miércoles, 1 de mayo de 2013

♥ Él último pétalo ~ Capítulos 9 y 10 ♥

Capítulo 9

Narra Justin

Distancia. Nunca una palabra había dolido tanto.
Reglas. Nunca había estado tan claro que tan solo servían para romperlas.
Ella. Nunca había deseado tanto a nadie en cuestión de segundos.

Desde el momento en que mis labios se posaron sobre los suyos, su mirada pasó a ser diferente. Su olor ya no era el mismo. Excitaba cada poro de mi piel. Me volvía completamente loco. Tanto, que desearía agarrarla con fuerza y fugarnos donde nadie nos pudiese encontrar, hasta desgastar mi sed de sus besos. Electricidad iba desde mis pupilas directa a lo más profundo de mí. Cada palabra que pronunciaba la envidiaba al salir de su boca. Y esto, esto era solo el principio.

La clase de filosofía pasó extremadamente rápido. Solía saltarme la mayoría de las clases, pero desde que Rouse apareció en el instituto, mi deseo de verla aumentó cada día como la necesidad de respirar. No se que diablos tenía ella que me hiciese perder la cabeza en tan poco tiempo. Es aquí y ahora cuando puedo afirmar que la magia existe, y que acaba de dar de lleno en mi mente y corazón.

_Última clase del día, por fin. -Dije, en voz alta.
_Eres un capullo. -Contestó Liam.

_¿Yo? -Me giré, sentándome apoyado en aquel árbol. Liam asintió con la cabeza. -¿Por qué? -Reí, robándole el cigarro que acababa de sacar de su bolsillo.

_Uno, por robarme el piti. -Argumentó, sacando otro cigarro para él. Yo reí, tendiendo mi mano para que me prestara su mechero. Primera calada. Cerré los ojos. Gloria. - Dos, ¡qué coño! Ni siquiera estás en clase. -Una carcajada se coló por mi garganta, haciéndome soltar todo el humo de golpe, comenzando a toser y a reírme a la vez. Liam me miró con ojos de búho. Comenzó a reírse también.

_No vuelvas a hacer eso. -Le señalé con el dedo. -Casi me muero.

_No tengo la culpa si soy extremadamente gracioso. -Segunda calada. Solté el humo haciendo pequeños círculos en forma de “O”. Lamí mis labios.

_O extremadamente payaso.

_Pero serás mierdas. -Liam se levantó, buscándome para tirarse encima mía. Me levanté riendo y corrí.

_El piti tío, el piti. Relaja la raja. -Le amenacé, un segundo antes de estallar en carcajadas. Miré la hora. Faltaban dos minutos exactos para que sonase la campana. Sé que ella me buscaría. -Deberíamos ir yéndonos, faltan dos minutos. - Liam miró su reloj y asintió con la cabeza al mismo tiempo que le daba otra calada a su cigarro. Comenzamos a andar hacia el instituto, saltando la valla que nos separaba de él. Matando el cigarro, lo lancé lejos. Justo al poner los pies en la otra parte del vallado, la campana sonó.

_Qué perfección. -Rió Liam. - Bueno tío, nos vemos. -Se despidió.

_Claro gracioso. -Le saqué la lengua riéndome y le di un golpe en el brazo antes de chocar ambos puños y dirigirme a la salida. Estaba de espaldas a la puerta, desempapelando un caramelo de limón, cuando una voz aguda se clavó en mi sien.

_¡Kevin! -Arianna venia hacia mí con una sonrisa de oreja a oreja. Debía admitir que esa falda le quedaba bien. Desvié mi mirada hacia la derecha. Rouse. Mi respiración se paró.

_Hey, Ari, ¿qué tal? -Fingí una sonrisa.

_Bueno.., ahora mejor. Río con su tono agudo, guiñándome un ojo. -Levanté mis cejas en muestra de asombro y reí.

_¿Y eso se debe a...?

