome a ambas-, ¿preparadas?
_¡Sí! -Gritaron a coro, antes de echarse a reír.
_Genial. -Rió esta vez Liam. -Pues c'mon babes, la fiesta empezará a las nueve y tenemos que ir a comprar... -me miró-, cosas.
_¿Qué cosas? -Preguntó Rouse, curiosa. Gail hizo el gesto de empinar el codo, y ella calló tras un lento y largo asentimiento de cabeza.

Salimos y Rouse se colocó una chaqueta de cuero a juego con sus mallas, dándole un aire todavía más sexy y duro. Gail también llevaba una chaqueta del mismo estilo, pero evitando el cuero. Le coloqué el casco de la mano, lo suficientemente suelto para que su pelo no se estropease, pero lo justamente ajustado para que si algo ocurriese, no fuese lo primero que saliese volando. Ella me sonrió momentos antes de subir a la parte trasera de la moto una vez yo ya estaba arriba. Le hice un gesto a Liam para que fuese primero y lentamente se alineó conmigo, sonriendo y haciendo rugir su moto. Como contestación, yo rugí dos veces la mía y le dediqué una pícara sonrisa de complicidad. Sabía lo que estaba pensando. Ambos miramos hacia detrás, asegurándonos de que no había nadie. Nos bajamos las viseras del casco al mismo tiempo y asentimos con la cabeza. Dos segundos después, arrancamos las motos, poniéndolas al punto máximo que la carretera nos permitía.

Narra Rouse

En el momento en que sus miradas se cruzaron y ambos sonrieron, supe que no tramaban nada nuevo. Miré a Gail en busca de una respuesta, y ella simplemente hizo el gesto de acelerar la moto y les señaló a ambos, en señal de que lo que estaban dispuestos a hacer era competir por quien llegaría antes. Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Ella notó mi miedo y me dedicó una sonrisa tranquilizadora y negó con su cabeza alegando que no ocurriría nada malo. No debía ser la primera vez que ella hacia una cosa como esta. Miré al frente en el momento en que prepararon sus cascos y pude escuchar el latido de mi propio corazón resonar en todas las paredes del casco que llevaba en la cabeza. Latía con fuerza, pero no estaba segura si sentía miedo o ansias de libertad y volver a limitar mi corazón en esta carrera una vez más. Las motos rugieron por última vez antes de arrancar a una velocidad que hizo gritar a Gail y luego reír nerviosamente, obligándome a agarrarme rápida y fuertemente al cuerpo de Justin. Sus motos cada vez rugían con más fuerza, alcanzando una velocidad superior a la que yo había conocido hasta ahora.

Una curva.
Nervios.
Justin tumbando la moto.
Mis rodillas a centímetros del suelo.
Mi corazón a punto de desbocarse.

Liam se quedó atrás con Gail, alcanzándonos en la siguiente curva. Tras tres minutos de curvas y latidos frenéticos, una recta que parecía ser infinita se mostró ante nosotros. Justin puso su moto al punto máximo, sobrepasando a Liam y a Gail, la cual reía descontrolada, dedicándome cariñosos insultos que me hacían reír junto a ella. Justin desvió su vista atrás, haciendo que la moto se tambalease por unos segundos, antes de volverse a poner estable, causando una mueca de horror en mi rostro. Suspiré al ver que todo estaba bien.

Tras comprar bebidas y demás cosas, nos dirigimos por fin al pueblo del al lado, a apenas 15 minutos en aquellas enormes motos que más que llevarnos a nosotros, se hacían dueñas de mil sensaciones y mil pulsaciones que desafiaban lo natural una y otra vez.
Baffy, como llamaba Justin a su moto, comenzó a descender su velocidad hasta pararse en una especie de parking, más bien conocido como un descampado. Bajé de la moto y Gail corrió a mi lado para abrazarme con fuerza.

_¡Ha sido increíble Rouse! -Estiró sus brazos antes de dejar escapar una carcajada. -¿Verdad? -Sonreí asintiendo con la cabeza. Justin me robó de los brazos de ella, al mismo tiempo que Liam hacia lo mismo con Gail, pasando su brazo por encima de nosotras respectivamente.

Levanté mi mirada para ver un recinto del cual provenía mucho ruido y gente que salía y entraba rápidamente  Mi estomago se encogió. Mi cuerpo se estremeció.

_¿Todo bien? -Susurró Justin en mi oído, antes de posar un dulce beso en mi mejilla.
_Sí, sí, todo bien. -Le sonreí. - No te preocupes. -El asintió con su cabeza, escondiendo una sonrisa que se reflejó en una leve elevación de las comisuras de sus labios.

Esquivando algunas personas y otras tantas, entramos en el recinto. Gente bebiendo, gente fumando, gente acercándose y saludando tanto a Justin como a Liam. Gail me cogió de la mano y se adentró conmigo, asegurándose de que los chicos nos seguían atrás, en medio de todo ese cúmulo de gente.

Jack, Keyla, Mike y Jamie, Arianna. -Mi rostro se tiñó de rabia al verla allí-.

_Mira quien ha venido. -Anunció Gail a la vez que ambos vasos que sostenía en sus manos estaban ya llenos de una sustancia que desconocía. La miré extrañada.
_Lo siento, no me relaciono con animales. -Rodé mis ojos. Ella rió.
_Te chocaría la mano, pero no tengo en este momento. Ten. -Me tendió uno de sus vasos, de cuba-litro  lleno hasta el borde.
_¿Qué es? -Lo sostuve.
_Alcohol. Es vodka. -Sonrió, dando largos tragos a su cubata hasta dejarlo por la mitad. Abrí mis ojos ante su facilidad para beber mientras acercaba mi nariz a mi vaso. Justin fumaba un cigarro al lado de Liam, mientras hablaba con Mike y con Keyla. Mi estomago se retorció al verle cerca de ella y de Arianna. Sin pensarlo dos veces y guiada por la frustración que sentía en ese mismo momento, imité a Gail, dejando el cubata casi a ras del fondo.

Sentía el fuego correr por mi garganta.
Sentía mi piel transformarse en otra; erizada, acalorada, mis poros dejaron ver algo de sudor.
Mis pupilas se dilataron y cerré los ojos con fuerza, sacudiendo la cabeza ante la sensación de alcohol repentino en mi cuerpo.

Gail me miraba con los ojos como platos.

_Tía, ¿estás bien? -Le miré fijamente a los ojos, sintiendo como mi mente se confundía y mi vista se tornaba extraña. A los pocos segundos, todo volvió a la normalidad.
_Perfectamente. -Volví a enganchar mis labios al vaso, derribando cualquier gota que quedaba en el, entregándoselo de nuevo a Abbigail, que seguía perpleja. -Llénalo. -Ordené.
_¿Cómo coño te lo has bebido tan rápido?
_Cosas de la vida. -Le guiñé un ojo. -Discúlpame un segundo. Ella asintió con su cabeza al mismo tiempo que llenaba de nuevo mi vaso. Me dirigí al lado de Justin, el cual charlaba animadamente junto con Mike y Keyla, recibiendo miraditas por parte de Arianna. Esta vez tenía un cubata casi vacío en su mano derecha. Tiré de su brazo, girandole completamente hacia mí. Confuso, intentó decirme algo, a lo que le callé cogiendo su rostro entre mis manos y besándole con pasión, introduciendo mi lengua hasta el fondo de su garganta. Me separé y volví junto a Abby, dejando boquiabiertos a todo el resto.