_Creo que es obvio, ¿no? -Me miró de arriba a abajo. Comenzó a hacerse rulos con los dedos en el cabello. Introduje ese caramelo de limón en mi boca. -Uhm... qué bueno, un caramelo.

_Hmm. -Gruñí, saboreandolo. Reí como pude. Volví a desviar mi mirada, pero Rouse ya no estaba. Ni tampoco Abbigail.

Espera.
¿Eso que viene...?
¿Rouse?
¿Por qué corre hacia aquí?
En una fracción de segundo me fijé en Arianna, notablemente más cerca de mí.
Tarde.

_¡Eh, tú, niñata! -Gritó Rouse, momentos antes de soltar su puño fuertemente cerrado en el rostro de Arianna, girándole por completo el cuello y causando un gruñido de dolor por su parte. Me llevé las manos a la boca. Abbigail casi llegaba, ahogada por la fatiga.

_¡Kevin, joder! -Me llamó. La miré. Miré a Rouse, recibiendo un frágil manotazo por parte de Ari, que esquivó lanzándose sobre ella. -¡Cógela!

Me quedé paralizado. No sabía qué hacer en ese momento. Rouse encima de Arianna, cargando a golpes contra ella mientras ella tan solo pataleaba y chillaba. Los demás comenzaban a agolparse en forma de círculo. Me incomode, y mis nervios fueron notables cuando mi piel se erizó al escuchar un comentario que no me gustó en absoluto.

Pues está bien buena la nueva”
Y mira como arrea."

_¿¡Quien coño a dicho eso!? -Me giré hacia un grupo de chicos de la otra clase de bachillerato. Todos callaron de golpe.

_¡Rouse basta ya! -Gritaba Abbigail

_¡Dije que quién dijo eso joder! -Alcé la voz.

_¡Kevin dejalo, ayúdame por favor! -Me giré, encontrándome a Abbigail con los ojos húmedos tirando de Arianna, que había dejado de mover los pies y ahora cubría su rostro con las manos mientras Rouse le dedica innumerables insultos y zarpazos hacia su persona. Fui hacia ellos, agarrando a Rouse alrededor de sus brazos, dejándola inmóvil mientras la levantaba y la apartaba de allí. No paraba de patalear y comenzaba a hacerme daño en los costados.

_¡Suéltame!

_¡Estate quieta Rouse!

_Eres una maldita novata estúpida. -Volvió a la carga Arianna, en los brazos de Abbigail.

_Cierra la boca jodida zorra. -Susurró con agonía Rouse. Su labio sangraba debido a los múltiples arañazos que Arianna le había propinado en la cara y en los brazos. Arianna tenía la nariz completamente destrozada. Su corta camiseta blanca se había teñido de manchas que costarían demasiado sacar. De un golpe seco, Rouse se desprendió de mis brazos quedando a centímetros de el rostro de Arianna.

_Como vuelvas a acercarte a él, nos volveremos a ver.

_¿De verdad piensas que tienes oportunidades con él? -Soltó una carcajada irónica. Algo dentro de mí se quebró. -Mírate a ti, y mirame a mí. Mira tu cuerpo de escombro, y mira el mío. -Volvió a reír en su cara.

_Cierra la boca Arianna. -La callé, serio. Todos callaron, mirándome directamente a mí.

_¿Perdón?

_He dicho que te calles. -Cogí a Rouse del brazo. -Cuando encuentres la lista de todos a los que te has tirado, me llamas y hablamos. -Le guiñé el ojo a Abbigail, que soltó a Arianna de golpe, y tiré de Rouse llevándola conmigo, con los ojos llenos de lágrimas por su parte, partiéndome en dos.

Narra Rouse

Mi pecho subía y bajaba, frenético. Todos hablaban a mis espaldas. Abbi desapareció de allí en menos de dos segundos, no sé exactamente adónde. Justin tiraba de mí con fuerza. Mis ojos se llenaron de lágrimas. Me arrepentí. Una lágrima. Dos. Un coche. Mamá. Todo dentro de mí se heló. Lauren salio del coche disparada hacia mí.

_¡Rouse! ¿Qué ha pasado? -Justin me soltó, y ella tomó mi cara entre sus manos. -Oh Dios, ¿quien te hizo eso?

_Se pelearon. -Dijo Justin, firme. Mamá abrió mucho los ojos.

_¿Como que se pelearon? ¿Rouse que pasó? -Yo tan solo quería meter la cabeza en un agujero y que la tierra me tragase.

_¿Es usted la señora Risbourn? -Una voz solemne llamó la atención de mi madre. Cerré los ojos. Mierda.

_¿Y usted quién es? -Dijo mi madre. Seguía asustada.

_ Arkwhique. -Le tendió la mano.- Denise Arkwhique. Directora del centro. Acompáñeme por favor. -Mamá me lanzó una mirada de “la-que-te-espera-en-casa” que me estremeció por dentro.

_Bueno, mejor me voy. -Anunció Justin. Asentí con la cabeza, con la mirada baja. -Nos vemos Rouse. Adiós señora Risbourn. Mi madre giró la cabeza.
_Adiós Justin cariño, adiós. -Abrí los ojos como platos.
_Kevin, mamá. Se llama Kevin. -Le corregí, temerosa. Mamá hizo una mueca extraña antes de encogerse de hombros.
_Por aquí por favor. -Nos indicó la señora Arkwhique. Poco después sentí el rugido de la moto de Justin a mi espalda, hasta que dejé de escucharlo.

_Vamos Rouse no tenemos todo el día. -Me empujó mamá impaciente. Podía notar la preocupación en sus ojos.

La señora Arkwhique nos condujo dentro del centro. Tras unos minutos de incomodo silencio, llegamos a un despacho en el cual se encontraba Arianna, la psicóloga del centro, demasiados pañuelos, y un horror para mí. Nos hizo sentar justo al lado de ella. Mi madre se llevó las manos a la boca, mirándome con incredulidad. Bajé mi mirada de nuevo, avergonzada. Tras unos instantes en silencio, la directora comenzó a hablar.

_Señora Risbourn. -Llamó su atención.

_Lauren, por favor. -Le corrigió.

_Bien, Lauren. -Retomó su charla. -Mire a la alumna de su izquierda. -Señaló a Arianna, que giré la cabeza avergonzada. -Mire a su hija ahora. -Me señaló. -¿Qué le parece?

_Es horrible, realmente horrible. ¿Qué les pasó? Oh dios mío.

_¿Por qué no se lo pregunta a su hija? -Me miró. Evité su mirada. -Rouse. Has sido valiente antes para darle todos esos golpes a su compañera. -Mi madre volvió a llevarse las manos a la boca. -Se valiente también para las consecuencias.

_Ella empezó.

_¿¡Perdón!? -Se quejó Arianna. -Yo tan solo hablaba con Kevin.

_¡Demasiado!

_¡Silencio! -La directora dio un golpe en la mesa. -Sus problemas sentimentales no tienen nada que ver en el ámbito del centro. ¿¡O no son capaces de comprender una cosa tan simple como esa!? -Se levantó de su asiento.

_¿Problemas sentimentales? ¿Rouse? -Mi madre se extrañó.

_No es nada mamá. No sabe lo que dice.

_No me falte al respeto. -Protestó la señora Arkwhique.

_Usted no sabe de qué está hablando. Yo no tengo ningún problema sentimental. ¡Ella es el jodido problema!

_¡¡Rouse!! -Alzó la voz mi madre. -Ya he escuchado demasiado. Vámonos a casa, ahora.

_Lauren. No vuelva a traer a su hija a clase hasta el próximo jueves.

_¿Cómo?

_Está expulsada.

Expulsada.
Esa palabra rebotó en mi cabeza como una pelota en una pista de frontón.
Expulsada.
Jamás me había peleado con nadie.
Jamás había recibido un solo parte o amonestación.
Jamás había faltado al instituto a no ser que fuese absolutamente necesario.
Y ahora, ahora estaba expulsada debido a una grieta en el corazón.

El trayecto a casa fue eterno. Fue absolutamente peor de lo que podría haber imaginado. Los diez minutos a una velocidad excesivamente lenta, hicieron del llanto de mamá algo completamente horrible. Perdí la cuenta de cuantas veces miré por el cristal de la ventana preguntándome si volvería a verme de la misma manera algún día. Perdí la cuenta de cuantas veces mordí mi labio inferior evitando que temblase. Perdí la cuenta de cuantas veces cerré los ojos evitando una maldita lágrima. Acababa de defraudar a mi madre por primera vez en toda mi vida. Y dolía. Y tanto que dolía.

Mi bolsillo vibró.

Mensaje de J.
¿Estás bien?

Para J
Creo que no voy a estarlo en un tiempo.

Mensaje de J
¿Qué ocurrió?

Para J
Estoy expulsada.

_Rouse. -Levanté mi mirada. -El teléfono. -Tendió su mano. Suspiré pesadamente

_Pero, mamá...

_Ahora. El teléfono. No me hagas parar el coche y quitártelo como una niña pequeña. Ya tienes diecisiete años.

Sentí el teléfono vibrar en mis manos, segundos antes de entregárselo.

Llegamos a casa. Miré hacia su ventana. Estaba cerrada. Suspiré y cerré la puerta detrás de mí.

_Mamá yo... -Intenté hablar. Me cortó.

_No Rouse. No esperaba esta reacción sobre ti.

_Dejame al menos explicar...

_Me ha quedado claro. -Me di vuelta pesadamente para subir hasta mi habitación. Lo único que deseaba ahora mismo era tirarme en mi cama y no despertarme hasta que todo esto hubiese pasado. -Una cosa, Rouse.

_¿Sí? -Me giré de nuevo, con la esperanza grabada en mis ojos.

_¿Te peleaste por el hijo de Jeremy, como quiera que se llame realmente?

Dudé unos segundos antes de contestar.

_No. -Mentí.

_¿Por qué fuiste contra esa chica? Dijiste que hablaba “demasiado” con ese chico. -Dijo, poniendo cierto entusiasmo en la palabra 'demasiado'.

_Porque ella le estaba mintiendo sobre mí. -Volví a mentir. No se hasta qué punto podría seguir con esto.

_¿Solo eso? Muchas veces te han hecho daño y jamás has hecho lo que has hecho hoy Rouse.

_Gracias por recordarmelo. -Le repliqué. Apreté mi mandíbula.- Simplemente me harté de que esa arpía con un trozo de tela en el culo dijese lo que diese la gana cuando la primera odiosa guarra es ella. -Mi respiración volvió a alterarse. Mamá se quedó boquiabierta.

_Tú no eres mi hija. -Click. -Cuando vuelva, dile que la estaré esperando. -Con lagrimas en los ojos, se encerró en el cuarto de baño de la planta baja.

Corrí escaleras arriba y me tiré en la cama. Apreté la almohada con fuerza antes de sollozar cual bebé al que le han quitado el chupete.

Capítulo 10

Un golpe me sacó de mi sueño. Me senté en la cama. Otro golpe. Me asusté y me levanté rápidamente. Encendí la luz. No había nada. Miré la hora en mi reloj.

22: 27

_Joder, no. -Me llevé la mano a la frente. -Bien Rouse, esta noche no duermes ni con un tranquilizante de caballo. Felicidades. -Me dije a mi misma. Otro golpe. Mi ventana. Me acerqué. Algo pequeño se estrelló contra ella a 20 centímetros de mi cara, asustándome y echándome hacia atrás. Volví a mi sitio, abrí la ventana. Vi a Justin de espaldas, abandonando su insistencia en llamar mi atención.

_Psst. -Le llamé desde el balcón. Se giró enseguida.

_¡Rouse!

_Shh. Vas a llamar la atención de mi madre.

_¿Qué ha pasado? -Susurró preocupado. -¿Y tu móvil?

_Me lo ha quitado. Estoy super castigada. -Bajé mi cabeza. -¿Qué haces aquí?

_No puedo sacarte de mi cabeza Rouse. -Mi estómago se revolvió. -Es imposible. Necesitaba saber de ti aunque fuese un poco más. No contestaste a mi mensaje.

_No pude Justin, ella me lo quitó.

_¿Lo leyó? -Su voz se quebró.

_No, lo apagó justo en sus manos. ¿Por qué?

_No, no es nada.

Silencio.

_Justin, ¿qué ocurre?

_¿Cuando volveremos a vernos? -

_Nos estamos viendo ahora. -Sonreí.

_Entonces explicame por qué te echo de menos si todavía no me he ido.

Mi estómago volvió a dar un vuelco. Unos pasos al otro lado de la puerta. Miré a Justin con los ojos muy abiertos. Cerré de golpe, dos segundos antes de que Lauren abriese mi puerta. Me tiré en la cama.

_¿No piensas comer nada Rouse? -Me dijo, en un tono más relajado.

_No tengo hambre.

_¿Qué hacías? -Preguntó curiosa, entrando en mi habitación y revisándola de arriba a abajo.

_¿Qué buscas mamá? No hay nada. Ni nadie. No me has dejado nada. Me acabo de despertar. -Le reproché.

_Rouse, se un poco inteligente. -Le miré fijamente y me senté en la cama.

_¿Qué? -Dije, en el mismo tono.

_Así no vas a conseguir nada. -Volvió a tensarse. -Te creía más madura. Tú te has buscado esto a cuatro días de tu cumpleaños. Baja a comer algo. -Y se fue, cerrando la puerta tras ella. Le enseñé el dedo corazón a la puerta y me tapé la cara con la almohada.

Justin.

Volví a abrir el balcón. Ya no estaba. Suspiré y bajé a comer algo. Cereales, leche, y una manzana. No tenía nada de hambre a pesar de no haber comido. Y mucho menos tenía sueño. Mamá se encontraba tirada en el sofá bostezando, con los ojos caídos. Solía acostarse pronto, y ya iban a ser las once de la noche. Debía estar cansada. No sé a qué hora debió despertarse, pero ya estaba en pie a las 7, a la hora que yo me desperté.
Se levantó y me miró.

_Buenas noches Rouse. -Le miré levantando una ceja, con la cabeza baja. Tardé unos segundos en responder.
_Buenas noches. -Suspiré. - Te quiero. - Ella se paró antes de subir las escaleras, dejando escapar un profundo suspiro. No contestó.

Decidí ver la tele hasta que el reloj marcó las doce. Ya no sabía qué hacer. Había dormido demasiado y ahora estaba completamente confusa. Subí a mi habitación. Abrí mi diario.

No se qué está pasando dentro de mí, pero me asusta. Mi corazón late con una fuerza incontrolable cada vez que pienso en él. Me acabo de ganar el castigo de mi vida, y una expulsión por culpa de una estúpida que se metió donde no la llamaban. Yo nunca he sido así. Jamás. Él está descontrolando cada uno de mis sentidos. Todos y cada uno de ellos. Mi olfato; no hago más que recordar su olor en todas partes. Mi tacto; sus labios contra los míos, causando una presión en mi cuerpo superior al agua bajo un kilómetro de profundidad. Mi gusto; su perfecto sabor mezclándose en cada rincón de mi boca. Mi oído; recordando a cada minuto ese 'Buenas noches, pequeña ninja' Mi vista; causando flashes en mi mente de cada una de sus sonrisas. No se qué maquinan mi mente, ni mi cuerpo, ni nada de lo que quiera que haya dentro de mí en estos momentos, pero de una cosa estoy segura; nunca me había sentido tan viva.

Suspiré. Me tumbé en mi cama y me adormecí. Cuando abrí los ojos todavía era de madrugada. Las 2:07 de la madrugada.

_Es imposible. -Dí tantas vueltas como mis nervios me lo permitieron. Me levanté. Abrí la ventana. La luz de la habitación de Justin estaba encendida. Miré mi reloj. Las 2 y media de la madrugada y él seguía despierto. Me mordí el labio y miré mis zapatillas. Miré su habitación. -Perdoname mamá. -Susurré, antes de coger mis zapatillas.

Me acerqué silenciosamente a la habitación de Lauren. Roncaba. Cerré los ojos y suspiré temblorosa.

Bajé las escaleras con cuidado. La puerta trasera estaba sin llave. Haría menos ruido, así que salí por ahí. Una ráfaga de aire golpeó mi cara en ese momento. Sonreí nerviosa; mi pelo se había revuelto completamente. La luz de su cuarto seguía encendida. Miré una última vez mi casa antes de colocarme la capucha y comenzar a andar hasta su ventana. Imitándole, comencé a tirar pequeñas piedrecitas para llamar su atención. Al primer golpe, su cortina se hizo hacia un lado. Abrió los ojos cual búho y abrió la ventana.

_¿Qué haces aquí? -Miró a mi casa. -¿Dónde está Lauren?
_¿Qué mas da eso? -Levantó una ceja y sonrió pícaro. -No te muevas. -Cerró su cortina. Volví a mirar atrás. Un nudo en mi estómago comenzó a formarse.
El leve sonido de una puerta se escuchó a mi izquierda. Segundos después apareció él, enfundado en unos pantalones ajustados negros y una chaqueta de color roja a conjunto de sus maravillosas supras. Me mordí el labio al verle. Caminaba hacia mí con decisión.

_¿Qué hacías despier... -Me interrumpió.

Cogió mi rostro con ambas manos y presionó sus labios contra los míos con pasión. Inesperado pero increíble. Llevó mi cuerpo hasta la valla de madera que separaba nuestras casas y ladeó su cabeza. Su lengua se introdujo en mi boca, luchando contra la mía. Rastreó hasta el último rincón de mi boca y se despidió mordiendo mi labio inferior.

_Esperando esto. Eso hacía. -Me miró a los ojos y su mano bajo hasta mi cintura pegándome a él. Mi respiración se corto y fui yo quien se lanzó a sus labios esta vez. Agarré su pelo, sé que le gustaba. Él ahogó un pequeño gemido en mis labios y tiró su cabeza hacia atrás. -Eso no se hace. -Sonreí pícara. -Ven, y se dio la vuelta.

_¿Adónde?

_Vayámonos.

_¿Nos vamos? -Pregunté extrañada. Entrelazó su mano con a mía y me llevó con él visto que no reaccionaba.

_Espera aquí.- Me dejó al lado de la carretera. A los pocos segundos, él y su moto, a la que él solía llamar Baffy, aparecieron. Abrí los ojos, tanto, que casi se me salen de las órbitas. Comenzamos a andar con la moto a rastras y el motor apagado. Cuando estuvimos lo suficientemente lejos de nuestras casas, me sonrío y me colocó su casco. No era el negro que me entregó la otra vez. Era rojo, un rojo llamativo y demasiado potente para una chica como yo.

_Sube. -Me ordenó, con un tono sexy. Reí.
_Tendrás que subir tú primero.
_Quiero verte encima de ella. -Levantó una ceja y se lamió los labios.
_Oh. -Con torpeza, causando su risa, subí en la moto. Dios mio, era muy alta. -Vale, Justin, siento vértigo.
_Qué sexy estás. -Me susurró al oído. Me estremecí. Ni siquiera le había visto acercarse a mí. Mordió el lóbulo de mi oreja, produciéndome escalofríos de nuevo. Cuando se alejó, bajé. Él se colocó el otro casco y subió a la moto, haciéndome un gesto con la mano para que subiera detrás. Lo hice y me agarré a él.

La moto rugió, y mi corazón con ella.
Un,
dos,
tres rugidos.
Y sentí como si despegásemos.

Grité, pero esta vez no sentía miedo. Sentía la adrenalina correr por mis venas. Levanté el trasero de la moto y enganché mis piernas a su cintura, levantándome así del asiento. Estiré los brazos y levanté el casco. El viento era lo único que detenía ahora mismo mi libertad.

_¡JUSTIN! -Grité, por encima del motor.
_Ya sé, que pare. -Rió él.
_¡No! ¡Acelera!
_¿¡Qué!?
_¡ACELERA!

Y sentí como mis brazos quedaron a merced del viento.

_¡Más rápido Bieber, más rápido!

Sentí como su risa se colaba por el mango del acelerador para poner a la moto en su punto máxima en aquella recta que en ese instante deseé que jamás terminase. Grité, sintiéndome libre.

_¡Nena! -Gritó él. Yo seguía riendo.

Jodida droga de la adrenalina.

_¿Sí? -Dije como pude.

_¡Agarrate a mí fuerte y mira hacia atrás cuando yo cuente tres! -Me agarré a él lo más fuerte que pude, todavía levantada en la parte de atrás. - ¡Uno! -Cerré los ojos. -¡Dos! -Me agarré fuerte. -¡Tres, ahora! -Giré mi cabeza hacia detrás y nos hundimos en una cuesta prácticamente vertical. Sentí como el vértigo recorría mi vientre hasta llegar a mi garganta y salir expulsado en forma de grito. La moto derrapó y Justin tocó el suelo con la rodilla. Vi como dejábamos atrás esa empinada curva, y escuché un “Woooooho” de parte de Justin que me hizo reír. Me abracé a él y él lanzó un beso al aire. Poco a poco fuimos aflojando la velocidad, hasta parar. Bajé primero yo, y luego él.

_¿Dónde estamos? -Pregunté todavía con una sonrisa en los labios.

_En el mirador. -Guardó su casco y pasó un brazo por encima del mis hombros.

_Es precioso... -Miré al frente. La luna se reflejaba allí en el mar, tan próximo y a la vez tan lejos. El punto más alto de esta zona de L.A. Increíble de explicar, y tan intenso de sentir. Me giré al escuchar el sonido de un mechero. Justin acababa de encenderse un cigarro. Le miré asombrada.

_¿Justin? -Me extrañé

_Esta es mi vida Rouse. -Le dio una calada al cigarro. Se le veía jodidamente irresistible. -Ven aquí. -Se acercó, abrazándome. -¿Qué pasó con Lauren? - Otra calada. Increíblemente sexy.

_Me expulsan tres días del instituto Justin. Ella sabe que yo nunca hago estas cosas. Ella sabe que lo estoy pasando mal desde que papá se fue. -Agaché la cabeza. Justin me apretó contra su pecho. -En vez de apoyarme, ha cambiado totalmente su carácter hacia mí. -Recordé a Arianna.- Maldita zorra.

_¿Tu madre? -Se asombró.

_Arianna. Es una maldita zorra. Tendría que haberla mandado a otro sitio. Es testaruda, es pija, es engreída y antipática, tiene un ego que se lo pisa. -Apreté mis puños. - Y con ese puto trozo de tela que tan solo le tapa medio culo. -Justin rió. - Cree que va a quitarme a mi chico. -Mi chico. Rebotó en mi cabeza.

_Tu chico. -Repitió. -Mi chica. Me gusta como suena eso pequeña. Observé su cigarro.

_Creo que le falta mucho que aprender. -Le quité el cigarrillo, dándole una honda calada. Sentí como mis pulmones vírgenes se estremecían, pero, qué coño. Se sentía bien. Mis manos aflojaron y me relajé.

_Uh... -Justin me miró por el rabillo del ojo. -¿Así que esta es mi chica? -Sus labios volvieron a atacar los míos, robándome el humo del cigarro y expulsándolo desde su boca.

_No te me vas a escapar tan fácil. -Susurré contra sus labios.


Maldita montaña rusa de la adolescencia.

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Os quiero mil.

Abby♥

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