_¿Qué ha sido eso? -Preguntó entre risas Abbigail, entregándome el segundo cuba-litro de la noche. Bebí un cuarto a trago seguido. -Rouse, relaja, te va a sentar mal.
_Eso ha sido mi 'aléjate de él, perra' con dedicación personal. -Gail estalló en carcajadas, llamando la atención de todas esas estúpidas y pijas engreídas.
_Eres total. -Su segundo cubata ya había empezado. -¡Eh, eh! Espera un momento. _¡Chicos! -Llamó a todo ese grupo de gente y les hizo una seña para que se acercasen. Justin rodeó mi cintura, mostrando su vaso vacío, y comenzó a dejar mojados besos sobre mi cuello.
_Justin... -Él rió contra mi cuello, mordiéndolo y separándose de él, manteniendo sus manos en mi cintura.
_¿Qué ocurre? -Preguntó Liam, haciendo un circulo a nuestro alrededor.
_Eh, Rouse, ¿te apuntas al Hidalgo? -Me animó Abbigail.
_¿Al qué? -Pregunté totalmente al margen de su significado.
_Hidalgo, Hidalgo, capullo quien deje algo. -Explicó Jack. Justin lanzó una mirada de rabia hacia su persona antes de volver a posarla en el resto. -Trata de beber tu cubata sin respirar hasta que se acabe. El que no lo consiga, capullo. -Todos rieron ante su clara y directa explicación. Miré a Justin, que torció su boca colocándose a mi lado, dándome a entender que iba a participar. Miré a Jack y a Gail.
_¿Por qué no? -Sonreí, acoplándome a ese círculo. Todos rieron y dieron leves aplausos.
_Un, dos, tres. -Contó Keyla. Una chica rubia, bajita, con los ojos color miel, de apariencia agradable pero de personalidad deplorable.
_Hidalgo, Hidalgo... -Comenzó Justin.
_¡Capullo quien deje algo! -Terminó Jamie. Acto seguido, todos comenzamos a beber. Sentí de nuevo ese fuego en mi interior, que al mismo tiempo activaba mi cuerpo, haciéndome sentir viva a medida que aquel líquido agrio se deshacía por mis labios y mi vista se tornaba diferente, mi ánimo se elevaba y mis ganas de bailar se multiplicaban hacia el infinito. Justin fue el primero en terminar.
_¡Capullo! -Acusó a Mike, quien no pudo terminar su bebida. Este escupió todo lo que llevaba en su boca, provocándole arcadas que causaron la risa entre el grupo, tirando en un bufido todas sus bebidas, sin poder aguantar la carcajada. -Joder, tíos, capullos todos. -Todos rieron.
_Menos Rouse y Ari. -Señaló Jamie. Todos giraron su vista hacia nosotras dos. Su cubata llevaba ventaja, así que aceleré mi ritmo y en dos segundos más, mi vaso estaba vacío. Lo tiré al suelo, abriendo la boca cogiendo aire y sintiendo como mi estomago se retorcía ante la sensación de tanto líquido ardiente en mi interior. Sacudí mi cabeza dos, tres veces, antes de que Justin me cogiera en volandas, tambaleándose y causando de nuevo la risa entre los demás.
_¡Esta es mi chica!

Todo daba vueltas en ese momento.

_Pues tú y tu chica os vais a ir al suelo como no dejéis de moveros. -Apuntó Liam.
_Nadie se está moviendo idiota. -Le reprochó Gail entre risas. -El que lo ve todo mal eres tú.
_Pues...-calló unos instantes-, es posible. -Un “hip” marcó su hipo, ahogando al mismo tiempo una risa y dando lugar a un sonido parecido a un cerdo que hizo estallar en risas a todo el resto del grupo.
La noche continuó, el alcohol subió, y el ritmo decidió ir en aumento desde el suelo, como un rascacielos  Perdí la cuenta de las veces en que reí, perdí la cuenta de las veces en que recibí abrazos por parte de todos ellos, y perdí la cuenta de las veces en que mi corazón latió tan rápido al sentir su tacto sobre mí. Gente que bailaba descontroladamente, chicas subidas a los hombros de otros chicos, alzando sus puños al son de la música, parejas compartiendo besos pasionales, gente que fumaba, otros que consumían algún tipo de droga que ignoré de ver, Abbigail bailando sensualmente junto con Liam,al igual que Jamie y Mike. Arianna con un tipo al que no conocía, y Jack... ¿Jack?

_Ven conmigo. -Susurró Justin en mi oído. Negué divertida con mi cabeza. -¿Seguro? - Volví a negar, tambaleándome y apoyándome en su cuerpo, el cual al mismo compás, también cambió de posición. Reímos, cómplices del alcohol, esclavos de la tentación. Él atacó mi cuello, mordiendo efusivamente cada rincón de él. Sus manos fueron a parar a mi cintura, acariciando mis caderas y subiendo sus manos por mi abdomen. Cerré los ojos ante su tacto y mordí mi labio, ladeando mi cuello, queriendo que sus besos sobre él nunca parasen. Me giré, quedando justo en frente de él. Le miré a los ojos y pasé mi lengua por mis labios, provocando le. Su rostro cambió, tragando saliva. -No hagas eso.
_¿Ahá...? ¿Por qué? -Reí, pícara.
_Por que te voy a devorar. -Enganchó mis labios con los suyos, haciéndome retroceder dos pasos debido a la fuerza del beso. Cogió mi rostro con una de sus manos y la otra fue a parar a mi trasero, apretándome contra su cuerpo y ahogando un gemido por mi parte. Su respiración a cien por hora y su pecho bajando y subiendo con fuerza. Su lengua luchando contra la mía y sus dientes mordiendo mis labios con deseo. -Rouse...
_Hmm. -Murmuré continuando con sus besos. Correspondió.
_¿Vienes ahora? -Reí y asentí. Él tiró de mí y pasó su brazo por encima de mis hombros. En dos minutos de empujones y pisotones, conseguimos salir del recinto. La risa se apoderó de mí sin ninguna razón. Él me miró extrañado, cosa que me hizo reír más.

_¿De que te ríes? -Encogí mis hombros al mismo tiempo que negaba con la cabeza, haciéndole ver que no sabía de qué exactamente me estaba riendo. Él frunció su ceño, haciendo un gesto que me pareció gracioso, por lo que volví a reír con más fuerza, tambaleándome y apoyándome en él. Justin dejó ver su dentadura tras una sonrisa mientras sostenía mi brazo. -Tonta. -Rió. Comenzamos a andar, aparentemente sin rumbo. Silencio.

_¿Adónde vamos? -Lo rompí. Me miró, lamiendo sus labios.
_Quiero enseñarte algo.
_¿El qué? -Él rió.
_Algo. -Me dedicó una pícara sonrisa. Yo saqué mi labio inferior hacia fuera, haciéndole pucheros. -Oh. -Ladeó su cabeza. -Qué mona.
_¿Me lo vas a decir? -Él paró en seco y se acercó a mi rostro.
_Nop. -Susurró a centímetros de mis labios. Se separó y volvió a andar. No le seguí. Él se giró para darse cuenta. -Oh, vamos. -Rió de nuevo, cogiendo mi mano y entrelazándola con la suya. -Todo estará bien si te tengo a mi lado.

Y juré que mi corazón se paró en ese momento.

Su mano entrelazada con la mía, mi corazón latiendo con fuerza, sus ojos desviándose hacia mí, un segundo antes de volver a mirar al frente ruborizado, mis sentidos agudizados y mi cabeza retumbando ante cualquier sonido mínimamente fuerte. Mi vista nublada. Cerré los ojos con fuerza y los volví a abrir, parpadeando un par de veces. Seguía igual. Suspiré pesadamente.

_Cierra los ojos. -Susurró Justin cerca de mi oído. Lo hice, nerviosa. -¿Confías en mí?

No contesté.
Su voz se tornó diferente.

_¿Rouse?
_Sí. -Dije, sin dudar más. -Confío en ti.
_Pues no los abras hasta que yo lo diga. ¿Está bien? Te ayudaré a quitarte esos zapatos. -Asentí con mi cabeza, ante mi respiración entrecortada y mi lengua patosa que trababa mis palabras debido al alcohol.

Tras un minuto que pareció una eternidad, tirones de mano, pies que se tropezaban, risas nerviosas, me hizo subir una especie de escaleras y posó sus manos en mi cintura, sujetándome firmemente por detrás.

_¿Lista? No puedes soltarte de mí, y debes tener mucho cuidado. Puede ser peligroso tal y como estamos debido a la fiesta.
_¿Peligroso? -Dije, sin todavía abrir los ojos.
_Sí, aunque, bueno... Estar a solas conmigo puede ser más peligroso. -Susurró contra mi oído. Un escalofrío recorrió mi cuerpo. -Ahora, abre los ojos.

Lo hice.
Y el mundo cayó a mis pies. Llevé las manos a mi boca, soltando un gruñido de incredulidad.
Su sonrisa, justo al lado de mi rostro.
Quise hablar, pero todo se me quedaba corto.

_Es precioso, ¿verdad? -Susurró él. -Mira sobre donde estás. -Bajé mi mirada y mi cuerpo se estremeció de cabeza a pies.

Mis dos pequeños pies desnudos sobre el extremo final de un sendero de roca. A mis lados, vacío. Una garganta oscura que parecía no tener final. Sentí vértigo,que se sumó a darle más fuerza a mis sentidos. A mi frente, Los Angeles rendido a mis pies. Casas como luciérnagas  carreteras que se cruzaban, un paraíso iluminado por la luz de una luna menguante, que segundos después pasó desapercibida. El corazón de Los Angeles latió, y la ciudad se apagó. Una campana sonó, y todo volvió a recobrar vida, causando un destello de luz que encogió mi corazón ante mis ojos.

_Medianoche. -Susurró él, observándolo todo justo detrás de mí. Abrí la boca antes de que una lagrima se deslizara por mis ojos hasta morir en mis labios. Él apretó mi mano con ternura mientras su otra mano continuaba en mi cadera con fuerza.
_Yo... -Intenté decir. -Esto es... Quiero decir, es... Oh.
_Es increíble, ¿cierto? -Él terminó mi frase. Yo asentí, tragando saliva, sin poder separar la vista de aquello.
_Pues, ¿sabes qué? Si esto te parece bello, imagina como debes ser tú, para que mi mente piense que no hay nada más bonito que tú y tu reflejo. Nada se compara a ti.

¿Alguna vez os habéis quedado sin palabras? Ese momento en que tu corazón y tu mente se alinean cual planetas, formando en ti una sensación indescriptible parecida a un sueño en el que puedes volar. Una sensación en la que sientes como si tras tu espalda, nacieran unas enormes y blancas alas y que, al cerrar los ojos, parece que despegues y que el mundo se para a tu alrededor para dejarte ir. Que todo deja de existir, y tan solo existes tú y el motivo de esa sensación. Que solo existís vosotros dos, y que todo lo demás queda bajado a tus pies, como si en ese justo momento, pudieses jurarle al cielo que eres más grande que él. Como si en ese justo momento, incluso el oxígeno se volviese insignificante. En ese justo momento en que te das cuenta de que el amor existe, y que lo has tenido delante de ti todo ese tiempo.


_Justin... -Susurré, con lágrimas de nuevo en mis ojos.

_Te quiero. -Terminó mi frase. Y volví a despegar hacia un lugar del que nunca querría volver.



Siento no haber podido hacer esto antes; estoy de examenes y me es muy dificil tener tiempo incluso para mí. Lo siento, de corazón. No suelo tardar tanto en subir el capñitulo, pero lo hice con todo mi corazón, y espero veros en mi mundo ♥ Cada vez somos más, y ¿sabéis qué? Que os doy mi corazón.
RT aquí si lo has leído: Click aquí.
Mi Twitter: @xMrsBelieve
Trailer de la novela: http://www.youtube.com/watch?v=wF4BOfSMAPU

Os doy mis ojos; vosotros sois quienes me guiáis 
en este camino.

Os quiero demasiado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario